
SOBRE EL AUTOR
En días recientes, se difundió un vídeo en donde un maestro de San Lorenzo voceaba palabras soeces contra sus estudiantes en el aula. Súbitamente, una gran cantidad de usuarios de las redes sociales comenzaron a manifestar su apoyo hacia el maestro y a criticar las actitudes de los estudiantes sin conocer los detalles del evento.
Para estos usuarios las palabras soeces y la conducta del maestro no se convirtieron en un problema. De hecho, para mí tampoco lo fueron. Sin embargo, lo que sí capturó mi atención del vídeo fue cuando el maestro vociferó: “Yo te digo a ti lo que tienes que hacer”.
Ese grito por parte del maestro es sinónimo de frustración y es señal del deterioro de la educación bancaria que tanto critica Paulo Freire, que alude a la educación como un proceso en el que el maestro solo se limita a depositar contenidos en la mente del estudiante. Ciertamente, esta educación bancaria que tanto promovemos en nuestro sistema de educación pública, perpetúa estas conductas entre los maestros y el estudiantado.
Los estudiantes no encuentran motivación para aprender cuando no participan en la decisión de su aprendizaje. Asimismo, como ha señalado el profesor Pedro Subirats, se ha comprobado que los estudiantes aprenden con mayor satisfacción cuando realizan actividades relacionadas a sus necesidades, talentos, capacidades y fases de desarrollo. Incluso, los estudiantes difieren en contexto social, genéticamente y psicológicamente. Por lo tanto, no hace sentido encasillar al estudiantado bajo los mismos estándares, grados, contenidos, etcétera.
Por otro lado, las condiciones deprimentes de lo salones de clase también influyen en el aprendizaje de los estudiantes. Hoy día encontramos salones sin las tecnologías adecuadas para satisfacer las necesidades de nuestros estudiantes. Más aún, la situación actual de nuestros maestros es preocupante. Sus enervantes salarios, el desprestigio de su profesión, la sofocación de la planificación de sus clases y la burocracia por la que pasan en el sistema, acentúan más la situación.
No es momento de culpar a los maestros, y mucho menos a los estudiantes, que son el propósito de todo esto. La situación invita a reflexionar. El sistema no aguanta más y muchos concuerdan en que debe ser reformado.
Estudiante, no solo te invito a que cojas un libro y estudies, como bien le exige el maestro de San Lorenzo a sus estudiantes en el vídeo. El libro no es la único que nos ayuda a aprender y a desarrollarnos. Te invito a que aprendas “a través de tu cuerpo, de los sentidos, del juego y de la expresión creativa”, como comentó el profesor Josué Giménez Santana.
El autor es estudiante de la Facultad de Educación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.