El día que volvimos al circo

Despunta el mediodía y en El Viejo San Juan no huele a viruta mojada. Tampoco a maíz tostado. Aún no hay algodones de dulce ni manzanas acarameladas. Mucho menos elefantes tristes o leones enfermizos. De a poco, sin embargo, a la ciudad amurallada llegan niños, padres, abuelos y personas de todo tipo. Es sábado y…