Gracias, Ricardo
Querido Ricardo, a tus ojos les sobra ternura y puntería. A nosotros se nos hacen insuficientes las palabras para agradecer eso. Tus ojos son una suerte. Diálogo, ahora en el tercer piso, goza de esa incalculable fortuna de saber que han sido tus ojos los suyos, los nuestros. Muchos lo hemos asumido así. Confiamos ciegamente…