Si bien el tiempo implica nuevas maneras de hacer y ser, la educación es capaz de transgredir muchas cosas, al punto de impactar no solo una, sino dos y tres generaciones. Así lo demostró el panel Ángel G. Quintero Alfaro en tres tiempos: una mirada crítica a su proyecto educativo, en el que los doctores, Manuel Maldonado Rivera, Roamé Torres González y el profesor Eloy A. Ruiz Rivera, educadores del sistema de la Universidad de Puerto Rico (UPR), presentaron una aproximación valorativa y crítica al proyecto educativo del emblemático educador moroveño.
El encuentro se enmarcó en la presentación de la quinta edición de la revista Magisterio, publicada por la Asociación de Maestros de Puerto Rico, en la que se despliegan diversos trabajos sobre los proyectos especiales y experimentales que impulsó Quintero Alfaro (1916-1992) como secretario de Instrucción Pública bajo la administración del gobernador Roberto Sánchez Vilella.
En una emotiva actividad académica celebrada el miércoles, 19 de octubre de 2016, —día de la conmemoración del centenario del educador— los tres profesores profundizaron en torno al proyecto y la gestión, no solo del Quintero Alfaro como intelectual, sino también como secretario del hoy llamado Departamento de Educación.
Precisamente, el cincuentenario de ese nombramiento, también fue motivo de júbilo durante esa noche, a la cual se dieron cita figuras de la comunidad académica como el exsecretario de Educación, Rafael Aragunde, los exrectores del Recinto de Río Piedras, Juan R. Fernández y Carlos Severino, la decana interina de la Facultad de Estudios Generales, Vicky Muñiz, y el vicepresidente de la Asociación de Maestros, Víctor Bonilla.
En la reunión, realizada en la Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras, también estuvieron presente miembros de la Junta Editora de la Revista Magisterio: Ana Helvia Quintero, Víctor Hernández Rivera y José Luis Vargas.
Moderado por Hernández Rivera, el panel se dividió en tres rondas. La primera consistió de una pregunta respecto a cómo cada uno de los panelistas se relacionó con la figura de Quintero Alfaro.
En el caso del doctor Maldonado Rivera, además de ser profesor emérito del recinto, trabajó con Quintero en el Departamento de Instrucción Pública y se formó al calor de sus enseñanzas.
Siguiendo esa línea, Roamé Torres, actual decano de la Facultad de Educación, comentó sus experiencias como alumno de Quintero, la influencia de su pensamiento, ambos valorando su figura de maestro y la profundidad de sus ideas.
Mientras tanto, Eloy Ruiz, quien es editor de la revista Magisterio, repasó los trabajos que incluye la edición, presentando líneas que aún pueden seguir investigándose sobre el intelectual.
En la segunda ronda, se permitió que los panelistas hablaran de manera libre sobre Quintero Alfaro relacionando sus alocuciones con las experiencias personales de cada uno.
Para la tercera ronda, se llevó a cabo un comentario en torno a la pertinencia del proyecto educativo de Quintero Alfaro y sus ideas, salpicado por las anécdotas y el buen humor, las más de las veces.
Tras una hora y media de conversación, y ante la mirada atenta de los presentes que incluía además, a estudiantes y egresados de la UPR, entre otros, los panelistas concluyeron que las ideas y trabajos de Quintero Alfaro, constituyen la reforma educativa más importante de Puerto Rico en el siglo 20, donde la interrelación de la cultura, la naturaleza y la educación, como planteó Ruiz, es fundamental para encaminar un proyecto de país de cara al futuro.
El final de la actividad contó con la interpretación de una pieza de piano por el nieto de don Ángel, Amed Irizarry, conocido músico y productor musical del especial del Banco Popular, “Cuba y Puerto Rico son…”. La piedra de toque se la dio su hijo, el reconocido académico Ángel G. Quintero Rivera, ‘Chuco’, al compatir, de manera breve, experiencias vivenciales con don Ángel, desde la lectura de los diálogos de Platón y los poemas de Pedro Salinas, hasta las diferencias habituales con doña María Arroyo de Colón, presidenta de la Asociación de Maestros.
El panel cerró con el poema, Coloquio bajo el laurel, del poeta venezolano, Andrés Eloy Blanco, que leyó Chuco como colofón, dejando entre los asistentes a un Ángel Quintero Alfaro, humano y presente, con el peso de su legado y la claridad de sus ideas.