¨No hay cama pa' tanta gente¨, "pueblo chiquito, infierno grande"… el hecho de que sea un refrán no lo hace automáticamente cierto. La culpa no reside en la cifras poblacionales.
El carnaval en Ecuador dejó 85 muertos y 551 heridos en el 2012. Catorce murieron en India el año pasado durante una estampida debida a la caída de un puente durante la celebración de Chhath, festival Hindu que celebra al sol.
Los carnavales más famosos del mundo, en Río de Janeiro, Brasil, son propulsados por la energía de la cocaína, que se vende en sobres de papel blanco en toda la ciudad y estos días de caos citadino son utilizados para llevar a cabo todo tipo de crimen sin miedo a represalias por parte de las autoridades. En el 2007 llegaron a asesinar a un niño de 6 años, que fue arrastrado por la carretera.
Claramente, las Fiestas de la Calle San Sebastián, en comparación, podrían estar peor.
A su vez, alrededor de un millón de espectadores se reunieron en Times Square en NYC para despedir al 2012, para un total de 0 actos violentos reportados.
Claramente, las Fiestas de la Calle San Sebastián podrían estar mejor.
Así se muestra que el factor "multitud" no es la variable culpable tras el rumbo trágico que han tomado las fiestas sanjuaneras.
No son favorables los sentimientos "post fiestas de la calle" para comenzar bien el año 2013 y no presentan una buena bienvenida a la administración entrante de García Padilla, ni a la alcaldía de Carmen Yulín en San Juan.
Pero, aunque muchos ya están culpando a alguna administración, sea esta nueva o la que se fue, lo que pasó en SanSe 2013 no fue culpa de ninguna de las anteriores.
Se ha reportado un muerto, aunque corren rumores de más actos violentos que no han salido a la luz pública por miedos a la opinión y el "que dirán". Un muerto en la Plaza del Quinto Centenario, herido de bala y sin conocer qué motivó el acto que acabó con esa vida. Pero todos si saben que tenía puesto, vieron su foto en Instagram y en Facebook. Un muerto rodeado de niños que tomaban fotos al cadáver con sus iPhones y Androids y alguno que otro Windows.
Y, aunque el municipio se esfuerza por persistir con los Cabezudos y los vejigantes y el cántico "voy subiendo, voy bajando…", todos reconocemos a que se va durante este fin de semana a San Juan.
¿Por qué se apiñan, se amotinan, se estrujan en el autobús, esperan horas en pie, caminan millas para llegar a la calle paralela a la Norzagaray?
A las fiestas se va a beber. Se va a beber hasta que no recuerdes que estabas bebiendo y así volver a beber. Se va a vomitar las cunetas o a restregarse en ellas. Se va como rito de paso, como graduación a la adultez, como lanzamiento al "mundo real".
(Archivo/Ricardo Alcaraz)
Y no es el hecho de consumir alcohol. En este país cualquier pre-adolescente puede conseguir lo que quiera, cuando sea, sin la mayoría de edad. La atracción, y no la culpa, descansa en el afán por pertenecer. Es beber en aglomerado. Se bebe en la calle, espaldas contra pechos y nalgas contra miembros y muslos contra caderas, sin poder caminar o moverse, pero se bebe juntos, se bebe en unísono.
Es este el principal atractivo de las fiestas de la calle. Todo el mundo está públicamente mostrando cuan iguales pueden ser a quienes los rodean. Es un ritual de membresía.
No abundaré aquí sobre la identidad del puertorriqueño, porque este escrito pretende ser un ensayo y no una disertación, pero hay que hablar de ello, aunque sea un poco. Me parece sumamente crucial pensar en los países que mencioné previamente, India, Brasil y Ecuador, todos tiene un denominador común con nuestra isla y esto no debe pasar inadvertido. Todos han sido afectados históricamene por el colonialismo, y más nosotros, que seguimos en el mogollo colonial por los siglos de los siglos.
Cinco siglos, o considérese también que ya se ha cumplido un quinto centenario, que es también la plaza embarrada de sangre tras un tiro desconocido por razones desconocidas que han puesto en duda el futuro del festejo tras las octavitas en la calle del Santo Sebastián.
Y claro, el colonialismo está basado en violencia y un pueblo que lleva cinco siglos de colonia no puede ser otro que no sea un pueblo seriamente violento, fuertemente reprimido y con una identidad desquebrajada. Ante falta de establecer una identidad autogestionada, la buscamos bebiendo, todos para uno, en una calle ensardinados. Atentamos ser ese animal mítico que es el "puertorriqueño".
Alrededor de 300 mil puertorriqueños, y yo todavía desconozco que significa esto de puertorriqueño, se beben hasta las lagrimas por cuatro días corridos enlatados en una ciudad amurallada. Porque ya no se trata de pensar que es esto de ser puertorriqueño, sino se auspicia que se traguen las preguntas con vasos de parcha y ron. (Baile, botella, baraja siempre será la receta perfecta para mantener el "status quo".)
Mientras tanto, Sanse se transformó en un tipo de zona autónoma temporera regida por la tendencia al motín, el ataponamiento peatonal y la embriaguez pública. Y realmente siento decir que sentí alegría al ver que los artistas que escogieron para las imágenes que representan a SanSe2013 son jóvenes y con mucho talento. Y siento mucho ver que su esfuerzo sea opacado por sucesos como los acontecidos el pasado fin de semana.
Pero regresemos a la culpa, que luego de pensar la situación, todavía desconocemos en quien o en que o en quienes se plantará. Culpemos la ¨la naturaleza humana¨. Culpemos los excesos del alcohol. Culpemos la ¨falta de valores¨. Culpemos la presente administración o la pasada administración o la futura. Culpen a la prensa, a la TV, a Grand Theft Auto. Pero sea en lo que sea que descanse la culpa al fin del revuelo mediático que causará SanSe2013 esta próxima semana, que se piense los causantes, que son muchos y complejos y necesarios que se piensen para evitar, que hay SanSe para largo.
