Ricardo Alcaraz

Las bestias domésticas

Lo primero es esperar, con ansias, un cupo dentro de los veinticuatro disponibles. Lo segundo también es esperar, esta vez un correo electrónico, con las instrucciones y la dirección del lugar. Parece un juego. Y en cierto modo lo es. Las nietas de Nonó, sin embargo, juegan en serio. Tanto, que su trabajo Manual del…