
Con el propósito de empoderar a colectividades y organizaciones en Puerto Rico y Estados Unidos para rediseñar la energía como instrumento para la reconstrucción y la vitalidad socioeconómica de las comunidades que se vean afectadas por una catástrofe o cualquier siniestro, el Instituto Nacional de Energía y Sostenibilidad Isleña (Inesi) y Arizona State University (ASU) crearon RISE-PR (Resiliency Through Innovation in Sustainable Energy for Puerto Rico).
La iniciativa surgió de un encuentro en ASU, al que fueron invitados de cortesía los doctores Marla Pérez-Lugo y Cecilio Ortiz García, miembros del Comité Timón de Inesi –entidad adscrita a la Universidad de Puerto Rico (UPR)– y catedráticos asociados en el Recinto Universitario de Mayagüez.
Dicho acercamiento se realizó unos meses después del paso de los huracanes Irma y María por la isla, y se llevó a cabo con el fin de promover proyectos que lograran mitigar el impacto en las comunidades afectadas, sobre todo por los problemas energéticos que ya existían y los que surgieron con la catástrofe.
Respecto a lo que surgió en este encuentro, Ortiz García aseguró que allí “encontraron una oportunidad para crear una plataforma interuniversitaria que logre aunar esfuerzos en términos de la transferencia del conocimiento hacia el desarrollo de resiliencia en las comunidades que están viviendo este suplicio, reconociendo que las comunidades no son recipientes inactivos, totalmente a la merced de los vientos, sino que son realmente dinámicas y poseen mucha resiliencia”.
Así es como cogió vuelo la idea de RISE-PR, proyecto al que en su primera convocatoria agrupó a más de 30 universidades de Estados Unidos interesadas en este concepto y en el propósito de ayudar e innovar en términos energéticos de manera sostenible a las comunidades más vulnerables de la Isla.
“La concepción de RISE-PR pone a la universidad no solo como un repositorio de conocimiento y de expertos, sino que reconceptualiza a la institución como un socio activo de estas comunidades en el desarrollo de su resiliencia local y regional”, expresó Pérez-Lugo.
Asimismo, Ortiz García manifestó que la creación de RISE se presenta de una forma bidireccional, no sólo en términos de universidad-comunidad, sino también geográficamente, debido a que la idea es aprovechar todos los conocimientos que se adquieran durante el proceso en Puerto Rico para aplicarlos en otros lugares en los que pueden ocurrir catástrofes similares.
Igualmente, añadió que este concepto es la convergencia de todas las universidades, comunidades y otros actores en una red colaborativa para el apoyo mutuo, no solo en situaciones post desastre, sino también para lidiar con las problemáticas con las que las sociedades viven diariamente.
Así es como lograron llevar a cabo el primer taller de RISE-PR, en el que representantes de 25 universidades se dieron cita en el salón del Estadio Isidoro García en Mayagüez y además asistieron miembros de comunidades de toda la isla, quienes presentaron sus trabajos y contaron sus experiencias y vivencias post María.
En el encuentro, que tuvo una duración de tres días, se logró la creación de comités de trabajos que se encargarán de darle forma al concepto raíz en términos organizacionales, donde se generará principalmente un manifiesto de acción y un código de ética que establecerá la relación entre universidad y comunidad.
A este primer encuentro asistieron representantes de siete instituciones puertorriqueñas y 18 de Estados Unidos, entre las que se encuentran: UPR Ponce, UPR Cayey, UPR Mayagüez, UPR Río Piedras, la Universidad Católica de Ponce, University of South Florida, Texas Tech University, University of the Virgin Islands, University of Minnesota, University of California San Diego, University of Central Florida, Boston University y la Escuela de Salud Pública de Harvard, entre otras.
“Luego de escuchar a los participantes y a los líderes comunitarios en la actividad, entiendo que RISE-PR tiene el potencial de ser la interfase entre academia y comunidad desde el punto de vista ético de poder asegurar el bienestar de las comunidades, de manera que se respete y se protejan los conocimientos locales y los conocimientos tradicionales en los procesos de reconstrucción”, expuso Isabel Rivera-Collazo, experta en investigaciones sobre vulnerabilidad social y respuesta comunitaria al cambio climático en Puerto Rico, y representante de la University of California San Diego en este esfuerzo.
Por su parte, Aleyda H. Villavicencio, coordinadora de proyectos en el área Desarrollo de Ecosistemas de Innovación e Investigadora de Sustentabilidad de la Escuela de Salud Pública de Harvard University y asistente al taller, destacó la vulnerabilidad de la isla y la pobre respuesta de Estados Unidos hacia los afectados.
“Un impulso de esta magnitud nos puede funcionar en cualquier otro estado que enfrente una situación de emergencia, pero a lo mejor el esfuerzo se crea a partir de que todos reconocemos que Puerto Rico es mucho más vulnerable y que hay que hacer lo que sea posible porque esta situación cambie, llamar la atención tanto de universidades como del gobierno y que volteemos la mirada hacia esta población, que a pesar de ser parte del territorio norteamericano realmente no está recibiendo el apoyo que se esperaría en cualquier otro estado o territorio”, declaró.
Finalmente, este primer taller sirvió para concretar las ideas expuestas por todos los participantes y así continuar con el arduo trabajo con el que se comprometieron todas las instituciones participantes.
“Este primer workshop sirvió para establecer todas las expectativas que poseemos los participantes y cuál será el esquema de trabajo que tendremos durante todo este proceso, además de cómo podemos movernos y utilizar la gran cantidad de recursos que tenemos de las distintas instituciones para tratar de llegar a unos procesos concretos, este es un gran resultado de todo lo que está por venir”, manifestó Fernando Rivera, catedrático asociado de University of Central Florida.