El director Guillermo del Toro combina una vez más la historia y la fantasía para dar forma a su más reciente producción cinematográfica: The Shape of Water, donde también presenta un inusitado romance.
Al igual que en Laberinto del Fauno, situada en la época del franquismo español y el Espinazo del Diablo, ambientada a finales de la Guerra Civil Española, Del Toro ubica su nuevo filme dentro de un contexto bélico: la época de la Guerra Fría.
La forma del agua, como se traduce en español la nueva apuesta del director mexicano, es una producción encantadora. Del Toro nos muestra un relato de fantasía oscura que nos invita a reflexionar sobre los prejuicios que aún existen en nuestra sociedad.
El filme empieza con una narración al estilo de un cuento de hadas por parte del personaje Giles (Richard Jenkins). La narración es seguida por la escena de un apartamento lleno de agua -cargado de todo el surrealismo que suele tener un cuento fantástico-, acompañada de la creación musical de Alexander Desplat, cuyo trabajo nos proporciona la sensación de estar sumergidos en un océano. No obstante, el sonido de la alarma de un reloj nos quebranta la ilusión de estar en una gigantesca pecera al levantar de un profundo sueño a la protagonista: Elisa Esposito (Sally Hawkings).
Elisa labora junto a su amiga Zelda (Octavia Spencer) en el equipo de limpieza de un laboratorio gubernamental de los Estados Unidos. En las intrigantes y misteriosas instalaciones, el militar Richard Stickland (Michael Shannon) y el científico y espía ruso Robert Hoffstetler (Michael Stunhlbarg) mantienen a una extraña criatura (Doug Jone), que es mitad pez y mitad hombre.
La criatura, que parece ser un homenaje al monstruo de la laguna de las películas de la década de 1960, es maltratada por Stickland, un orgulloso y fiel seguidor del sueño americano; racista, abusivo y dictatorial. Una curiosa Elisa, quien es muda, logra comunicarse con la criatura y comienza a protegerla, lo que da pie a un inusual romance.
Junto a la libretista Vanessa Taylor, Del Toro nos ofrece en esta película una ambiciosa fábula para adultos que no se limita en mostrar la sexualidad sin tabúes, ni lo cruel que puede ser el humano en contra de un ser distinto, o incluso cómo los personajes son atacados por su clase social, raza, incapacidad fìsica u orientación sexual. El libreto destaca, sobre todo, el tema de la marginalidad en varios de los personajes y cómo una persona puede ser devorada por el verdadero monstruo: la autoridad abusiva y prejuiciada del villano Stickland.
El filme nos hace meditar sobre los prejuicios que aún persisten en la humanidad. Esto lo podemos percibir en la siguiente expresión de Elisa: “Si no hacemos nada, no somos nada”, que nos invita a tomar acción y enfrentar a una de las verdaderas bestias modernas: el odio hacia lo que es distinto.
Los movimientos elegantes de la cámara, combinados con la banda sonora crean una atmósfera que nos invita a nadar en la historia, casi literalmente, al punto que hasta puedes sentir como si estuvieras en lo profundo del océano.
Aunque esencialmente se trata de una película de romance y fantasía, Del Toro también incluye en este filme elementos de otros géneros cinematográficos con un excelente balance. La ciencia ficción, el suspenso, el horror, incluso la comedia y el musical son incluidos brillantemente en la configuración de la trama.
Sin duda, este filme merece ser premiado. Uno de los beneficios del agua es purificar y desechar todo sucio de nuestro cuerpo. Es necesario reconocer cómo, a través de esta pieza cinematográfica, Del Toro nos invita a reflexionar y limpiar nuestras mentes de los prejuicios que aún podamos tener.
The Shape of Water tiene un total de 13 nominaciones para los premios Oscar de este año, incluyendo mejor película, mejor dirección y mejor actriz. La cinta, que estrenó esta semana en las salas de cine de Fine Arts Puerto Rico, está clasificada R.