
Un poderoso sismo que sacudió el lunes por la madrugada a una gran porción del centro de Italia dejó más de 150 muertos y hasta 50.000 personas sin hogar. Se teme que aumente el número de fallecidos, mientras que los heridos rondan los 1.500, dijo el primer ministro Silvio Berlusconi. “Algunas localidades del área han sido virtualmente destruidas por completo”, dijo un sombrío Gianfranco Fini, presidente de la Cámara Baja del Parlamento, antes de que los diputados realizaran un minuto de silencio. La agencia de noticias italiana Ansa, citando a socorristas, dijo que los muertos alcanzaban los 150 después de ocurrido el sismo. Las víctimas fatales se contabilizaban principalmente en L’Aquila, capital de la montañosa región de Los Abruzos y fundada en el siglo XIII a unos 100 kilómetros al este de Roma, y en las localidades aledañas. Viviendas, antiguas iglesias y otros edificios colapsaron en el peor sismo en Italia en casi 30 años. Unos 15.000 edificios fueron declarados como zonas prohibidas para el ingreso. “Me desperté escuchando lo que sonó como una bomba”, dijo Angela Palumbo, de 87 años, mientras caminaba por una de las calles de L’Aquila. “Pudimos escapar con las cosas cayéndose alrededor nuestro. Todo se sacudía, los muebles se caían. No recuerdo haber visto algo semejante en toda mi vida”, dijo la anciana. El ministro del Interior Roberto Maroni visitó el área y dijo que los muertos habían superado los 50. Luca Spoletini, portavoz del Ministerio de Protección Civil, estimó que el terremoto habría dejado unas 50.000 personas sin techo. Alrededor de 26 ciudades y pueblos sufrieron daños graves. En la pequeña localidad de Onna se registraron 10 muertos, dijo un fotógrafo de Reuters que vio a una madre y a su pequeña hija siendo trasladadas en el mismo ataúd. Berlusconi canceló un viaje a Moscú y explicó que había declarado el estado de emergencia nacional, que liberaría fondos para asistencia y reconstrucción. El papa Benedicto XVI dijo que estaba ofreciendo una plegaria especial para las víctimas. Las casas más antiguas y las construcciones hechas de piedra, particularmente en las localidades periféricas que no han sido restauradas, colapsaron con facilidad. Los hospitales solicitaron la ayuda de doctores y enfermeras de Italia. El olor del gas llenaba algunas partes de las localidades montañosas debido a la ruptura de las cañerías. Habitantes de Roma, ciudad que raramente registra actividad sísmica, se despertaron con el temblor, que provocó la caída de muebles, el bamboleo del alumbrado público, y el encendido de las alarmas de automóviles. El terremoto se produjo poco después de las 03:30 hora local y tuvo una magnitud de entre 5,8 y 6,3 en la escala de Richter.
“Cuando se produjo el sismo, corrí a la casa de mi padre, abrí la puerta principal y ví que todo había colapsado. Mi padre seguramente esta muerto. Pedí ayuda pero no había nadie cerca”, dijo Camillo Berardi en L’Aquila. Otros se consideraron afortunados, mientras ancianas lloraban y residentes que sólo contaban con sus manos y buena voluntad ayudaban a los bomberos y rescatistas a revisar entre los escombros. “Me desperté escuchando lo que sonó como una bomba”, dijo Angela Palumbo, de 87 años, mientras caminaba por una de las calles de L’Aquila. “Pudimos escapar con las cosas cayéndose alrededor nuestro. Todo se sacudía, los muebles se caían. No recuerdo haber visto algo semejante en toda mi vida”, dijo la anciana. Pilas de escombros estaban esparcidos por L’Aquila -que tiene una población de 68.000 habitantes- y en los pueblos cercanos, bloqueando caminos y dificultando la tarea de los equipos de rescate. “Miles de personas (podrían haber quedado) sin hogar y miles de edificios colapsaron o sufrieron daños”, dijo Agostino Miozzo, un funcionario del Ministerio de Protección Civil. Un residente en L’Aquila que se encontraba parado frente a un bloque de apartamentos que había sido reducido a la altura de un adulto dijo: “Este edificio tenía cuatro pisos”. Algunos autos estaban enterrados en los escombros. En otra sección de la ciudad, residentes intentaban silenciar los gemidos de la gente para ubicar la procedencia de un bebé que lloraba. Este es el peor terremoto en términos de muertes entre los que sacudieron a Italia desde el 2002, cuando 30 niños murieron al colapsar una escuela en el sur. Hubo numerosos reportes de que varias de las iglesias románicas y renacentistas de la zona habían colapsado. Parte de una residencia universitaria y un hotel colapsaron en L’Aquila y al menos una persona aún estaba atrapada bajo los escombros, mientras se ignoraba la cantidad de muertos en el lugar. El sismo derribó el campanario de una iglesia en el centro de L’Aquila. Los puentes y carreteras del área montañosa fueron cerrados como precaución. El terremoto fue el último y el más fuerte de una serie de movimientos que sacudió la zona de L’Aquila durante el domingo y el lunes. Los terremotos pueden ser particularmente peligrosos en algunas partes de Italia, donde algunos edificios centenarios se conservan en mal estado.