
SOBRE EL AUTOR
Galardonado con el premio “Best P.R. Feature Documentary by Jury” en el Rincón International Film Festival (RIFF), el filme The Last Colony estrenará hoy jueves en Fine Arts Café en Santurce y Hato Rey, con la misión de educar a su público sobre la identidad política de Puerto Rico como territorio.
Juan Agustín Márquez, puertorriqueño ganador de dos premios Emmy por sus documentales Los 17 y 100,000, toma el plebiscito llevado a cabo en las elecciones del 2012 como punto de partida para demostrar todos los ángulos posibles del tema del estatus de Puerto Rico cuya discusión es interminable.
No se deben dejar intimidar por el título de la producción. Sí, el largometraje es mayormente en inglés por lo que tendrá subtítulos en español. Cualquier nacionalista ofendido por esto debe reconsiderar ignorar la pieza solo por esto ante tan pertinente apuesta cinematográfica.
En su génesis, The Last Colony fue pensada completamente en inglés ya que Márquez observó un desconocimiento redundante en la cultura estadounidense acerca de lo que Puerto Rico es como territorio político. El documental entonces se dirige más hacia este público angloparlante con un fin educativo; lo que poco a poco ha logrado desde que comenzó con proyecciones en Ithaca, Nueva York.
Sin embargo, eso no le quita mérito a su lugar en la cultura cinematográfica de Puerto Rico. Aparte de ser un orgullo por haber realizado el documental en un ambiente de cine mayormente (si no completamente) carente de este género informativo, el proyecto de Márquez es perfecto para una sociedad bipartidista en donde el fanatismo, las falsas promesas y el farandulismo nublan el tema tan significativo que presenta.
Es decir, el filme de Márquez le informa a aquellos ignorantes sobre el tema del estatus mientras que lo pone en una perspectiva objetiva para aquellos que lo han vivido pero han tomado decisiones ciegas e intransigentes ante él.
The Last Colony le da el espacio a cada uno de los sectores políticos mayoritarios para explicar sus casos respectivos. Figuras como José Alfredo Hernández Mayoral y Aníbal Acevedo Vilá, entre otros hablan de parte del estadolibrismo; un grupo selecto que incluye a Rafael Cancel Miranda y María De Lourdes Santiago hablan de parte del independentismo, mientras que el anexionismo es representado por políticos como Luis Fortuño, Kenneth McKlintock y Ricky Rosselló.
Márquez contextualiza el tema dentro de la historia puertorriqueña, comenzando el largometraje con una recapitulación de los acontecimientos por los que ha pasado la Isla desde que fue invadida por los estadounidenses en el 1898.
El cineasta sitúa las posturas de los tres sectores políticos principales dentro de los eventos ocurridos para el plebiscito del 2012, el cuarto en toda la historia puertorriqueña. The Last Colony repasa miniciosamente cada punto de la controversial papeleta que se utilizó en esa última consulta con entrevistas que apoyan a cada opción con tal de que el público lleve a cabo su propio juicio.
Aunque Márquez le da un peso mayor a los políticos dentro del filme, también busca diferentes ángulos para lograr la objetividad con la participación de analistas y expertos en las ciencias políticas. Al apelar más al público estadounidense, el documental también se responsabiliza en incluir varias entrevistas con conocedores y profesionales angloparlantes ante situaciones político-territoriales como Peter Rosenblatt, ex embajador de las negociaciones sobre el futuro del estatus de varios territorios de Estados Unidos en el Pacífico (Islas Marianas del Norte, Marshall y Palau y los Estados Federados de Micronesia), y Don Young, representante del estado de Alaska.
The Last Colony no es un largometraje ostentoso que busca fanfarria y popularidad. Nada lo detiene en su búsqueda de lo artístico: la banda aguadillana, Indigo, participa del proyecto con la canción tema del mismo. El fin primordial de Márquez es simplemente educar de la forma más imparcial posible, algo que logrará a mayor escala mientras más se difunda el documental.
Como fin secundario se coloca el hecho de esclarecer la situación territorial de Puerto Rico de una vez y por todas. Claramente, esto no es imposible.
Márquez convierte a su documental en uno interactivo al compartir un enlace donde el público podrá votar en lo que sería un plebiscito no oficial en línea.
Hay que hablar sobre Puerto Rico, tal y como dicta el slogan del filme. Puede que pase todo como puede que pase nada. La atención internacional que le otorgará el documental a una situación que lleva años en boca del boricua junto con su valor educativo son los aspectos más importantes del mismo.