
En un excitante largometraje, el afamado director Robert Zemeckis vuelve a lucir su ingenio cinematográfico en The Walk, un recuento de una de las más asombrosas hazañas en la historia humana, que aconteció entre las alturas de las desaparecidas torres gemelas del World Trade Center (WTC) de la ciudad de Nueva York en agosto de 1974.
Philippe Petit (Joseph Gordon-Levitt), un trapecista y malabarista francés, se planteó muy seriamente conquistar el sueño que desde joven le persiguió: cruzar en la cuerda floja los dos edificios más altos del mundo. Su fijación podría ser considerada como una obstinación suicida, mas como dijo el mismo Petit: “El cable es un lugar más seguro para estar. La calle no lo es. La vida no lo es”. El filme, narrado en primera persona por Petit se convierte en una mirada íntima, detallada y que, consecuentemente, puede dejar al espectador sin aliento.
Remontándose a la Francia de 1960, Zemeckis se encarga de evocar la memoria del arrojo que caracterizó a Petit desde niño. Un niño que quedó prendado de las artes circenses y que además de tenacidad, demostró persistencia. Desde sus pequeños espectáculos clandestinos en las calles parisinas, su fascinante caminata entre las torres de la catedral de Notre Dame, hasta cruzar las icónicas y recién construidas torres gemelas en Nueva York, Zemeckis le sacó partido a las alturas para hacer un drama lleno de intriga, vistas panorámicas asombrosas y unos efectos visuales que ubican al espectador caminando en el cable sobre el vacío. Detalles que merecen verse en 3-D y que a quienes padecen de vértigo, fácilmente podrían abrumar.
Durante la película van apareciendo personajes determinantes en la hazaña de Petit como Papa Rudy (Ben Kingsley), un presunto checo, políglota y sabio, que infundió en el joven trapecista un gran sentido de responsabilidad y pasión por el arte, al punto de considerarlo su vida misma. También se aprecia en la narración el rol de Annie (Charlotte Le Bon), su confidente y con quien conoció el amor. Aparecen poco a poco sus amigos, y colaboradores de su asombroso logro, Jean Louis (Clément Sibony) y Jean François (César Domboy). Todas, actuaciones que no deslumbran, pero quedan compensadas por la maestría del juego de cámaras y delirantes efectos visuales.
La secuencia de eventos está bien pensada, y aunque buena, le ha ganado algunas críticas porque algunos consideran que el filme es una copia del documental de James Marsh, Man on Wire (2008). Mas, vale aclarar que la diferencia estriba en que el documental carece de fascinación y no ubica en ningún momento al público enfrentando el vacío como lo logró Zemeckis. A eso se le suman los silencios, y la elegante selección musical que va de Douce Candy de Claude François a Für Elise de Beethoven.
Sobre la actuación de Gordon-Levitt cabe destacar que es muy orgánica. El acento francés y los diálogos en ese idioma los dominó y los utilizó a favor de su interpretación. Más que un reto pareció uso y costumbre, su zona de confort, cuando sabemos que no lo es.
En fin, The Walk podría considerarse como uno de los filmes mejor elaborados en lo que va de año y tal vez, de los más excitantes y que -nuevamente- merece verse en 3-D. Quienes le teman a las alturas, tal vez deben pensarlo dos veces, pero la experiencia es sobrecogedora, máxime cuando se trata de una representación de un evento real.
https://www.youtube.com/watch?v=GR1EmTKAWIw