Con tan solo mirar el retrato de su mamá al lado de una ceiba en una playa de Puerto Rico ella lo entiende. Bertita Zúñiga Cáceres no está tan lejos de casa na’. Honduras puede que esté lejos de Puerto Rico, pero a la misma vez muy cerca. A la hora de defender los derechos de los oprimidos, los tiempos y los espacios realmente dependen de las circunstancias.
El tiempo y el espacio, en esta ocasión, estrecha los lazos del pueblo puertorriqueño con el hondureño. Miremos el espacio. Nos encontramos en el Campamento de la Coalición Playas Pa’l Pueblo, entre el Hotel Marriott de Isla Verde y el Balneario del Municipio de Carolina. Este es aún otro vistazo que Diálogo le echa a la visita a Puerto Rico de la hija de Cáceres, esta vez con el enfoque puesto en las luchas en defensa del medioambiente y los derechos humanos en Borinquen, luego de que, en un reportaje anterior analizáramos la cruenta guerra que en Latinoamérica libra la comunidad ecológica ante el embate de la cultura de explotación de recursos naturales.
La ubicación exacta de Zúñiga Cáceres es la Vereda de Hombres y Mujeres de Lucha, donde se rinde homenaje a activistas de los derechos humanos ya fallecidos. Allí hay ceibas y ausubos sembrados en tributo a Berta Cáceres y a las puertorriqueñas Ivania Zayas y Mirka Negroni, entre otras figuras. Hay flores al lado de la ceiba de Berta. Se prepara una fogata para una ceremonia espiritual indígena más adelante, “para agradecer a los guardianes naturales de este espacio”, según dijo la activista Hilda Guerrero.
Guerrero representa a las organizaciones El Grito de los Excluidos y las Excluidas y Comuna Caribe, que han sido vitales para la llegada de Zúñiga Cáceres a Puerto Rico y para el desenvolvimiento el pasado fin de semana del Segundo Encuentro Latinoamericano de Mujeres de Lucha, en Casa Pueblo, en Adjuntas. La ceremonia de este día, en honor a Berta Cáceres, dice Guerrero, se hace “porque la lucha revolucionaria también tiene su espiritualidad”. En la ceremonia participarían líderes indígenas que asistieron la semana pasada al Segundo Encuentro Latinoamericano de Mujeres en Lucha por el Medioambiente y la Sostenibilidad. Además, hubo dos participaciones artísticas, una del grupo de bomba Ausubo y otra de un poema, al estilo brindis, del poeta Eric Landrón, acompañado por la violinista Blanca Rovira Burset.
A continuación, algunos vídeos de la ceremonia. Para ver el poema de Landrón, dedicado a Berta Cáceres y Berta Zúñiga Cáceres, pulse aquí.
En kayak y por la Isla Nena
En el espacio hay distintas figuras conocidas por su activismo a favor del medioambiente y de los derechos humanos, artistas y ciudadanos solidarios todos. De repente, uno de los más conocidos, llega descalzo al área; se nota que acaba de salir del agua playera. Se trata de Alberto De Jesús, que durante los últimos veinte y pico de años ha estado activo en la lucha ambiental en Puerto Rico. Su lucha ha sido tan visible, que el nombre de Tito Kayak, mote ganado por sus batallas acuáticas en defensa de la ecología, puede resultar polarizador.
En esta mañana dominical, Tito Kayak está muy contento. Dice que viene de ordenar los kayaks del campamento y empieza a contar de cómo va la cosa.
“Ayer fue la limpieza de la playa aquí y apenas sacamos como cuatro bolsas de basura de los alrededores. ¿Tú sabes lo que es eso? ¿Cuatro bolsas de basura nada más?”, dice sobre una actividad sabatina en la que participaron sobre 80 niñas, niños y adolescentes de grupos como Centro de Acción Urbana, Comunitaria y Empresarial de Río Piedras (CAUCE), Líderes Jóvenes en Acción (LIJAC), la Universidad de Puerto Rico y escuelas del área de Carolina.
Bertita – o Cáceres Zúñiga, para efecto de este artículo de dos partes – quizás no lo sepa, pero ella tenía apenas cuatro añitos cuando ya Tito Kayak empezaba a pulsear con poderosas maquinarias empresariales y gubernamentales que promueven la cultura de la explotación de recursos y, sin querer o sabiéndolo, el detrimento de las áreas naturales del planeta.
Su currículum vitae de resistencia por motivos ecológicos habla solo. En el 1995, la organización a la que pertenece De Jesús, Amigos del M.A.R. (Movimiento Ambiental Revolucionario) se forma con motivo de una kayakada que el líder organizó en el área adyacente a las islas de San Thomas y Santa Cruz, en contra de experimentos militares del Ejército de Estados Unidos.
En 1998 es que los medios bautizan a De Jesús con el nombre de Tito Kayak, luego de que en su kayak irrumpiera en el perímetro acuático de unos ejercicios de la NASA en la costa de Vega Baja, donde logró detener el lanzamiento de tres cohetes que supuestamente emitían gases de metano y aluminio. El proyecto se detuvo en aquel entonces, gracias a la desobediencia civil acuática de De Jesús y gestiones de otras organizaciones, principalmente el grupo Familia Taína.
Meses después de llevar la resistencia al agua, De Jesús realizó una manifestación en la que pernoctó durante cinco días en un andamio de una construcción aledaña al Mercantil Plaza, en Santurce, cerca de donde ubican varias embajadas y oficinas internacionales de distintos países del mundo. Protestaba el paso de un buque japonés de energía nuclear, pues el gobierno no especificaba las medidas de seguridad para este movimiento.
Al bajar del andamio, y previo a ser arrestado por desobediencia civil, De Jesús fue entrevistado por el periodista Carmelo Ruiz, de Claridad, respetado especialista en periodismo social y ecológico que falleció recientemente. En esa entrevista con Ruiz, De Jesús dijo que el pueblo se uniría para sacar a La Marina de Guerra de los Estados Unidos del área de Vieques, como había sucedido en Culebra en 1975.
Justo después de haber enfrentado el proyecto de Coquí II en la costa vegabajeña, había comenzado su interés por la causa de Vieques, por los perturbadores bombardeos de La Marina y por cómo parte de la costa viequense estaba forrada por explosivos. Ante el foro brindado por Ruiz y la prensa nacional luego de la protesta en el Mercantil Plaza, De Jesús enarboló la lucha ambientalista de Puerto Rico con el ejemplo de la Isla Nena, municipio en el que La Marina estuvo activa desde 1938 hasta principios de siglo 21.
El 19 de abril de 1999, murió David Sanes, quien sin querer se convirtió en un mártir de a lucha ecológica y de derechos humanos en Puerto Rico. Claro, el ejemplo de Sanes es muy distinto al ejemplo de Berta Cáceres. Sanes laboraba como guardia de seguridad para La Marina cuando un bombardeo durante un ejercicio acabó con él, mientras que Cáceres encontró su muerte a manos de sicarios contratados para darle fin a una vida humana comprometida con la defensa del medioambiente y las comunidades marginales indígenas de Honduras. Comoquiera, fueron crímenes desalmados, uno por el afán de hacer guerra y el otro producto del gran dilema de persecución sociopolítica que viven los ecologistas en Latinoamérica.
“Al día siguiente de que mataran a David Sanes, dejé mi trabajo y me fui remando hacia Vieques”, recordó De Jesús en entrevista con Diálogo.
De Jesús revive con ánimo el momento a la menor provocación. “Me quedé en casa de la familia Zenón y el 21 de abril vamos a Esperanza, y luego junto a un grupo de pescadores y la prensa rumbo a la playa Carrucho al sur de Vieques”, una costa que entonces fungía como área de ejercicios militares, narró De Jesús. La intención era realizar una manifestación y rendirle homenaje a Sanes en los terrenos prohibidos de La Marina.
Por lo que entiende fue “una casualidad”, De Jesús llegó minutos antes que el contingente que iba hacia playa Carrucho. El bote en el que andaba se quedó esperando a los demás botes, dónde vendría la prensa y otros observadores. Un pescador se había ido al frente y ante esa curiosidad, De Jesús se tiró al mar y lo alcanzó nadando por su cuenta. Se montó en esa otra lancha, recuerda “que era un pescador de sardinas”, dialogó con él sobre los ejercicios militares y las bombas que habitaban en las costas viequenses.
“Cuando estamos llegando me dice: ¿tú quieres ver bombas en el agua? Meto la cabeza al agua y veo un montón de bombas”, explicó De Jesús.
“Poco a poco me iba molestando más. De lejos uno ve el contorno de esas playas de Vieques como un paraíso. Cuando nos estamos acercando empiezo a ver humo saliendo de la tierra”, dice, “a dos días de que pararan los bombardeos por la muerte de David Sanes”.
De Jesús afirma que se lanzó al mar a ver el ambiente debajo del agua y que cerca de la orilla vio barcos hundidos. Aseguró haber visto el USS Killen, un imponente buque de guerra que utilizó Estados Unidos tras finalizar la Segunda Guerra Mundial y que en las costas de Vieques y Salinas fue usado como tarjeta de ejercicio hasta ser hundido, sin piedad alguna.
“A cien metros de la orilla estaba ese barco. Lleno de drones de acero que sabrá Dios que eran”, resaltó De Jesús.
Este vídeo muestra imágenes del hundido buque de guerra USS Killen, en la costa sur de Vieques:
En inicio, la intención del viaje era realizar una manifestación como protesta y en memoria de lo sucedido con David Sanes dos días antes. Pero la cosa cambió. De Jesús, los pescadores y activistas de la comunidad viequenses sintieron un compromiso inmediato.
“Yo no fui a quedarme allí. Pero entonces uno llega y ve cosas así, imagínate. Además, si no se quedaba alguien allí, la cruz que llevamos en nombre de David Sanes iba a ser removida cuando retomaran los ejercicios. Así que decidí quedarme”, señaló De Jesús.
Alguien le dio agua. Otra persona le regaló una camisa y una gorra. Durante la noche de esa primera estadía, Cacimar Zenón, a quién considera su hermano de lucha, regresó con un grupo de viequenses en el que “algunas personas estaban molestas e insistían en que tenía que regresar”.
“Me decían: ‘te van a arrestar’. Y yo les decía: ‘Pues que me arresten. Yo me quedo aquí. Y esto se va a llenar de gente acá’”, expuso.
“Cacimar siempre estuvo conmigo. Recuerdo que ese día tenía una bolsa de chistrí (merienda de palitos de queso). Me la dio y con eso pasé lo que quedaba de noche y el otro día entero. ¡Desayuné chistrí, almorcé chistrí y a la cena me quedaban tres chistrís!”, dice entre risas De Jesús, con la buenaventura de quien ahora mira hacia atrás una titánica gesta.
“Al otro día en la noche, Cacimar llegó a quedarse. Luego vinieron más compañeros”, indicó, agradeciendo el respaldo de las distintas figuras de Vieques durante el comienzo de aquel campamento de desobediencia civil en 1999. Mucho más allá de políticos que “llegaron allí a bautizar playas, Vieques se llenó del pueblo”, resumió De Jesús. A la playa y a la loma de manglar adyacente lo bautizaron como campamento Monte David, “y siguió llegando gente, de todos lados, más allá de Puerto Rico”.
“Sabía que venceríamos”, dijo.
La capacidad de organización y solidaridad del movimiento fueron duras desde el inicio, aun dentro de todas las improvisaciones. Sobró la resilencia. No había Facebook Live, ni Periscope, ni Twitter, ni Instagram, pero la prensa de entonces lo reportó a la brevedad posible, cuando se enteró. Las manifestaciones a favor de Vieques se regaron por toda la isla grande y en bastiones boricuas de Estados Unidos, como Nueva York y Chicago. De repente, la selección de baloncesto sacaba una pancarta por Vieques en el Premundial de FIBA en Argentina o un judoca dedicaba una medalla en El Salvador o manifestantes interrumpían un juego de Grandes Ligas o estudiantes protestaban en España o la imágenes de los arrestos conmovían el planeta o Tito Trinidad hacía el reclamo antes de vencer a Oscar de la Hoya en Las Vegas. La red de respaldo fluyó de menos a más, hasta dominar a plenitud la opinión pública internacional.
Tito Kayak no solamente realizó manifestaciones en Vieques, sino que llevó la protesta al Capitolio, como muestra este vídeo. El clamor por los derechos del pueblo viequense y por el ecosistema de la Isla Nena se regó por todo el mundo:
Tras cinco años de resistencia, desobediencia civil, arrestos, pleitos legales y prominencia noticiosa internacional, el pueblo de Puerto Rico obtuvo una victoria en esta lucha ecológica y de derechos humanos. En 2003, los puertorriqueños sacaron a la Marina de los Estados Unidos de la isla de Vieques.
Lo que ha pasado después está bajo constante lupa mediática, pues el gobierno federal anda lejos de completar la limpieza de las costas viequenses. El tema se sigue investigando y analizando de distintas formas. Piezas como el documental Vieques: una batalla inconclusa, del periodista y cineasta Juan C. Dávila Santiago, buscan atender los nuevos retos y las luchas actuales de los viequenses, luego de la salida de La Marina de la Isla Nena.
De Jesús, mientras tanto, ha tenido más episodios de resistencia. Algunos son notorios, como su escape de la Policía en medio de una manifestación en contra del desarrollo Paseo Caribe, en la entrada de la isleta de San Juan, o peligrosos, como cuando remó en su kayak desde la costa del Caribe de Venezuela hasta Puerto Rico en reclamo por la libertad del preso político Oscar López Rivera, o mucho más simples como el recogido de desperdicios playeros de la pasada semana, que lo tiene bien contento ahora mismo. Pero no hay duda de que el viacrucis por Vieques es uno de los más importantes en la historia de lucha ecológica y de derechos humanos del pueblo puertorriqueño.
Seguramente, Zúñiga Cáceres – o Bertita – ha escuchado la historia de cómo el pueblo puertorriqueño se apuntó aquel triunfito en Vieques. Pero la joven activista hondureña también sabe que la situación política de Puerto Rico es mucho más compleja que la gesta que se dio en la Isla Nena. Sobre eso hablamos con ella y con un experto local en la próxima parte de este reportaje.
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Berta, Borinquen y la cacería de ambientalistas en Latinoamérica
De “esclavitud energética” y “fracking”: el romance con el gas natural
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