“Transformers: Revenge of the Fallen”, es “la” película del verano; la película diseñada y realizada específicamente para la gente en esta época calurosa. Su misión es entretener, nada más y nada menos. “Transformers 2” también es la peor película del verano y de años recientes. Quisiera decir que la razón por la cual digo esto es meramente por mi gusto personal, pero la realidad es que el filme logra mantenerse incoherente en cada segundo de sus 151 minutos. Todo el impacto del filme permanece en el poder de los efectos especiales, que son de primera categoría. No existe otra película ahora mismo que se asemeje a la espectacularidad de este filme. Los efectos especiales son tan buenos que manejan arreglar algunas de las peores secuencias de humor y desarrollo que he visto. Esta es la fórmula del director Michael Bay: resolver todo con una extrema cantidad de robots explotando distintos objetos en pantalla. Es tanto el número de robots y explosiones que inundan la pantalla que logran borrar de la mente las horribles interacciones entre los personajes humanos. Pero hasta los robots más impresionantes pueden cansar después de 90 minutos de la misma técnica. La historia comienza dos años después de los acontecimientos del primer filme. Los “Autobots” ahora trabajan junto a los humanos y forman parte de una sección secreta del gobierno. Los “Decepticons”, enemigos de los “Autobots” y de la raza humana, aún amenazan al planeta Tierra, pero éstos aparentan estar tramando algo nuevo. Mientras tanto, Sam Witwicky (Shia LaBeouf), héroe del primer filme, se está preparando para ir a la Universidad, dejando a su novia Mikaela (Megan Fox) atrás. Hasta aquí el filme hace sentido. Pero ya que el director no quiere desarrollar más a sus personajes o traer algo nuevo en la trama, el filme se siente más bien como una extensión de la primera que una nueva versión.
Ningún personaje es presentado con alguna importancia o anticipación (hasta los robots son víctimas de esto), por lo que el filme nunca genera mucha tensión o interés. LaBeouf hace del mismo personaje, pero al menos logra generar un poco más de humor esta vez. Su actuación es bastante limitada, aunque lo que el filme exige de él es muy poco. Fox es tratada por el director como una pieza de exhibición y su importancia en el filme es disminuida grandemente, ya que ésta no posee función alguna además de correr en cámara lenta (tres veces en el tercer acto). Lo mismo ocurre con varios “Autobots” y “Decepticons”. Son tantos los robots y tan poco lo que el director decide exponer sobre ellos, que es fácil confundirlos más tarde en el filme. John Turturro como Agent Simmons hace su trabajo, a pesar de que su personaje es una caricatura. Por otro lado, la introducción del nuevo personaje Leo (Ramón Rodríguez) es totalmente innecesaria y una de las caracterizaciones más irritantes del largometraje. Ya que todos sabemos que “Revenge of the Fallen” es una secuela de un filme exagerado, estúpido y espectacular, es obvio que todo esto será multiplicado por lo menos el doble esta vez. Pero en comparación con su secuela, el primer filme de “Transformers” se merece un “Oscar”. Con todas sus fallas y caracterizaciones vacías, “Transformers” por lo menos tenía estructura y cohesión. Los robots estaban claramente expuestos al igual que los personajes humanos. El filme se dividía en tres partes, la más interesante siendo la de los soldados perdidos en el desierto (dos de ellos siendo Tyrese Gibson y Josh Duhamel, personajes que regresan en “Revenge of the Fallen” para gritar un rato). Y por lo más superficial que fueran, Sam y Mikaela eran personajes que crecían y se desarrollaban en el transcurso del filme. Nada de esto, absolutamente nada, se repite en la secuela. Bay lo que hace es capitalizar en los peores aspectos del primer filme: el humor estúpido y ofensivo, los personajes irritantes y la extrema comercialización de cada toma (Bay tiene la habilidad de filmar todo como si fuera un anuncio de Coca-Cola). Lo que resulta de esto es un filme disparejo, ruidoso, mal editado y vago que simplemente con encajar algunos robots, o humor ligero en alguna escena incoherente, logra capturar a su audiencia. Michael Bay no quiere que sigas una historia; él quiere que pares de pensar y te ciegues con los grandiosos efectos especiales. Para esto se sacrifica cohesión, tensión, interés, conexión con los personajes e historia. A la gente no le importará nada de esto. “Transformers: Revenge of the Fallen” es una película a prueba de crítica y análisis, ya que Michael Bay sabe lo que la audiencia quiere. Él sabe que no se pide mucho más que explosiones y acción descontrolada; la gente está feliz con esto, ¿para qué complicar las cosas con una historia? Bay no hizo esta película para los críticos (más de 200 millones de dólares recuperados en sus primeros cinco días es evidencia de esto). La acción del filme viene de todas partes y en diversos momentos, así que los ojos de la audiencia siempre estarán en la pantalla. Pero la extrema duración del filme hace que éste se torne aburrido, sin importar cuántos robots puedan aparecer. Cuando los personajes llegan a Egipto, es imposible tratar de entender lo que está ocurriendo, no por su complejidad sino porque no importa. Hay que simplemente rendirse y esperar que lleguen los robots, que ya no logran arreglar el aburrimiento. Es difícil creer que la audiencia no pide un poco más de sustancia de los filmes de verano, porque este filme (el favorito hasta ahora) posee cero humanidad y nada de valor. Es un constante escándalo de gritos y metal de principio a fin. Pero dónde exactamente empieza el filme y dónde termina es un misterio. En una parte del filme el personaje de John Turturro le exige orden a un robot que está contando una historia. Le pide principio, medio, y fin para que la historia haga sentido. Es una lástima que no exista una parte en el libreto donde el personaje le exija esto al director.