“Somos la clase trabajadora,
Frente a una computadora
O conduciendo un camión
Somos los que pagamos impuestos
Los que perdemos los puestos
Y otro se da el vacilón…”,
Todo Se Va, Sie7e.
En esta tibia mañana de enero, Sie7e, ese cantautor alegre que este sábado estará en el ‘Choliseo’, llega a la entrevista a la hora acordada, guitarra en mano… No, no, espérate un momento. Vamo’ a tumbar ese ñe-ñe-ñé bonito de namasté y pisanlov, que el tipo es mucho más profundo que eso.
Fue el Sie7e que se desahoga para vivir el que llegó. Fue David Rodríguez Labault el que vino, el cantautor aquel que desde los noventa viene dando tumbos; el chamaquito de un campito de Toa Alta Heights que a los 15 años entró a la IUPI; el de aquella antigua banda Rituales; el que hizo un vídeo almorzándose a los políticos de Puerto Rico con un tema de su mismo primer disco; el esposo de Jessica y papá del preadolescente Jai y la estudiante universitaria de artes plásticas, Paola; el que le valió madre dejar su cubículo en una casa de publicidad para perseguir su sueño de hacer música porque sí, porque “el que nace pa’ esto, pa’ esto es que nace”, aunque la alacena ande vacía y el banco te tumbe la casa; el que se le han caído guisos por asumir posiciones sociopolíticas de envergadura. Ese es el que llamamos a entrevista, ese Sie7e que afirma que “me he jodido por lo que tengo”, ese fue el que vino a las oficinas de Diálogo.
“Acho, chequéate esta guitarrita”, dice más pompiao’ que un nene acabando de ver el trailer nuevo de la peli de Pokemon, mientras saca de su bulto una Taylor que le regaló su panita Rosana, la cantautora española, una guitarra que la propia artista estuvo horas escogiéndola en una tienda de Miami.
Pérate, bróder. Se lo dijimos antes de la entrevista, que acá no venía a sacar a pasear al Sie7e ese alegre que todo el mundo ve como un bonachón del rocanrol. Así que metimos las cejas, lo miramos a los ojos y le dijimos: “Chévere lo de la guitarra. En verdad está súper fina, pero vamo’ al mambo. Ah, y tráetela, que la vamos a usar”. Sonrió, nos sentamos y rompimos a hablar de política, de las tendencias de la colonia borincana, de cómo no renunciar a meter mano, por más cliché que eso suene.
“Mano, yo soy mucho más Ghandi y Mandela que Che Guevara… Esos dos son los míos, pero la lucha del Che yo la respeto un montón”, dice de repente, durante los primeros 10 minutos de la entrevista.
Sí, porque el tipo tiene el cuero duro. No se duerman con el ‘skanking’ gozoso de reggae o con el corito de aquel mega hit ‘I got your love’. Vamo’ a bajarle siete al asunto. La pregunta se cae de la mata, cual mangó en octubre: “¿Por qué es que tú te ves siempre tan feliz?”.
Sie7e tiene su lado sociopolítico. En este vídeo de 2004 se almorzó a la clase política en apenas 76 segundos. Chequéalo, pero sigue leyendo que la cosa se pone intensa.
Hablemos de felicidad, plis. Es más, venga un asaltito a nombre de la felicidad. Que suene la campana.
Lanza Sie7e el primer jab: “Uno es feliz porque quiere, no porque las circunstancias lo permitan”.
Ripostamos con gancho al costado: “Bueno, pero no siempre la cosa es así…”.
Se defiende Sie7e: “No siempre funciona el truco”.
Le colamos una recta a la cara, de izquierda, claro está: “Por ejemplo, tienes una canción que se llama ‘Te repito el coro’, donde tú mismo te vacilas ese viacrucis que tiene que ver con la felicidad”.
Sie7e nos zumba con un uno-dos al mentón que estremece: “Sí, sí, va por ahí, habla del ‘struggle’ de uno para hacer la música que quiere. La canción salió en un momento de frustración. Esto fue exactamente diez años atrás. Yo arranco haciendo música con una conciencia, con un mensaje específico. Cuando yo escribo yo me tardo varias horas escribiendo, pero estoy semanas para simplificar, no atontar, pero simplificar, porque busco que todo el mundo me entienda, que le llegue a mucha gente”.
Nos defendemos: “Claro, porque uno escribe con la cabeza caliente y edita con la cabeza fría…”.
Contraataca Sie7e: “Eso mismo. Y procuro lo más posible no ser malinterpretado ni desentendido, aunque siempre pasa, pero hasta ahí llegamos, pero procuro todo eso y trato de hacer algo enfocado a la gente que no sea tan solo entretenimiento. Hacer música para ganarte un premio billboard y que esa sea tu meta esta del cará…”.
Le encajamos un machuconcito al costado: “Bueno, con los Billboards tiene que ver mucho la payola…”.
Ahí nos tiró en contragolpe una devastadora combinación: “Exacto… y es una meta vacía, muy vacía. Ganarte un premio es ‘cool’ porque te deja saber que vas por una ruta de éxito y que vas bien, pero no debe ser la meta, la meta es, para mí, tocar vidas, comunicar con gente que diga, mano, yo entiendo lo que me está diciendo este tipo y me identifico de una u otra manera, como me pasó con Bob Marey, con John Lennon, con Silvio, con Facundo Cabral, con toda esta gente que escriben o escribían canciones que entretenían pero también yo sentía que me llevaba algo. Te explico todo esto porque yo salí con esta cabeza a hacer música y me cerraron todas las puertas. Todo el mundo dijo que no, que no, que no, que si uno era reguetonero o tropical, salsa, bachata, o baladista, no había nada que buscar, ni en Puerto Rico ni en el mercado latino. Entonces como yo llegue con una onda medio reggae, con influencia también del soneo de la salsa y del rapeo del hip hop me cerraron todas las puertas y dijeron que era un concepto sin concepto, que era loco y que no funcionaba. De hecho, te voy a cantar un verso de la canción que me dijiste, un verso que nunca se grabó, que me dijeron que no lo sacara así. Era para cuando estaban arrancando todos estos shows de ‘reality’, tipo cazatalentos…”.
Suena la campana que da fin al asalto. Y empezó a tocar guitarra y cantó un verso que no sale en la canción original de ‘Te repito el coro’: “Así es la cosa, píntala de rosa. No sabe lo que dice, pero en cámara se ve preciosa. Enséñale modales y dale clase’ e canto, y si no se pega, que te importa, ya tú estás cobrando. Óyeme Sie7e, esas canciones dicen tanta cosa. Repítele el coro, para que piense que es bien pegajosa. Te repito el coro, pa’ que se te pegue. Te repito el coro, pa’ que se te pegue. Te repito el coro, pa’ que se te pegue. ¡Quiero ser rock star!”.
Aquí un pedazo de la conversación entre Sie7e y Diálogo. Ah y también cantó alguito que una disquera una vez le quiso editar.
Ahí está, este es el Sie7e que buscábamos. Es que, aunque la imagen que muchos puedan tener es de un artista alegre y positivo, el tipo no es un extraño a pasar las de Caín y a hablar de eso. Por ejemplo, en 2013 ofreció una conferencia a jóvenes de escuela intermedia, invitado por el ahora candidato independiente al Senado, Chaco Vargas Vidot, mediante la organización sin fines de lucro Iniciativa Comunitaria y su programa comunitario de educación y prevención, Brega Bien, que lidera José Gabriel Morales. Allí confesó, entre otras anécdotas de sus 38 años de vida, que nunca se “quitó” cuando todo lo material se desmoronaba a su alrededor tras dedicarse a tiempo completo a hacer música. El banco le quitó la casa que había comprado junto a su esposa, luego que renunciara a su trabajo en una agencia de publicidad. Salió del carro para poder costear asuntos de la producción de su trabajo inicial como solista. Reymundo y to’ el mundo le pichó’ cuando llegó con su propuesta. La cosa se le puso difícil. “Pero mientras más me decían que no, más yo me decía que sí”, le dijo a los alumnitos durante la conferencia.
Y con las cosas como están ahora mismo, ¿se atrevería Sie7e a hacer lo mismo hoy? ¿Dejaría una segura estabilidad económica para irse a cantarle a la gente?
“Claro que sí”, le dijo a Diálogo. “Lo que pasa es que nunca hay seguridad. No sé cuál es esa idea falsa de que estamos más seguros, si trabajamos pa’ alguien, todo es incierto. Siendo artista independiente o trabajando pa’ una compañía, como quiera es bien incierto eso. Creo que existe una falsa o poco inteligente concepción de las cosas. Tú naciste para estar contento y ser feliz y eso no lo logras teniendo dinero, ni teniendo reconocimiento. Tú logras esto sintiéndote bien dentro de ti mismo, y eso pasa haciendo lo que te hace feliz. Y lo demás pasa solo. Y si no te sale bien y se escocota la cosa, lo intentaste y no llegas a viejo pensando: ‘Coño nunca hice lo que quise, fui un esclavo’. Es que somos esclavos de un sistema que nos atrapa. Si a ti te ofrecen un trabajo que paga $200 mil pesos al año, haciendo un trabajo que no te gusta y lo coges, eres un tonto”, apuntó.
Aquí fue. Es más, empujemos un poquitito más, a ver qué pasa.
“Claro, porque Puerto Rico tiene unas cualidades sociopolítica muy particulares y de momento se vuelve todo un ventetú por la cuestión colonial”, le zumbamos a ver qué hacía.
“Sí. Nos entramparon”, dijo, a la vez que aludía a la historia de los nacionalistas e independentistas antes del establecimiento del Estado Libre Asociado (ELA) a mediados del siglo pasado.
“¿Tú te consideras independentista?”, le preguntamos.
“Sí. Idealmente, sí. Ahora, pienso que antes sí habían próceres. No sé desde cuando no veo un líder que yo crea pueda mover un pueblo. Al sol de hoy yo nunca he votado, por una mera razón. Nosotros no tenemos decisión, votemos lo que votemos. Y, segundo, más que una ideología específica, eventualmente el planeta va a tener una sola bandera”, responde.
“¿Cómo en Futurama?”, le preguntamos, aludiendo a la serie de dibujos animados para adultos que se transmite en Comedy Central y en el Adult Swim del Cartoon Network.
“Tremenda comparación. Como en Futurama”, suelta, con una contentura sólida.
Un manto de relajación cubre ahora la entrevista, como si Bob Marley nos susurrara una versión acústica de su ‘Redemption Song’. Parlamos un chin sobre su respaldo a la medicalización del cannabis, su participación en la manifestación ‘4:20’ a favor de la legalización el año pasado frente al Capitolio y cómo salir del closet sociopolítico le costó algunos auspicios. Pero ni tanto fue lo que hablamos de eso, ya Sie7e ha dicho bastante, y la ciencia, la historia y hasta la economía se han encargado de poner los puntos sobre las íes, con respecto a la medicalización, la descriminilazión y la legalización del cannabis, más allá de cualquier tabú retrógrada que aún embobe a la sociedad puertorriqueña. Eso sí, nos dijo que “al concierto en el ‘Choli’ voy a invitar a Jeremy. A ver si me le dan permiso, contra”, en alusión a los trámites que su equipo de trabajo realiza para tener de invitado el día de su concierto a Jeremy Ruiz, el joven aguadillano recientemente indultado tras pasar año y medio en la cárcel por posesión de varios saquitos de seis de pasto y medio moto.
Bueno, pues ya estamos, que se cante alguito para terminar. La propuesta le gustó, pero tiró una curiosa introducción antes de despepitar un tema cuyo coro dice: “Todo el mundo quiere ir al cielo, pero nadie se quiere morir”.
“Escribo mucho. Me motiva lo que pasa ahora en Puerto Rico, en el mundo. Pero quiero concentrarme más en la parte humana, en cómo nos enfocamos en ciertos problemas porque estamos sujetos a lo que la prensa nos alimenta. A las noticias sin noticias. Nos enteramos de un montón de cosas a media y la siquis colectiva se afecta. Entonces, la prensa no te lo dice todo, y para colmo la gente esta tan vaga que ni lee. La cosa está mala, eso es así, pero hay que levantarse y salir a la calle. Los pueblos se arreglan de abajo pa’ arriba”, dijo.
Cantó de nuevo. Con la misma sonrisa con la que llegó se fue, hecho todo un 49 tras exitosamente multiplicar el Sie7e ese feliz que usted oye en la radio por el Sie7e que aquí acaban de ver. En esta tibia mañana de enero, David Rodríguez Toubalt dejó claro que, en efecto, el sábado que viene habrá un alegre cantautor, guitarra en mano, en un ‘Choliseo’ vuelto playa. Y también dejó claro que aquí no hay ‘ñe-ñe-ñé’ bonito que valga.