Hace 33 días y de forma ininterrumpida, Gerard Caro ha plantado un árbol en distintas áreas de Puerto Rico. El calentamiento global, los problemas ambientales y la necesidad de crear conciencia sobre una economía sustentable, son algunos de los factores que despertaron en este joven la idea de realizar esta iniciativa, que hasta hoy no tiene un nombre definido.
Según Caro, en su interés de cultivar un árbol cada día, encontró la manera de aunar esfuerzos en las comunidades, preservar la cultura agrícola del País y aportar al cambio social.
Carolina, Canovanas, San Juan y Aibonito son algunos de los pueblos que ya han sido impactados por su movimiento.
Este joven cultiva todo tipo de arboles, desde frutales hasta ornamentales. Para ello escoge lugares estratégicos, visibles y en donde más de una persona pueda incluirse en el proceso. Las semillas y las plántulas son conseguidas a través de intercambios entre agricultores. En este proyecto el dinero tiene un rol mínimo.
“Es necesario que las comunidades se unan, recobrar esas relaciones interpersonales que se han ido perdiendo. Eso intento mientras voy sembrando arboles por ahí, tomando siempre las debidas precauciones. Debo mirar que el árbol no rompa el suelo, que pueda tener el crecimiento adecuado y que tenga armonía con el lugar”, mencionó.
Según el joven, sembrar un árbol todos los días tiene un sentido que trasciende lo ecológico. También realza la cultura, la mantiene viva y permite que pase de generación en generación. Para él esta parte es muy importante, pues considera que como en el pasado, Puerto Rico volverá a ser un país con una economía mayoritariamente agrícola.
“Estamos viendo que esta es la alternativa para abarcar muchos de nuestros problemas económicos y ambientales. Además, Puerto Rico tiene una cultura agrícola. El boricua sabe como hacerlo [cultivar], solo está un poco fuera de juego y necesitamos regresar”, agregó.
Por estas razones considera importante educar a la población, acción que complementa con su negocio de hacer “dreadlocks”. Mientras atiende a sus clientes, Caro aprovecha la oportunidad para hablarles sobre su proyecto, la importancia de la agricultura y la necesidad de desplazar los productos transgénicos, altamente criticados por considerarse dañinos para la salud.
Entre las experiencias más significativas del agricultor, está el día en que estuvo a punto de fallar en su compromiso de plantar un árbol diario.
“Un día no encontraba dónde plantar un árbol. Estaba en Río Piedras y faltaban alrededor de 45 minutos para que anocheciera, pensé que fallaría a mi compromiso. Entonces, un amigo me llamó. Me dijo que sembrara el árbol en el patio de su casa, pero cuando observé el lugar, no tenía espacio suficiente. Faltando 15 minutos para la noche, escuché a la vecina, le pregunté si le interesaba un árbol y me dijo que sí. Brinqué el muro que separa las casas y lo planté allí, era un árbol de limón”, relató.
Caro afirma que sus árboles le han cambiado la vida. Han influido en su manera de pensar sobre el ambiente, en su férrea defensa para que Puerto Rico tenga su propia producción agrícola y en su nueva pasión por realizar huertos urbanos.
Actualmente, se encuentra buscando apoyo para adelantar su iniciativa. Le interesa abrirla a un mayor número de personas, pero sin institucionalizarla. Desea el apoyo de gente que esté dispuesta a trabajar de manera sencilla y sobre todo, olvidándose del valor monetario que cualquier acción pueda acarrear.
Los interesados en contribuir pueden contactar a Gerard Caro a través de su cuenta de Facebook, Dreadlocks PR.