
El Sitio vibra hoy con alegría.
“¡De treeees! ¡Y waaaa!”… En el patio, Malcolm y Esteban juegan básquet con el tío Choco, un hermano de papá, en la frondosa familia que tiene El Sitio. Paz, la más chiquita, anda en los brazos del tío Ricar, mientras que El Santos, experto en hacer ritmos, llega con tacos y burritos para todos.
“Pa’ eso es que yo estoy puesto, pa’ esos nenes. Pa’ este corillo. Pa’ mi familia”, despepita Tego Calderón, el ‘Enemy de los Wasíbiris’, el ‘Abayalde’, el Original Gallo Del País.
En estos momentos es Tego, el padre. Bueno, realmente eso es en todo momento, desde que nació su primogénita Ebony, a finales de los '90. Estamos en El Sitio, una casa en Santurce que inicialmente Tego remodeló para que fuese su estudio de grabación personal, pero que eventualmente se ha convertido en un rincón de sosiego y gozo para todos los suyos. Tego hace algo a lo que no está muy acostumbrado: ser anfitrión de la prensa universitaria en donde más cómodo se siente… en, literalmente, El Sitio.
“Para mí es bien importante la ‘Iupi’. Yo no fui, pero de chiquito estuve en la ‘Iupi’. Mi papá y mi mamá estudiaron ahí, yo corrí todos esos pasillos. Si mis hijos quieren ir a estudiar ahí, pues que sea lo que Papá Dios quiera. Yo los apoyaré si es que quieren estudiar, si es que quieren ser mecánicos, si es que quieren montar un carrito de ‘hot dogs’, yo estaré con ellos para lo que decidan hacer”, expresa.
Es una noche nublada, y el próximo disco de Tego, ‘El que sabe sabe’, está a días de finalmente salir al mercado. ‘El abayalde’ dice que este será el disco más importante de su vida. “Será el inicio de todo. Será el inicio de la carrera de Tego Calderón”, indica.
Espérate, espérate un momentito ahí… ¿El inicio de todo? Pero… Tego, ya tú tienes un fracatán de discos en las costillas, ¿por qué dices esto?
“Es que hace unos meses tuve un nuevo despertar”, comienza a explicar. “Estaba tirado en medio de la anestesia, luego de aquel accidente en la piscina en la que me chavé la pierna. Y ahí me di cuenta de muchas cosas. ¿Sabes eso que dicen que uno ve una luz al final del túnel? ¿Sabes cuando dicen que uno está allá y acá, que es como verse saliendo de la vida y entrando a otra etapa? Pues creo que viví eso. Ese limbo existe. Uno está anestesiado y es como estar muerto. De hecho, un anestesiólogo me lo dijo hace poco. En ese viaje sentí voces que me decían ‘no te vayas, quédate acá’. Sentí que tengo muchas cosas que hacer, mucho más que contribuir. Y en esas estoy”, dice, mirándome a los ojos.
“Fue un renacer espiritual para mí. Me dieron mucha información en ese viaje del accidente. Por eso te estoy diciendo que este es el inicio. Creo que en este disco finalmente perfecciono mi estilo. No sé cómo explicarlo, pero si se tratara de decirte que al fin encontré un patrón, que encontré la fórmula mía de hacer música, pues es aquí. Es como Picasso, que tiene su estilo. Creo que en la música mucha gente muere sin encontrar por dónde es que van y yo lo encontré”, acota. “Encontré mi balance en la vida, yo tengo claro porque estoy aquí”.
También El Sitio tiene mucho que ver. Ya Tego no está para ir a grabar a un sitio “encerrado, claustrofóbico”. Graba a su tiempo, en su espacio, con su gente, con su alegría. En el estudio hay una consola con todos los ‘powers’. Hay varios cuadros con imágenes de Tego, pero también de gente que lo han influenciado, como Ismael Rivera, Chamaco Ramírez y Bob Marley. Hay varios barriles de bomba. Hay unas congas. Hay una densa atmósfera de música. Se ve que es un sitio específicamente para crear.
“El Sitio es algo que me hacía falta”, manifiesta metódico. “Esto me ha permitido a mí muchas cosas… Fue como un ‘galletazo’ que me ha dado Dios en cuanto a la vida. Cuando yo empecé a buscar un espacio para hacer mi Sitio primero vi otros espacios aquí cerca, más grandes y de más dinero, era algo como de alardear. Yo estuve pasando problemas por algo en los bancos, que estuve a punto de perder propiedades. No eran problemas económicos, sino que hubo unas equivocaciones con los pagos. Pero fue una situación en la que Dios me puso. Entonces, este edificio yo lo quería para derrumbarlo y convertirlo en estacionamiento para aquel otro. Al principio, no me gustaban las energías. Estaba perdiéndolo todo, sin siquiera ser culpa de uno, pero cuando venía aquí, aparte de aquellas energías iniciales, este lugar me daba algo… no sé qué era, pero había algo aquí que yo creo que me ha ayudado a botar aquel golpe que pasé. El Sitio me ayudó a entender que hay que mantener la fe”.
Ahí era que era. Acudió a donde su pana, el artista plástico y escultor Jorge Rito Cordero, en Santa Rita, Río Piedras. Para sacar las energías que no le gustaban, Tego y Jorge comenzaron a darle nueva vida al espacio. Hicieron un salón de ensayo con espacio abierto. Reconstruyeron el piso del patio de atrás en mosaico multicolor hecho de azulejos. Le hicieron un balcón al estudio, “algo que los expertos de sonido me decían que no se podía, pero míralo ahí”. Así, se convirtió este espacio santurcino en El Sitio, en la guarida de Tego, en el lugar donde su familia y los suyos gozan de lo lindo, donde los nenes juegan, pintan, escriben, hacen música y viven.
“Ya verás, yo me voy a mudar aquí”, sonríe Tego.
Se trata de no alardear, aun cuando el rap, sabe Tego, es así, “igual que la música, igual que todo lo que hay en los medios”.
“Hacer esto ha sido una lección de vida. Yo con El Sitio, llegué perdiendo y gané. Me fui por el lado de no alardear, me di cuenta que Dios me quiere con cojones. Ahora, me dices que en el rap se alardea y hay mucho sobre lo material, pero ponte a ver… En todo se alardea, en la política, en la televisión, en los medios, en la escritura, en la música en general. En nuestra sociedad hay mucha doble moral”, articula, desde el garaje de El Sitio, donde mantiene un carro clásico viejo tipo corveta, demasiado de ‘gufiao’ para siquiera haber apuntado el nombre de la marca.
Hace unos años que viene enterándose que eso de alardear no es lo de él. La vida se lo enseña constantemente. Como en 2008, cuando junto al director y productor Kacho López Mari, y otros raperos como Raekwon de Wu Tang Clan y Paul Wall, visitó las fincas de diamantes de Sierra León, en el continente africano, como parte de un documental que realizó Guerrilla TV. De la mano del ex guerrillero Ishmael Beah, los del occidente vieron de cerca de qué se trata la problemática africana.
“Yo me vi bien afectado. Ver de cerca la esclavitud moderna, eso hace que uno piense mucho las cosas. Es difícil lo que se vive allá. La gente piensa que África es pobre, pero es uno de los continentes más ricos del mundo. Allí hay oro, diamantes, petróleo, gas natural, plata, esmeraldas, de todo en cuanto a recursos naturales. El problema es que no están en manos de los africanos, y algunos que tienen poder se acostumbran rápido a la corrupción. Es bien, bien fuerte, especialmente cuando uno sabe cómo es la gente de África, cuando entiendes la historia orgullosa de esa gente, de los que han defendido el continente, cuando uno entiende la herencia africana verdadera. A Ishmael, por ejemplo, le mataron la familia. Tienes gente trabajando por un plato de comida que en su vida han visto un diamante y si lo ven, tienen que entregarlo. Ahí tienes otro ‘galletazo’ que Papá te da”, articula.
¿Y Puerto Rico? ¿Cómo se ve? Sí, porque Tego es de esos pocos artistas famosos que no vacila en hablar de las virtudes y defectos de su tierra.
“Que yo sepa, ningún pueblo ha logrado su independencia mediante la paz. Si los hay, deben ser bien poquitos”, empieza a discernir al cuestionársele las posturas pro independencia que ha manifestado en temas, como ‘La Muralla’, junto al grupo Puya. “Ahora… es algo bien difícil írsele de frente al ejército más fuerte del mundo, irse contra alguien que no le conviene dejarnos ir. Pienso en Vieques. Entonces tienes que en la educación te enseñan que esta gente vino a salvarnos, que miremos como está Cuba de pobreza, cuando realmente, yo he ido a Cuba, y allí hay mucho orgullo de lo que ha sucedido”, dice, con una ‘t-shirt’ verde con un mensaje que dice ‘100 x 35≠51’.
“Por ejemplo, digan lo que digan de Fidel, y no es que uno lo idolatre, pero hay que respetar lo que allí se ha hecho”, puntualiza, haciendo la salvedad que en sus canciones de vez en cuando zumba cortes sobre política y lo social, pero que “en la música hay que buscar un balance”.
En esa misma línea, Tego indicó que no descartaría grabar en algún momento con exponentes que hagan rap político y social. “Pero recuerda que yo doy una que otra cucharadita de lo que pienso. El que te escucha de siempre sabe, pero uno quiere que lo escuche todo el mundo”, dice, resaltando que su música no es urbana porque “es que esa palabra ya se ha puesto tan pendeja, mano”.
“Me gusta Juan Luis Guerra, por ejemplo, porque te cuela las cosas sin que uno se dé cuenta. En este disco de ahora hay un tema que se llama ‘Pa’l Burro’. Y viene con dos significados. En el bajo mundo, ‘burro’ es un bloque de cocaína. Y quizás los chamaquitos cuando escuchen el tema crean que es sobre eso, y lo hice en reguetón pesado a propósito. Pero en verdad, de lo que trata el tema es de la educación que el Estado les da a los pobres. Trata de cómo te enseñan que a los negros los liberaron, y no realzan sus contribuciones a la historia puertorriqueña. Trata sobre cómo el programa de ‘Capítulo Uno’ del sistema de educación se convirtió en un negocio. Los ‘hip hoppers’ usualmente leen más que el resto del público, pero yo quiero que esta información le llegue a los que les toca, a los que van pa’ arriba y pa’ abajo en las motoritas. Los chamaquitos creerán que es un alarde de narcotráfico, pero para llegarle a ese coro tienen que oír todo lo que tengo que decir sobre la educación de los pobres en Puerto Rico”, especifica Tego, quien dice ser “hijo de NWA, de Public Enemy, de KRS-One”.
Así va Tego, bien claro. Sin tapujos y diciéndolas como son. De hecho, aprovechó que Diálogo va dirigido a la comunidad universitaria para mostrar su respaldo y, por qué no, hacer una que otra critiquita constructiva, a lo ‘Abayalde’.
“A los universitarios que sigan con sus luchas, como lo de la matrícula. Ellos son una parte bien importante de Puerto Rico. Y también que sepan que hay otras causas como la del estudiante que un policía mató en un Burger King, o como el racismo contra los negros, o como la xenofobia contra los dominicanos, o como los ataques a los pobres. Se les quiere, estudiantes, y, sobre todo, se les necesita”, finaliza Tego la entrevista, con la mano derecha estirándose un ‘dreadlock’ y la izquierda cerrando el puño.
Después de todo, el que sabe, sabe.