Estudiosos de tecnología, formadores de políticas públicas y activistas debaten constantemente si las nuevas tecnologías realmente mejoran las vidas de los que las usan. ¿Tener un celular puede contribuir a sacar a una persona de la pobreza? ¿Bloguear puede cambiar el curso de un país? ¿Mostrar bases de datos y récords gubernamentales puede obligar a los gobiernos a ser más transparentes? ¿Visualizar información puede empoderar a la gente, impactar políticas públicas, y disminuir la incidencia criminal? ¿Cómo las nuevas tecnologías y las redes sociales pueden ser herramientas de desarrollo social, político y económico? Son preguntas complejas, con respuestas multidimensionales.
En los turbulentos días post-eleccionarios en Kenia en 2008, un grupo de voluntarios fundó el proyecto virtual Ushahidi (www.ushahidi.com), que significa testimonio en swahili. Utilizaron un código open source -que permite ser reutilizado y transformado libre y gratuitamente- para hacer un mapa que mostrara los incidentes violentos que se estaban registrando en el país. Las personas con acceso a un celular, o a la Internet, enviaban la dirección del lugar donde había ocurrido el incidente: asesinatos, robos, violaciones. Luego, el equipo de voluntarios verificaba la veracidad de la información. Para hacer este “mapa de la crisis” dependieron del crowd sourcing: usar los recursos colectivos para hacer un proyecto. El mapa se convirtió en una herramienta visual de denuncia ante la falta de información en los medios tradicionales.
Desde entonces, Ushahidi ha crecido. Voluntarios y organizaciones han adaptado el código para sus diferentes contextos. En Sudáfrica para mostrar actos de violencia xenofóbica, en la República Democrática del Congo para denunciar la violencia, AlJazeera lo usa para el conflicto en Gaza, en México para revelar incidentes e irregularidades durante las elecciones federales de 2009, y recientemente en Haití para exponer los lugares donde hay problemas de seguridad, daños a las infraestructuras y emergencias, entre otros. Algunas plataformas también permiten hacer denuncias a través del email y de Twitter. Ahora, la pregunta es: ¿para qué sirve esto? En Haití, por ejemplo, según informes de prensa, logró que fuerzas policiacas rescataran sobrevivientes en sitios específicos. Pero lo importante, por el momento, es que Ushahidi es un modelo tecnológico innovador a favor del trabajo humanitario y los derechos humanos. Es un modelo comunicativo de muchos-a-muchos que reemplaza el de uno-a-muchos sobre el que descansa el trabajo periodístico tradicional. Es un nuevo paradigma comunicativo en el que muchas personas se pueden comunicar con muchas otras en tiempo real. Es un modelo que subvierte a los medios tradicionales y cuenta con la colaboración colectiva. Todavía es temprano para saber si mejorará y cambiará las vidas de las personas y las comunidades que lo usan. Pero es un buen comienzo.
La autora es periodista.
Su correo es: firuzeh.shokooh@gmail.com.