El Salón de los Presidentes de la Casa Olímpica del Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR) acogió a otro de los “dioses del Olimpo puertorriqueño”, Jenaro Alberto “Tuto” Marchand Rodríguez, para despedirlo con altos honores como defensor de la soberanía deportiva y propulsor del baloncesto a nivel nacional e internacional.
El expresidente de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico (FBPUR) falleció el pasado sábado 5 de agosto debido a complicaciones de salud. Al exlíder del Baloncesto Superior Nacional le sobreviven su esposa Myrna y sus hijos Jenaro, Ramón, Jorge y Vilma.
Previo a su disertación sobre Marchand, la presidenta del COPUR, Sara Rosario Vélez, guardó silencio reflexivo ante las distintas pérdidas que ha experimentado el organismo olímpico en los pasados meses por los fallecimientos del periodista deportivo Joaquín Martínez-Rousset, el expresidente del COPUR y de la Organización Centroamericana y del Caribe, Héctor Cardona, y del periodista Elliott Castro.
“Excelente abogado. Una de las mentes más privilegiadas que ha tenido este país en términos deportivos. Ese era Tuto Marchand. Excelente líder deportivo, no solo del baloncesto, sino del hipismo, del béisbol y donde quiera que lo llamaban Tuto Marchand decía presente. Nosotros hemos tenido líderes del deporte que han puesto el nombre de Puerto Rico bien en alto a nivel internacional como Don Germán y Héctor Cardona, Tuto está en esa línea con el baloncesto. En los últimos años, Tuto decía que cuando se aprobara la constitución de baloncesto él se podía morir y ese fue uno de los logros puntuales que él logró. Él nos deja muchos legados, pero uno de los más importantes es la constitución que le deja al baloncesto porque él quería que el baloncesto fuera inclusivo”, dijo la presidenta del COPUR.
Rosario Vélez destacó además que Marchand se graduó de la Universidad de Puerto Rico de Río Piedras con un Bachillerato en Ciencias Sociales en 1955 y realizó un Doctorado en Jurisprudencia en esa institución en 1962. Trabajó como Subprocurador General del Departamento de Justicia hasta 1966 y continuó la práctica del derecho alrededor de cuatro décadas.
Recordó que en 1978 fue elegido presidente de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico, cargo que ocupó una década. “Con entusiasmo contagiante… se daría a la tarea de virar la casa al revés, imponiendo medidas salvadoras” desde la llegada de refuerzos a la liga nacional, renovación en mercadeo, publicidad, televisión y la defensa férrea de la soberanía deportiva en las más altas esferas de los tribunales.
Otro de los aspectos que destacó la presidenta del COPUR fue la defensa de Marchand de la soberanía deportiva del país. “Se dio en varios frentes, durante los Juegos Panamericanos de San Juan, cuando no acató el acuerdo sobre los himnos y las banderas, siendo miembro activo de la organización APAD. Luego en la sede del COPUR con su voto a favor de asistir a los Juegos Olímpicos de Moscú, y en 1984 cuando desacató una orden del tribunal federal de San Juan, al no permitirle participar al jugador David Ponce que alegaba que él tenía la misma ciudadanía que los puertorriqueños y se le tenía que permitir jugar en la Liga Nacional de Baloncesto de Puerto Rico. Esa defensa, que tuvo la amenaza de llevarlo a la cárcel, luego sería la base de la ley de soberanía deportiva que firmó el gobierno de Rafael Hernández Colón en enero de 1985”, aseguró.
Indicó que en la década de 1980, fue elegido miembro de la Junta Central FIBA y Vicepresidente de FIBA. Entonces trabajó estrechamente con el entonces Secretario General de FIBA, Borislav Stankovic, para hacer crecer el baloncesto a nivel mundial. Durante este tiempo, ocupó cargos claves en las Américas, como Presidente de la Confederación Centroamericana y del Caribe de Baloncesto (1980-1992) y como Presidente de la Confederación Panamericana de Baloncesto (COPABA) (1987-1993).
Asimismo, señaló que como dirigente internacional, “fue el mayor propulsor de la apertura para que los mejores sean los protagonistas en los eventos internacionales, logrando que la FIBA adoptara para finales de los ’80 que los jugadores con experiencia profesionales podían participar en los torneos organizados por FIBA, abriéndole espacio para que, en los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, los jugadores de la NBA jugaran por primera vez en los torneos auspiciados por FIBA”.
Comentó que en 1993 fue nombrado Secretario General de FIBA Américas, puesto que ocupó hasta 2006, fecha en la que fue nombrado Secretario General Emérito de FIBA Américas. Agregó que desempeñó un papel importante en los cambios de Gobernanza, que FIBA implementó exitosamente en 2014.
Marchand recibió la Orden Olímpica por el Comité Olímpico Internacional por su contribución y dedicación al deporte en el 2007.
Antes de concluir su mensaje, la líder olímpica llamó a Manuel “Manolito” Arroyo, persona que cuidó a Tuto Marchand los últimos 25 años de su vida, a quien le agradeció el respeto, atención y responsabilidad que presentó con el propulsor del baloncesto nacional e internacional. Según el comunicado, el público arrancó en un aplauso sonoro en acto ofertorio.
“Tuto en la condición que él se encontraba él nunca dejó de hacer lo que había que hacer. A pesar de sus limitaciones físicas y sus problemas de salud, Tuto se levantaba todos los días con el mismo ánimo y la misma sonrisa, aún sin poder, pero no dejaba de hacer lo que había que hacer. No dejaba de ir a ver a quien tenía que ver. No dejaba de despedir a quien tenía que despedir, en un momento como el que estamos nosotros”, dijo Arroyo, instructor deportivo en hockey sobre césped y líder en el a Fundación de JJ Barea.
Otras personalidades que rindieron tributo a Marchand Rodríguez fueron el secretario de Recreación y Deportes, Andrés Waldemar Volmar Méndez, el presidente de la Federación de Puerto Rico, Yum Ramos, los pasados presidentes del COPUR, Osvaldo Gil, David Bernier, el presidente de Fiba-Américas, Usie Richards, el exgobernador Aníbal Acevedo Vilá, y en mensaje escrito el presidente de la FIBA, Horario Muratore.
Le sobreviven su esposa Myrna y sus hijos Jenaro, Ramón, Jorge y Vilma.