¿Puede haber cordura dentro del teatro absurdista?
“Claro que sí. Las obras de Eugѐne Ionesco no son absurdas porque presentan cualquier cosa dispareja e irrelevante, sino que el absurdo de sus piezas radica en que lo que se presenta son situaciones cotidianas; lo que nos pasa a los seres humanos en el diario vivir”, así respondió Heriberto Feliciano Rodríguez, director de la pieza Tralalá, presentada en el Teatrito de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras del 26 al 28 de abril.
Esta pieza teatral es el resultado del esfuerzo de los estudiantes de la clase de Dicción II del profesor Feliciano Rodríguez. Tralalá es una selección, hecha por el director, de diferentes fragmentos y detalles de algunas obras de Ionesco, escritor rumano de teatro absurdo. El profesor y director de Tralalá compuso esta obra con las aportaciones del diario de Ionesco y de otras piezas de este absurdista tales como: Amadeo o cómo salir del paso, El rinoceronte, Las sillas. Los alumnos de Feliciano Rodríguez tuvieron la libertad de definir y escoger el personaje que querían desarrollar a medida que iban leyendo y preparándose para la obra.
El título Tralalá sale de las primeras líneas que dice la portera en la pieza de Ionesco El nuevo inquilino. Feliciano Rodríguez quiso recuperar eso e insertarlo en la melodía que abre esta obra, expuesta por primera vez. Tralalá también responde al ejercicio que se hace en las clases de dicción con la “r” y la “l”. “Me pareció llamativo llamarle así”, afirmó el director.
El teatro del absurdo, que tuvo su apogeo a partir del 1950, recoge varias características: rompe con el orden y la secuencia lógica de las acciones; presenta diálogos inconexos entre los personajes; puntualiza la incomunicación de la sociedad actual, en la cual se ha perdido la calidad humana y la atención a la persona; exhibe situaciones de la vida cotidiana, las cuales se llevan a cabo en forma absurda; y esencialmente, manifiesta cómo el ser humano ha llegado a un estado de incomprensión y de incomunicación en las relaciones sociales, personales y familiares.
Abre el telón
Mientras se iba acomodando el público en las sillas del Teatrito, tras el telón todo era ruido y desorden. Los chillidos de perros y sirenas, los gritos ensordecedores, los gemidos extremos, las fuertes y agitadas pisadas, fueron los que recibieron a los espectadores. ¿Qué simbolizan los ruidos y que le añaden a Tralalá? “Representan la incomunicación que tenemos. A veces, hablamos y hablamos, pero realmente no nos entendemos. Es bien difícil que las personas se escuchen y conversen. Lo quise insertar porque está muy acorde con lo que propone Ionesco, que es la incomunicación entre los seres humanos”, explicó Feliciano Rodríguez.
Luego de abrirse el telón, los personajes hicieron su presentación uno a uno. Cada personaje tenía una caracterización diferente, por lo que quedaron representadas las muchas formas de ser de los seres humanos. Los jóvenes artistas y el director, con la unión de tantas caracterizaciones diferentes en escena, quisieron hacer un recuento de lo que es la vida.
Cabe destacar el personaje de "Daisy", el cual estuvo a cargo de Amanda Victoria Vilanova. "Daisy" es la mujer sexy con la que todos desean acostarse. Encarna al sexo fuerte, atrevido y voraz. ¿Qué aporta a la obra el evidente tema sexual? Según el director de la pieza el sexo es parte de nuestras vidas, pero en Puerto Rico se exhibe desmedidamente y se enfoca de la manera incorrecta: “Aquí sigue siendo un tabú. Lo quise presentar porque es algo latente, algo de lo que no se habla, aunque sí se explota en los medios de comunicación. En la obra se muestra como algo normal porque es algo normal. Todos somos afines al sexo, pero a la misma vez lo queremos ocultar”.