Hace veinte años, la FIFA, en un hecho sin precedentes, cometió la tremenda irresponsabilidad de decidir que la Copa del Mundo del año 94 se celebrara en el país del mundo en el que se estima que más crímenes se cometen al año y uno de los que tienen un mayor índice de crímenes per capita del mundo.
Entonces, sin embargo, nadie se echó las manos a la cabeza. ¿Por qué? Porque se trataba de Estados Unidos.
Después, durante la celebración del Mundial, algunos de los turistas y enviados especiales que siguieron en directo el evento, no tuvieron buenas experiencias. Suele pasar siempre que entre miles de personas a algunos les toca la mala suerte.
Sin embargo, a nadie se le ocurrió dudar de la idoneidad de la elección del país norteamericano para albergar la cita, ni tampoco, por supuesto de su capacidad para llevarla a buen término, porque a un corresponsal lo atracaron a mano armada en Nueva York o Chicago. Y si alguien lo hubiera hecho, todos habríamos convenido que no era justo.
Hoy, sin embargo, y a raíz de un desafortunado incidente sufrido por un redactor de Marca, el periódico deportivo no duda, en un editorial alarmista y sesgado, en dudar de la elección de Sudáfrica y de su capacidad para albergar la cita.
Bajo el título de “¿A quién se le ocurrió organizar el Mundial en un país tan inseguro?” Marca hace de la desagradable anécdota una excusa para verter sobre la cita un alarmismo infundado e interesado, consecuencia mucho más del etnocentrismo rancio de su línea editorial que de la realidad.
Eso por no hablar del video con el que abre la edición digital del diario, en el que su director, Eduardo Inda, aprovecha la oportunidad de incluso poner en duda los futuros Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Por si acaso, digámoslo alto, para no herir susceptibilidades: sentimos mucho el mal rato que ha debido de pasar el enviado de Marca. Pero no meemos fuera del tiesto: poner en duda la idoneidad de la celebración de todo un Mundial en un determinado país porque a uno de tus enviados especiales le han robado, es pasarse varios pueblos. Máxime cuando toda la fe en el resurgimiento de la imagen internacional un país –e indirectamente de un continente- está puesta en esta cita, máxime cuando esta cita es para toda África la oportunidad de demostrar al mundo entero su capacidad para afrontar futuros y presentes retos.
¿Ha de quedar todo esto en duda porque a Miguel Serrano le robaron sus pertenencias? La pregunta se responde por sí sola.
En un país, España, donde hemos sufrido el juicio interesado y repugnante que ciertas agencias turísticas han hecho en ocasiones sobre la seguridad de nuestros turistas debido a la lacra del terrorismo, lo menos que podemos hacer es no juzgar a todo un país, Sudáfrica, por una simple, aún desagradable, anécdota.
*El texto fue escrito por el grupo de aficionados NdF publicado en www.diariosdefutbol.com