
Muchas personas sueñan con hacer suyo un hogar en el que puedan despertar y tener en frente una hermosa vista al mar. Sin embargo, para los residentes de la comunidad Parcelas Suárez en Loíza, vivir frente a la playa se ha convertido en una pesadilla.
Allí, la playa se está perdiendo a causa de la erosión. Los residentes viven amenazados por la inestabilidad del mar. Temen que en cualquier momento las olas entren a sus casas –como ha ocurrido en múltiples ocasiones–, echen a perder sus pertenencias y acaben con sus vidas o las de sus seres queridos.
“La gente se siente atemorizada. En las noches casi no duermen pensando en que se les va a meter el agua a sus residencias”, aseguró Alexis Correa, presidente de la junta comunitaria de Parcelas Suárez. Indicó que cuando hay fuertes marejadas o frentes fríos, ese pánico aumenta.

Alexis Correa y Rafael Méndez. (Deborah A. Rodríguez / Diálogo)
En Parcelas Suárez “hay personas de diferentes perfiles demográficos en constante riesgo por la erosión costera”, afirmó la geógrafa Maritza Barreto. La profesora de la Escuela de Planificación de la Universidad de Puerto Rico trabaja junto al climatólogo Rafael Méndez monitoreando la erosión y el efecto del cambio climático en esa playa desde el 2015.
“Creemos que el cambio climático tiene una gran influencia en la cantidad de los fenómenos que están provocando el oleaje que está ocasionando los daños en la costa”, señaló Méndez.
Barreto añadió que aunque no lo han comprobado al 100%, establecieron esta conexión ya que la erosión coincide con el aumento en el nivel del mar y fuertes las marejadas a causa de los frentes fríos.

De izquierda a derecha, Rafael Méndez y Maritza Barreto. (Deborah A. Rodríguez / Diálogo)
Los cambios en el nivel del mar y las marejadas en Puerto Rico los han podido medir con el apoyo de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, que tiene bollas en diferentes puntos alrededor de la isla. En el caso de Loíza, han identificado el aumento del nivel del mar y la dirección de las marejadas que afectan la zona con una bolla ubicada en la playa El Escambrón.
“Si se nos van las playas no habrá turismo”
Estudios han confirmado que la comunidad de Parcelas Suárez no es la única zona impactada por la erosión. Toda el área norte y noreste de la isla, así como las costas de Rincón, Guánica y La Parguera en Lajas, están impactadas.
Méndez, profesor de la Universidad de Puerto Rico en Carolina, manifestó que los huracanes y los frentes fríos son los fenómenos naturales que más impactan las playas del país y del Caribe. Pero, aclaró que no todas las costas se erosionan. Algunas tienen aumento en la arena, pero es la menor cantidad.
De acuerdo con el experto en física y climatología, Puerto Rico está perdiendo gran cantidad de playas en zonas que son turísticas. Por tanto, considera que el cambio climático y la erosión costera debe ser un tema de mucha importancia “ya que si se nos van las playas no habrá turismo” y eso afectará las actividades económicas.
Las construcciones cercanas a la costa empeoran el problema ya que las playas no pueden recuperarse de la erosión. Además, las olas impactan las estructuras y ponen en peligro las vidas de muchas personas. Por ejemplo, en Parcelas Suárez la erosión y el oleaje han destruido el parque pasivo de la comunidad y se han reubicado los centros de cuido de niños por las continuas inundaciones.
Para evitar que esta situación siga en aumento, Méndez indicó que “hay que respetar en todo momento el Plan de Uso de Terrenos, ya que este delimita la zona costera para evitar el impacto”.
El panorama de las costas en Puerto Rico es muy similar al de las costas en República Dominicana, donde Méndez y Barreto igualmente investigan. En el país vecino, también se están erosionando las playas del noreste y las costas cercanas a los hoteles de lujo.

El huracán Mathew provocó gran erosión en Playa Santa en Guánica. (Suministrada)
“Estamos comparando valores con República Dominicana y, ojalá, se pueda compartir información [sobre estos fenómenos] con Cuba y otras islas del Caribe”, destacó Méndez.
Tanto Méndez como Barreto aseveraron que, a pesar de los signos del cambio climático en Puerto Rico, a esta situación tan alarmante para la isla no se le ha dado la atención que necesita.
Con esta investigación, financiada por programas adscritos a la Universidad de Puerto Rico, los científicos esperan que la información que están recopilando sea utilizada por entidades como el Departamento de Recursos Naturales y la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias para desarrollar planes que protejan la propiedad y la vida de los afectados en Parcelas Suárez y otras comunidades.
Otros efectos del cambio climático en Puerto Rico
“El impacto del cambio climático en la isla, además de lo que podemos ver en la costa, es evidente en la cantidad de insectos que se están produciendo como lo es el caso del mosquito Aedes aegypti”, resaltó Méndez.
El Aedes aegypty es vector de varias enfermedades que han invadido la isla como el dengue, el chikungunya y el zika. También, a través de este insecto llegó el pasado septiembre desde Sudamérica al Caribe, específicamente a República Dominicana y a Haití, el virus del mayaro.
La proliferación del mosquito se debe a la alteración de los ciclos de precipitación y aumento en las temperaturas, explicó Méndez. “El mosquito se reproduce mucho en las zonas bajas [donde hace más calor] cuando la lluvia cae en momentos en los que no la esperamos. Por ejemplo, en verano”, dijo.
Pero, en el 2015 gran parte de la isla estuvo en sequía y la zona montañosa, que usualmente es una zona fría, alcanzó la temperatura favorable (ante el calor que se generó por la falta de lluvia) para que el Aedes aegypti se reprodujera. Esto ocasionó que el mosquito se esparciera por toda la isla, aumentando los casos de zika y dengue, particularmente.
Actualmente, según los mapas de incidencia del Departamento de Salud, los municipios más afectados por el zika –fuera del área costera– son Jayuya, Naranjito, Morovis, Aguas Buenas y Caguas.
De hecho, la sequía tuvo un alto costo para el país. Méndez comentó que aunque todavía no se ha cuantificado, se estima que esta eventualidad “le costó al gobierno” más de $500 millones.
Recientemente, se anunció que el gobierno local y estatal han agotado sus recursos económicos en estrategias para manejar la crisis de salud pública que ha propiciado el mosquito.
Las olas de calor que han azotado la isla también son producto del cambio climático, anotó Méndez. El experto recordó que en el 2013, 2014 y 2015 las temperaturas fluctuaron entre los 92 a los 96 grados Fahrenheit.
“Esas olas de calor aumentan las visitas de las personas a los centros de salud, por lo tanto, hay un impacto al sistema de salud y en el número de personas que mueren”, indicó Méndez. Esto está ocurriendo en momentos en los que el Departamento de Salud entiende que son limitados los fondos que posee para mantener el plan de salud del gobierno.