¿Qué diseños son más o menos propicios para que la gente use las escaleras, su bicicleta, cultive sus propios alimentos, desperdicie menos agua, recicle la basura, se abstenga de aire acondicionado o la calefacción, etc.? Cada vez más, términos como bio-construcción, eco-diseño, biomímesis se están escuchando, pero ¿cuál es el camino a seguir para alcanzar la sustentabilidad?
Se escucha mucho sobre las ciudades “sustentables” como de Masdar City en Abu Dhabi, que se sustenta completamente de energía solar, tiene un sistema de transporte público que corre sobre carriles magnéticos y las calles peatonales cubiertas con paneles fotovoltaicos dan sombra mientras proveen energía. Ciudades como estas se ven en otras partes del mundo como la ciudad Dongtan en China. Sinceramente, todo esto suena muy bien, pero ¿cómo este tipo de ciudades, aisladas del resto del mundo, construidas por una fuerza laboral importada sean sustentables? ¿Es la sustentabilidad el nuevo campo de desarrollo capitalista? La realidad es que la suma de edificios “sustentables” no va a hacer que una ciudad sea más sustentable.
Jane Jacobs en 1961 en su libro ‘Muerte y vida de las grandes ciudades’ critica el diseño de ciudades de su época al considerarlas opuestas a la naturaleza de sus habitantes. Mi cálida vecina inmediata Cuba y mi lejana acompañante Alemania también me instruyeron acerca de esto al ampararme bajo su techo y permitirme conocer su cultura. Dos países con contrastantes recursos, comparten un mismo aspecto que es resultado de este cuestionamiento que fomenta la comprensión de cómo el entorno construido y las prácticas sociales influyen entre sí y cómo esto se podría aprovechar para hacer nuestro mundo más sustentable respetando la libertad de elección de las personas. La construcción de reglas y enigmas supuestos no emprende una conciencia entendida sino una manipulada. Se mercadea crear la sociedad sustentable del mañana, sin embargo, el crecimiento económico y la regeneración urbana van de la mano con la mejora de la calidad de vida y la protección del medio ambiente.
Actualmente el concepto de desarrollo sustentable hace hincapié en las áreas del medio ambiente como los residuos y el reciclaje, la eficiencia energética, los recursos hidrológicos, el diseño del edificio, las emisiones de carbono, y tiene como objetivo eliminar los impactos ambientales negativos a través del diseño competente y sensible. Sin embargo, este desarrollo sustentable también debe implicar una mejora en la calidad de vida a través de la educación, la justicia, la participación comunitaria y la recreación.
Lo que quiero proponer en este artículo es simplemente comenzar a cuestionarnos ¿de qué forma podemos concebir mejores espacios? en realidad, ¿es necesario concebir nuevas ciudades? o ¿no sería más lógico detener por un momento el crecimiento y evaluar el enorme campo urbano que ya existe y buscar nuevas maneras para adecuar las ciudades existentes a los nuevos requerimientos sociales, culturales y espaciales de esta era?
Para construir lo sustentable en el mundo real se requiere transformar radicalmente nuestras insustentables ciudades y más que todo transformar nuestra forma de vivirlas. No se trata de construir otras nuevas. Tenemos que reciclar nuestras ciudades. Debo concluir que otras fuerzas operan en el fenómeno urbano y que nada podrá hacerse, sino contamos con ellas.
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La autora es arquitecto y trabaja como profesora en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.