“Te enseñé a leer, te enseñé a escribir, ahora te enseño a luchar”
Cientos de personas eufóricas descendían las escaleras del Tren Urbano. El sonido de varios instrumentos musicales obligaba a todos a gritar para ser escuchados. Moverse de un lugar a otro era un proceso lento y difícil. Conseguir estacionamiento en las calles adyacentes era prácticamente imposible. No, no estaba en las fiestas de la calle San…