Estudios más Adderall: una peligrosa ecuación
No hubo titubeo. Como parte de una rutina premeditada, Alejandro Rosario* se levantó temprano ese sábado, se preparó el desayuno y a pesar de las preocupaciones de los tres exámenes que lo esperaban la siguiente semana, comió calmadamente. Entró a su cuarto, cerró firmemente la puerta que no volvería a abrir durante las próximas…