Me atrajo la algarabía del grupo de pequeños, como yo, que obstruía la entrada de la cafetería de la plaza. Con esfuerzo, me hice paso entre ellos hasta que alcancé a ver un hombre de baja estatura, trigueño, vestido con chaqueta y corbata, que les divertía transformándolos en el centro de atención de aquella noche. A su alrededor, varios artistas y el alcalde esperaban a que Israel “Shorty” Castro Vélez se despidiera de nosotros y subiera a la tarima adyacente para iniciar su participación en el show de las Fiestas Patronales.
Esa fue la primera vez que supe de Shorty Casto. Así, con nombre y apellido, como siempre se le nombra cuando de él se trata. Durante su presentación, los niños reímos casi a gritos con su gracia y desenvoltura sobre el escenario. Los adultos, igual.
Terminado el show, esperamos a que descendiera las escaleras y lo escoltamos hasta la guagua que le transportaría de vuelta a San Juan, como si se tratara del mejor y más grande amigo que hubiésemos tenido en nuestras cortas vidas.
De camino, él nos sacudía el pelo, nos trataba de abrochar los botones que nos quedaban en nuestras camisas con ojales huérfanos, y hasta nos dio algunas monedas. Siempre con una mirada risueña, pero profunda, como si viera a través de nosotros otro tiempo y espacio.
Desde ese día, corríamos a las casas de los vecinos que tenían televisor esperando volver a ver a nuestro nuevo amigo. Lo veíamos cantar y tocar con orquestas, participar en pasos de comedia y crear personajes que luego recreábamos en nuestros juegos. Lo creímos uno más de nosotros.
Pero, más allá del día del encuentro inicial, su estatura nunca fue lo que nos subyugó; ni siquiera sabíamos qué “chori” aludía a su tamaño. Fue su talento artístico y su capacidad para transmitirnos confiabilidad. Confiábamos en que nos haría felices por un rato.
Con el paso del tiempo, al conocer su trayectoria pudimos apreciar su capacidad de superación y espíritu de lucha ante limitaciones sociales y económicas a lo largo de su vida, armado de su talento, persistencia y tesón.
Formó orquestas, cantó, bailó, fue percusionista y compositor musical, además de comediante, libretista, director teatral, locutor radial, etc., a lo largo de más de sesenta años de carrera.
Napoleoncito, Medio Metro, Armando Galán y Figura, Ramoneta Cienfuegos de la O y Policarpio son algunos de los personajes creados por “Shorty”, que aun provocan sonrisas en la memoria popular.
“Shorty” Castro: deber cumplido con creces. Descansa en paz.