Por Caren Bohan 8 de enero de 2009 WASHINGTON (Reuters) – El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, buscó el apoyo para su paquete de estímulo fiscal, advirtiendo que el país podría quedar estancado durante años en una recesión si no se toman medidas audaces. Obama, que asumirá el cargo el 20 de enero, prometió establecer un nuevo curso de acción para la economía y actuar rápidamente para fortalecer las regulaciones del sistema financiero. “Creo que no es demasiado tarde para cambiar el curso, pero lo será si no tomamos medidas drásticas tan pronto como sea posible”, dijo Obama en un discursos en la Universidad George Mason. “Si no se hace nada, esta recesión podría durar años. La tasa de desempleo podría llegar a los dos dígitos”, agregó. En esa línea, pidió al Congreso que trabaje “día y noche” para aprobar pronto el plan de recortes impositivos y gasto en obras públicas que podría totalizar casi 800.000 millones de dólares. Pero los estratosféricos déficit podrían hacer que la propuesta se convierta en una reñida lucha con los legisladores. Mientras se prepara para suceder al presidente George W. Bush en menos de dos semanas, Obama heredará una economía que ha estado en recesión por más de un año. El presidente electo y sus asesores han estado trabajando con el Congreso para definir un plan de dos años y ahora buscan apoyo de los dos partidos para el plan. El paquete incluiría un alivio fiscal para la clase media y dinero para la construcción de caminos y nuevas escuelas. Cubrirá también proyectos de energía renovable, asistencia a los gobiernos estatales escasos de dinero y aumento de los beneficios por desempleo. Obama y sus asesores han dicho antes que están discutiendo una cantidad para el plan en torno a los 775.000 millones de dólares o más, pero no dio una cifra específica en el discurso. El demócrata mencionó los recortes impositivos de 1.000 dólares para las familias de clase media como uno de los elementos del paquete. Obama espera conseguir la aprobación del plan económico para mediados de febrero. “Por cada día que esperamos o apuntamos con los dedos o arrastramos nuestros pies, más estadounidenses perderán sus empleos”, dijo. “Más familias perderán sus ahorros”, indicó. Economistas privados advierten que tanto los legisladores demócratas como los republicanos se han unido a las peticiones de un masivo plan de estímulo fiscal. Pero el miércoles, un débil reporte sobre el panorama del presupuesto se sumó a los desafíos que enfrenta Obama para aprobar pronto el plan. DEFICIT RECORD El déficit presupuestario para el año fiscal 2009 en curso, que termina el 30 de septiembre, casi se triplicaría alrededor de 1,2 billones de dólares, de acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés). Una brecha fiscal de ese rango equivaldría a alrededor del 8,3 por ciento del producto interno bruto (PIB), superando el anterior récord en toda la era de la posguerra registrado en 1983, de 6 por ciento. Obama ha reconocido esta semana que el país podría enfrentar déficit del orden de 1 billón de dólares durante varios años. El próximo jefe de Estado ha prometido que tratará de librar al Gobierno de gastos superfluos y que buscará la manera de abordar los programas sociales costosos como la Seguridad Social y el plan de salud Medicare. Pero el pronóstico de 1,2 billones de dólares de déficit en el presupuesto de este año fiscal podría quedarse corto. La cifra de la CBO no tiene en cuenta el costo del plan de estímulo propuesto por Obama. Algunos republicanos y demócratas conservadores han expresado preocupaciones acerca de que el plan de estímulo pudiera recargar el presupuesto con nuevos programas que requerirán financiamiento en los años venideros. Obama dijo que el costo del plan de recortes impositivos y medidas de gasto que propone sería “considerable”, pero que era necesario para evitar que la economía se hundiese en un ciclo vicioso de poco gasto del consumidor, pérdida de trabajos y más contracción de los mercados de crédito. Además del plan fiscal, Obama pidió más medidas para elevar la confianza en el sistema financiero y restaurar el funcionamiento expedito de los congelados mercados de crédito. Prometió actuar rápidamente para supervisar el sistema regulatorio de Wall Street y tomar medidas drásticas contra los “malhechores” que realicen estafas, en una referencia velada al escándalo de fraude de 50.000 millones de dólares en el que está involucrado Bernard Madoff. Obama dijo que su administración usaría el arsenal completo de herramientas para hacer que los créditos fluyan nuevamente. También pidió hacer un esfuerzo para evitar más ejecuciones hipotecarias.