Veintiocho. Esa es la cantidad de vertederos disponibles en la Isla para la disposición de los desperdicios sólidos que se generan a diario en los 78 municipios. Según las últimas cifras publicadas por la Autoridad para el Manejo de Desperdicios Sólidos (ADS) en el año 2003, 3.91 libras de basura son producidas por persona al día. Esto representa alrededor de cuatro toneladas de desperdicios en el País.
Han pasado 34 años desde la creación de la ADS para tratar el manejo de la basura en la Isla pero según los datos estadísticos provistos por la propia agencia todavía no se ha encontrado un plan que logre reducir de manera dramática esos números. Puerto Rico sigue perdiendo terrenos aptos para el tratamiento de desperdicios y la situación parece empeorar, pues según el director interino de la ADS, Antonio Ríos Díaz, en ocho años tendremos solo once vertederos operando.
“Actualmente, de esos 28 tenemos cinco vertederos en lista para cierre. Ya el de Aguadilla cerró hace unos dos años. También cerrará el de Vega Baja, Toa Baja, Florida y Santa Isabel. El cierre de estos será de forma paulatina y esperamos que para el año 2020 haya unos once vertederos. Ya para el año 2030 estimamos que tendremos unos siete vertederos con vida útil”, precisó Ríos Díaz quien sustituye a Elí Díaz Atianza, que fungió como director de la agencia por tan solo seis meses.
No obstante, el dirigente de la ADS aseguró que esa agencia cuenta con un plan para atender el manejo de los desechos sólidos que funcionará conforme a las necesidades de la Isla.
En estos momentos, la ADS trabaja con el manejo de los residuos sólidos a través de varios programas de reducción, reutilización y reciclaje de desperdicios, nueve instalaciones de recuperación de materiales reciclables, cuatro plantas de composta y 17 estaciones de transbordo que ayudan a los 28 sistemas de relleno sanitario existentes.
Trayectoria en el manejo de desperdicios sólidos
Durante muchos años la Isla utilizó un pobre mecanismo para lidiar con los desechos sólidos que se generan. Según estipula el Plan Estratégico para el Manejo de los Residuos Sólidos en Puerto Rico de la ADS del año 2003, “por décadas el manejo de los residuos sólidos consistía en disponer en vertederos abiertos, crematorios, o ‘terrenos de poca productividad’–como se presumía eran los sumideros, humedales, entre otros”.
Esto se realizó ignorando los impactos a la salud y al ambiente que ese tratamiento pudiera ocasionar. Sin embargo, disposiciones federales como la Ley de Aire Limpio de 1970 y la Ley de Agua Limpia de 1972, además de lo contenido en el Subtítulo D de la Ley de Conservación y Recuperación de Recursos (RCRA, por sus siglas en inglés) de 1976, obligaron al gobierno estatal a planificar proyectos para el manejo adecuado de los desperdicios sólidos.
Por ello, se creó la ADS mediante la Ley Núm. 70 del 23 de junio del 1978. La Agencia se instauró con la misión de “planificar, financiar y operar los servicios de transbordo, procesamiento, recuperación y disposición final de los residuos sólidos para el uso de los municipios, así como las agencias públicas y privadas”.
Basura = energía
Tras la creación de la Agencia se ideó el Plan Integral para la Recuperación de Recursos del 1980-82. Este buscaba, además de solucionar la situación de los residuos sólidos, atender el asunto de la crisis energética global. Precisamente, de ahí surgieron ideas como la incineración de los residuos como una “fuente potencial de combustible para la generación de energía”.
Para el año 1986 se hizo una actualización al Plan Integral para contemplar el establecimiento de siete plantas de recuperación de energía, además de la ubicación estratégica de estaciones de transbordo de residuos. Esto desembocó en la realización del Plan Regional de Ubicación de Facilidades del 1990-91. Para ese entonces se recomendó dividir la Isla en 20 regiones, tres de ellas con instalaciones de recuperación de energía (plantas incineradoras de basura) con servicio a 25 municipios y 17 regiones con sistemas de recuperación de residuos para servir los 53 pueblos restantes.
Pero, como informa el Plan de Manejo del año 2003, a pesar de las recomendaciones el Plan Integral no pudo ser establecido debido a los altos costos de implantación del proyecto. Es aquí donde se abrió camino a la idea de recuperar materiales potencialmente reciclables haciendo del reciclaje una prioridad para la ADS.
No obstante, el titular de la Autoridad señaló que al momento la entidad ha endosado proyectos de recuperación de energía. “Por ahora no están en funcionamiento. Varios de los proyectos endosados por la Agencia se encuentran en el proceso de permisos para luego ser implantados”, dijo Ríos Díaz.
Al igual que el Plan Regional del 1990 la ADS contempla la instalación de proyectos de recuperación de energía en la zona noroeste y noreste de la Isla. Actualmente, la Agencia estableció unas instalaciones para la recuperación de materiales limpios, algunas de ellas son operadas por la Autoridad y otras por entidades privadas.
El reciclaje como norte
En el año 1992 se creó la Ley para la Reducción y el Reciclaje de Desperdicios Sólidos en Puerto Rico, que ordenó como política pública “el desarrollo e implantación de estrategias para lograr la disminución de volumen de residuos sólidos que necesitan disposición final”.
La ley buscaba la reducción, reutilización, reciclaje de composta, recuperación de energía y disposición de residuos sólidos.
Al día de hoy dicha Ley sigue vigente. Sin embargo, según datos históricos de la ADS para el año 1994 la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) ordenó el cese de operaciones del 50 por ciento de los vertederos de la Isla ya que no cumplían con sus nuevas estipulaciones. Esto significó la pérdida de 32 espacios de disposición de basura de unos 64 con los que contaba el País.
A tono con esta ley, en el 1995 se conformó el Plan Regional de Infraestructura para el Reciclaje y Disposición de los Desperdicios Sólidos de Puerto Rico con el fin de auscultar nuevas tecnologías para el manejo y desvío de los residuos. No obstante, el Plan estableció ciertas limitaciones las cuales iban en contra del cumplimiento de las disposiciones contenidas en la política pública del Plan. Por ello, fue derogado en el año 2001, aunque sigue siendo utilizado como referencia para la planificación de nuevas estrategias.
Nuevo milenio, nuevas estrategias
Para el año 2001 la ADS estableció una nueva política pública para cumplir con el propósito de reducir la tasa de disposición de desperdicios sólidos, aumentar la tasa de reciclaje, crear métodos para incrementar la participación ciudadana, reducir el consumo de materiales no reciclables, así como establecer una infraestructura para el manejo de residuos sólidos.
Esa dependencia gubernamental señaló para el año 2003 que los patrones de consumo, la densidad poblacional, las circunstancias geográficas de la Isla y la escasez de terrenos apropiados para el desecho de residuos han sido algunos factores que han agravado la situación.
“Este aumento en la generación no va a la par con la infraestructura disponible para el manejo y disposición de los mismos”, establece el Plan del 2003. Ejemplo de ello es la cantidad de desperdicios que se generaban en el año 1993-1994. Según el primer Estudio de Caracterización de los Residuos Sólidos en la Isla se disponía una cantidad superior a las ocho mil toneladas por día, lo que equivalía a un promedio de 4.5 libras por habitante.
De otro lado, el segundo Estudio de Caracterización, realizado en el 2003, reflejó un aumento en la cantidad de residuos sólidos que se desechaba semanalmente. De unas 45,609 toneladas para el año 1993-1994 aumentó a unas 49,609 semanales, sin contar los desechos de construcciones y demoliciones, los cuales incrementaron la cifra a 69,211 toneladas semanales.
Asimismo, este estudio reveló que la recolección de casi 20 millones de libras al día. Eso se convirtió en unas 3,598,972 toneladas de basura al año. Ese número estuvo casi a la par con la cantidad de habitantes de la Isla según el Censo del año 2000, el cual estimó una población de 3,808,610 personas.
O sea, que para aquel entonces, Puerto Rico generaba casi la misma cantidad de basura que su población total, sobrepasando la cantidad de libras generadas por persona en un promedio diario en la Nación Norteamericana. Según estadísticas de la EPA del año 2000, en Estados Unidos se creaban unas 3.15 libras de basura al día versus unas 3.91 libras acumuladas en la Isla.
Se espera más basura
El más reciente plan de la Autoridad de Desperdicios Sólidos, el Itinerario Dinámico para Proyectos de Infraestructura (2008), proyectó que durante los próximos 25 años la tasa de basura que se genera a diario por persona podría aumentar de 3.91 libras a 5.56 libras. Es por ello que esa Agencia creó tres posibles escenarios para trabajar con los desechos sólidos que se acumulan en el País.
Por ejemplo, en caso de que la ADS no tome acción a la disminución de espacios para depositar la basura que continúa en aumento “Puerto Rico se quedaría sin capacidad para disponer de los residuos sólidos para el año 2018, otorgando al sistema actual una vida útil de aproximadamente 12 años”.
De otro lado, en caso de que las metas de desvío de basura planificadas por la ADS sean alcanzadas para el 2030 quedarán unos siete sistemas de relleno sanitario otorgando una vida útil de 17.8 años. Esto se lograría si: en el año 2012 entrara en operación una instalación de conversión de residuos sólidos a energía con capacidad de 1,350 toneladas diarias en la región noroeste y en el 2013 iniciara otra operación similar con capacidad para procesar 1,560 toneladas en la región noreste de la Isla.
Asimismo, se espera que las cargas de desperdicios provenientes de los sistemas de relleno sanitario que cerrarán, sean transferidas a las instalaciones que conviertan la basura en energía. El documento indica que en la región noreste se ubicarían plantas de conversión de basura en energía en los municipios de Carolina, Toa Alta, Toa Baja, Guaynabo, Florida y Vega Baja. La región noroeste tendría plantas en Aguadilla, Añasco, Arecibo, Moca, Hormigueros y Mayagüez.
Esta faceta también estudió la posibilidad de expandir seis vertederos en la Isla y utilizar los existentes hasta el máximo de su vida útil.
Finalmente, el tercer escenario sugiere que la tasa de desvío de desechos será de 35 por ciento para el año 2030. Esta etapa no incluye la instalación de lugares de conversión de residuos a energía y demuestra que para la fecha proyectada existirán ocho vertederos con un remanente de vida útil de 7.5 años.
Ve nuestra edición especial de Diálogo Verde 2012/ El problema de la basura en Puerto Rico