SOBRE EL AUTOR

La historia está para conocerla y para superarla. Para conocerla, no sólo porque ese es el único modo no ya de que no se repita –como dice el tópico-, sino de encontrar los caminos correctos para el futuro.
Y para superarla también, porque el sumergirnos en el pasado no debe impedirnos poder contemplarlo con distancia crítica, de tal manera que no se enquiste en nosotros convirtiéndose en algo así como un lastre que nos impida avanzar hacia el mañana.
Porque, cada comunidad, cada país, tiene su pasado –eso que ni siquiera los dioses pueden cambiar, en la célebre cita de Agatón- y el modo en que convivimos con el mismo determina, para bien o para mal, nuestro presente. De esto sabemos bien aquí, en España.
En Sudáfrica, ese pasado se resume en una palabra de nueve letras que tiene un hondo significado, no en vano fue el arma con la que se abrió una profunda herida que tardará generaciones en cicatrizar. Hablamos, obviamente, del apartheid, política de segregación racial que no fue sino el origen de terribles sufrimientos por parte de los habitantes de Sudáfrica y de una justa, y cara, exclusión internacional.
En este sentido, más allá de cualquier cuestión deportiva, el Mundial ha de suponer para Sudáfrica el punto de inflexión a partir del cual transmitir al resto del mundo y a sí mismos una cambio de identidad definitivo, convirtiéndose en un paso definitivo en ese proceso de dejar atrás el pasado, sin que eso, por supuesto, suponga un olvido del mismo.
A buena fe que los bafana bafana, tal y como se conoce al combinado sudafricano, serán una excelente metáfora de lo que Sudáfrica desea ser y de la imagen que quiere transmitir al mundo: un país en el que la convivencia entre las personas más allá de las diferencias –dejemos ya atrás ese término de “raza”- es una ventaja para el futuro. En este sentido, Sudáfrica ya habrá ganado, en el momento en que el día 11 se pite el comienzo del campeonato.
Pero, desgraciadamente, también cuenta lo deportivo –que nos lo pregunten a nosotros, con nuestro Mundial 82-. Decimos “desgraciadamente”, porque Sudáfrica llega a su gran cita con un equipo que ofrece muchas, muchísimas dudas.
Recordemos, para empezar, que Sudáfrica es la única selección organizadora de la historia que ha tenido que jugar las clasificatorias para su Mundial, debido a que las mismas también clasificaban para la Copa de África que se celebró en Angola el enero pasado.
Muchos pensarán: pero si Sudáfrica no jugó la CAN. Efectivamente, porque ni siquiera logró clasificarse, por primera vez desde su primera participación en 1994, después de que la FIFA revocara su exclusión de competiciones internacionales, y aún cuando competía bajo los colores de la prinsenvlag. Recordemos también que el año 96 organizó y venció en la CAN, con un equipo que hizo honor a la fantástica generación de los Radebe, Masinga, Fish, Dr. Khumalo o el malogrado ex jugador del Tenerife Sizwe Motaung, quienes también llegaron a clasificarse para los Mundiales del 98 y 2002.
Pero decíamos que Sudáfrica fracasó en la clasificación a la CAN 2010. Subrayemos además que lo hizo estrepitosamente, cayendo en las preliminares después de no ser capaz de hacer un solo gol a la débil Sierra Leona en sendos partidos, en los que empató a cero en casa y perdió por 1-0 en Freetown. Este fracaso le costó el cargo a Carlos Alberto Parreira, que dimitió por razones personales y fue sustituido por otro brasileño, el ilustre Joel Santana, a quien él mismo recomendó.
Por suerte, sin embargo, la Copa Confederaciones del año pasado sirvió para insuflar aunque sea un poco de ánimo en la afición sudafricana, aunque en la práctica solo lograra ganar en un partido, ante Nueva Zelanda. Sin embargo, las honrosas derrotas ante las todopoderosas Brasil y España -¡qué bien sienta decir esto!-, ante esta última en dos ocasiones, hizo que la afición sudafricana considerara que aún cuando su seleccionado sin duda no hará un gran papel en el Mundial, al menos tampoco es seguro que su papel –deportivamente hablando- sea vergonzante. Conociendo, pues, sus limitaciones, su meta es intentar superarlas.
Esta meta no es poco, en realidad, teniendo en cuenta el limitadísimo grupo de jugadores con el que cuenta el seleccionador bafana bafana. Éste, por cierto, no es otro que Carlos Alberto Parreira, quien sustituyó a su sustituto después de que éste fuera cesado en 2009.
Pariera se ha vuelto casi literalmente loco para poder formar un grupo de 23 jugadores de ciertas garantías. Toda vez que se ha confirmado la no presencia de Benny MacCarthy –¿cuánto se arrepentirá de su divismo el delantero en un futuro cuando se dé cuenta qué precio ha pagado?-, que se une a la progresiva desaparición de otros ilustres veteranos de los bafana bafana –como Delron Buckley o Sibusiso Zuma, por ejemplo-.
Así, el grupo está comandado por el mediapunta Steven Pienaar, un excelente jugador, aunque quizá no suficiente para llevar la manija de un equipo. Él será sin duda la gran estrella, acompañado de los Dikgacoi, Booth, Sibaya, Parker, Mphela y Mokoena –el capitán, que recién ha cumplido un centenar de partidos como internacional-, una serie de jugadores que son estrellas de la liga sudafricana o se desempeñan en Europa en papeles secundarios.
El resto, figuras de la liga local que contarán con la ventaja del favor del público y la fuerza de estar ante una ocasión histórica, pero con el déficit de su más que dudable calidad como equipo.
En la meta jugará Itumeleng Khune, que ofrece ciertas garantías. En defensa, el líder será Mokoena, que junto con Booth forma un rocoso centro de defensa que sufre, mucho, en velocidad. Las bandas serán para Siboniso Gaxa (diestra) y Masilela (zurda).
Este último se incorporará al ataque con frecuencia. En el centro del campo, las labores creativas recaerán en Pienaar, que jugará escorado a la derecha, acompañado de Khuboni en labores fundamentalmente destructivas y de Teko Modise o Dikgacoi o –o los dos, si Parreira juega con un solo punta-; Teko Modise llevará la batuta del equipo; por la izquierda se desenvolverá Tshabalala. En punta jugará Mphela acompañado del velocísimo Bernard Parker cuando el seleccionador brasileño decida jugar con dos estiletes.
Un equipo limitado, convendremos. Sin embargo, para ellos lo importante no será solo lo que acontezca sobre el verde. El Mundial, como hemos argumentado, será un paso más en la superación de una herida histórica, como para el conjunto de África supondrá la negación definitiva de los discursos agoreros que han hablado todos estos años de la supuesta incapacidad de África para organizar una cita como ésta.
Presente desde la designación del país africano como sede del Mundial 2010, ha vivido momentos de intensificación rayana con lo No pocos fueron los discursos interesados que dudaron de la seguridad en Sudáfrica a partir del atentado que en Angola sufrió la selección de Togo, algo así –para que nos entendamos- como si se duda de Londres para los siguientes juegos a partir del atentado del metro de Moscú. Sólo por esto, todos seremos, a partir del día 11 un poco sudafricanos.
La lista:
Shu-Aib Walters (Maritzburg United)
Itumeleng Khune (Kaizer Chiefs)
Moeneeb Josephs (Orlando Pirates)
Aaron Mokoena (Portsmouth)
Matthew Booth (Mamelodi Sundowns)
Tsepo Masilela (Maccabi Haifa)
Siboniso Gaxa (Mamelodi Sundowns)
Lucas Thwala (Orlando Pirates)
Anele Ngcongca (Genk)
Bongani Khumalo (Supersport United)
Siyabonga Sangweni (Golden Arrows)
MacBeth Sibaya (Rubin Kazan)
Steven Pienaar (Everton FC)
Teko Modise (Orlando Pirates)
Siphiwe Tshabalala (Kaizer Chiefs)
Kagisho Dikgacoi (Fulham)
Surprise Moriri (Mamelodi Sundowns)
Lance Davids (Ajax Cape Town)
Thanduyise Khuboni (Golden Arrows)
Reneilwe Letsholonyane (Kaizer Chiefs)
Siyabonga Nomvethe (Moroka Swallows)
Katlego Mphela (Mamelodi Sundowns)
Bernard Parker (Twente)
Lo mejor: Juegan en casa y su ilusión entronca con la voluntad de todo un pueblo por superar el pasado reciente.
Lo peor: La escasez de talento, exceptuando a Pienaar y Modise.
Jugador más importante: Steven Pienaar
Jugador(es) a seguir: Mphela, Modise y Masilela
Pronóstico DDF: Ojalá nos equivoquemos, pero no vemos a Sudáfrica pasando la primera ronda. En cualquier caso, si pasa como segunda de grupo, en principio su techo estará en octavos. Llegar a la segunda ronda ya sería todo un éxito.
El autor es crítico aficionado del fútbol. El texto original fue publicado en el log Diarios de fútbol.