Somos muchos los puertorriqueños que esperamos el 1 de mayo. Mientras el gobierno juega con la Junta de Control Fiscal a la papa caliente, tirando de un lado a otro la responsabilidad y repercusiones de su agenda neoliberal a través de planes y propuestas, son varios los grupos y organizaciones que se preparan para el paro nacional este próximo martes.
Tanto es así que, en días recientes, maestros de escuelas públicas y estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) han ocupado distintos espacios, reclamando justicia al Estado y a su vez participación y unión de otros grupos y sectores para combatir acciones que buscan oprimir a todos los puertorriqueños.
Con las medidas de austeridad propuestas, queda en el limbo el futuro de millones de puertorriqueños que día a día se sacrifican por salir hacia adelante. A estas alturas, el panorama luce desconcertante y aterrador, maquillado de promesas y proyecciones irreales por parte del Estado. Siguen presionando distintos sectores, entre los cuales se encuentra la fuerza laboral del sector privado, los maestros, los niños y estudiantes universitarios y hasta los pensionados del país.
Las distintas batallas por la justicia social siguen agrupándose y en este caso, luego de más de un siglo de celebración, se concentran a toda capacidad en el Día Internacional de los Trabajadores. La lucha ha sido ardua, y gracias a ella millones de obreros gozan hoy día de beneficios y derechos adquiridos, los cuales están en fila para ser removidos solo por atender el interés económicos de una clase privilegiada.
Nos han cerrado cientos de escuelas públicas y amenazan con el cierre de muchas más. Además, conspiran con la remoción de beneficios y reducción en salario para jóvenes, la reducción en las pensiones de nuestros jubilados y hasta con la privatización de servicios. Ante estas acciones, ¿qué nos resta por hacer?
Muchas personas han tenido la oportunidad de ver de cerca el desarrollo de una manifestación como la que se avecina tanto aquí como en otros países. Luego de tanto atropello agresivamente implementado en Puerto Rico, aquellos que en algún momento se mostraban en contra de paralizaciones y huelgas, han aprobado y hasta utilizado las mismas herramientas en su lucha por la sobrevivencia.
Hasta sectores como el de la fuerza policiaca han marchado de Fortaleza al Capitolio reclamando un retiro justo. Desde el pasado primero de mayo hasta hoy, se han caldeado los ánimos lo suficiente, se han generado las condiciones para activar el catalítico que podría generar un cambio en nuestro paradigma.
No tengo que ser maestro para ser solidario con su lucha y la de nuestros niños, ni pensionado para entender que muchos de ellos no podrán costear medicamentos o facturas recurrentes, ni estudiante de la UPR para entender que miles de ellos tendrán que elegir entre comer, vivir o estudiar, y así también sufrirán otros sectores.
La desigualdad en Puerto Rico va en aumento, la clase media se extingue rápidamente, mientras los ricos se hacen más ricos y los pobres, cada vez más pobres. Aquellos con conciencia hacen lo que pueden, mientras que otros intentan no involucrarse y seguir con sus vidas. Creo que ha sido suficiente aguante por parte del pueblo.
Nos han alineado como dominós para derrotarnos en fila y dejarnos arrodillados y eso no lo vamos a permitir. El pueblo dice basta y este 1 de mayo, le daremos una manifestación que no podrán olvidar.
Por tal razón, exhorto y espero a todo aquel que pueda a involucrarse en esta lucha de país, seamos el cambio que queremos ver, no perpetuemos nuestras condiciones vulnerables y desalentadas, criticando desde afuera y dejando que los buitres nos devoren uno a uno. Queda en todos nosotros luchar por el presente y el futuro del país.