Representantes de los tres sectores que componen la Universidad de Puerto Rico (UPR) coincidieron hoy en que, hasta ayer, el recién designado presidente interino de la institución Darrel Hillman era un desconocido.
Sobre cómo interpretar su anonimato, y las circunstancias en que se da su nombramiento, es que inician las diferencias.
Entre ausencia y desconfianza
“Te podría decir que nosotros no lo conocemos. Tengo entendido que es un buen académico en el Recinto de Ciencias Médicas. [Pero] no he escuchado nada de él anteriormente”, sostuvo José Torres, presidente de la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes (Heend).
Torres exhortó a darle una oportunidad al docente. “Tiene que lograr que la UPR se mantenga operante como sistema. Me parece importante que cuente con todos los sectores de la comunidad universitaria. Si hace eso, tiene un pie adelante”, agregó.
“Nosotros esperamos que el doctor Hillman asuma su responsabilidad y que en la eventualidad encuentre un espacio para reunirse con nosotros”, expresó por su parte Marysel Pagán, presidenta del Consejo General de Estudiantes del Recinto de Ciencias Médicas (RCM), donde el presidente interino enseña.
Pagán aludió a la ausencia del profesor en la Escuela de Medicina Dental a una reunión con líderes de los consejos estudiantiles el pasado lunes. José Lasalde, el otro docente nominado al interinato, asistió.
“Nos resulta una persona desconocida, y por lo tanto hay desconfianza”, dijo a su vez Adriana Santiago, portavoz del Comité Negociador Nacional y estudiante de la UPR en Cayey.
Tanto Santiago como Pagán han realizado esfuerzos para conocer la gestión de Hillman en la Escuela de Medicina Dental. Esta última señaló que alumnos de esa dependencia lo calificaron como un “buen profesor”.
Sin embargo, “no he conseguido a nadie que me pueda dar el trasfondo de su experiencia administrativa, personas que me hablen de sus funciones como decano”, sumó Pagán. Hillman fue decano auxiliar de Asuntos Estudiantiles (2000-2003) y decano asociado de la Escuela de Medicina Dental (2010-2013).
“Hasta hace poco era un desconocido”, repitió el vicepresidente de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU), Javier Córdova.
Este repudió que la votación para la elección de Hillman refleje “la crítica que siempre hemos hecho: es una lástima que la universidad sea botín de guerra del partido que gana las elecciones”.
El presidente interino obtuvo anoche seis de los nueve votos emitidos en la reunión extraordinaria de la Junta de Gobierno.
De esos, cuatro fueron de miembros nombrados directamente por el gobernador Ricardo Rosselló: Walter Alomar, Zoraida Buxó, Luis Berríos y Antonio Monroig.
Los dos votos restantes son de Erick Pérez y Alejandro Camporreale, miembros que –de cierta forma– fueron nombrados indirectamente por Rosselló: si bien son seleccionados por la secretaria del Departamento de Educación y el director ejecutivo de la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal, respectivamente, estos –a fin de cuentas– son nombrados por el mandatario.
Los miembros de la comunidad universitaria –los estudiantes Gilberto Domínguez y Efraín Rodríguez, así como la profesora Gloria Butrón– favorecieron a Lasalde.
Fundamentos cuestionables
“Una cosa que llamó la atención de este proceso [de designar a Hillman] es que participaron los dos miembros que fueron nominados [hace dos días] por el gobernador y que no han sido confirmados por el Senado. Pero a finales de mayo, cuando la Junta de Gobierno quedó sin cuórum a pesar de que había dos nominaciones, estos no pudieron participar hasta que fueran confirmados”, cuestionó Córdova.
“Básicamente había un empate entre la comunidad universitaria [los dos representantes claustrales y los dos representantes estudiantiles] y las cuatro personas nombradas por el gobernador”, teorizó Pagan, para quien esto fue la justificación de los nombramientos en receso de Berríos y Monroig el pasado martes.
“Hubo unos nombramientos a la Junta de Gobierno que, a pesar de que llevábamos un montón de tiempo pidiendo, el hecho de que se dieran en este periodo crea un poco de desconfianza y clarifica que se nombraron para tener una mayoría de votos, teniendo en cuenta que no había consenso en la votación”, añadió la líder estudiantil.
Con ella coincidió Córdova, quien catalogó este asunto como “una doble vara”.
“La UPR se quedó sin cabeza por 50 días. Aunque habían dos nominaciones [las de Alomar y Buxó], se tardaron en confirmarlas. Ahora que había un empate, nombran a dos en receso [Berríos y Monroig]. Es decir, sin que sean confirmados. Se permite la participación cuando están en receso, pero cuando la universidad está descabezada no. Es absurdo, aunque en términos legales se permita”, lamentó.
Para el vicepresidente de la APPU, la influencia de la Rama Ejecutiva sobre los integrantes de la Junta de Gobierno presenta una controversia: ¿cómo el máximo foro rector de la UPR, en teoría abocado a los mejores intereses de la institución, podrá defenderla de los recortes que se avecinan?
“El presidente interino y la Junta de Gobierno deben pararse de frente para defender la UPR, pero ¿cómo puede hacerse eso si sus miembros son escogidos por las personas contra las cuales hay que levantarse?”, cuestionó el profesor de la UPR en Arecibo.
A su juicio, la comunidad universitaria tendrá nuevamente que asumir esa lucha, pero sin contar –ya definitivamente– con la administración.
Este año fiscal, la UPR recibirá $771 millones del gobierno, $162 millones menos que el pasado. Esa merma es la primera de una serie de recortes que ha pedido la Junta de Control Fiscal en la aportación que hace el Estado al centro docente, y que alcanzaría los $450 millones para el año fiscal 2021.
Glorimar Velázquez colaboró en esta historia.