En teoría, uno de los aciertos más grandes del Festival Internacional de Cine Fine Arts Miramar fue incluir la selección galardonada, a nivel nacional, de la última edición de Cinefiesta. Al igual que yo, hubo muchos que no pudieron asistir a ese ya tan mítico evento; poder ver lo que se consideró digno de mayor reconocimiento es más que incentivo para pasearse por Fine Arts. Serían diez cortos divididos en dos proyecciones: viernes y domingo. A continuación mi reacción ante ambas.
(Primera parte)
viernes
Van como quince minutos desde que culminó la proyección y aún no puedo creer que todos estos cortos fueron premiados. De los cinco exhibidos, entre los que se encontraban los ganadores de Mejor Guión, Mejor Actor, Mejor Actriz (que fue compartido entre Idenisse Salamán y Cecilia Argüelles; la última por su desempeño en 2 trabajos distintos) y el Premio Especial del Jurado, sólo me agrado uno; curiosamente el único premiado por el público: Medio Minuto, de David Norris. Éste no es una pieza trascendental, y, para ser justo, no creo que trata de serlo, pero si logra contar una historia interesante, técnicamente competente y con una visión artística particular. Sin entrar en mucho detalle, la película trata de una pareja de ancianos, en su aniversario de boda, y cómo éstos se relacionan, juntos y por separado, con su pasado común.
De las demás, pues, en orden de proyección les proveo una breve reacción:
1. Frente al Mar, de Adriana González. Una dramatización de los últimos días de Adolfina Villanueva. La premisa es interesante, me agradó el acercamiento cotidiano a un evento histórico, pero falla en la práctica. Es tan general y simplista, especialmente en la caracterización de la protagonista (actuación que fue galardonada), que raya en la caricatura.
2. ¡Contéstame!, de Eduardo Valdés. Un hombre le habla a la cámara, que parece representar a su hijo, por 5 minutos. Este corto contiene la actuación galardonada como mejor interpretación masculina; tal vez el desacierto más grande del jurado. En realidad no es buena película, en ningún aspecto, y no merece abundar mucho en ella.
3. Los pensamientos de Darwin, de Alberto Seccarelli. Ante su realidad post-apocalíptica, el último hombre discute la necesidad de perpetuar la humanidad con la última mujer. Más o menos interesante, pero un poco hueca. Si bien los efectos digitales funcionan, las caracterizaciones, especialmente la del “último hombre”, carecen de profundidad. Parece que el enfoque principal se centró más en desarrollar la atmosfera que el contenido.
4. Teal/Turquesa, de María Espada. Inexplicablemente en inglés, la trama gira alrededor de un rompimiento matrimonial. Narrada por una niña, a modo de fabula, la trama es muy fácil y francamente insulsa. De nuevo, me sorprende que se haya ganado el premio de “Mejor Guión”.
Simultáneamente, el uso del inglés es el elemento más problemático e interesante de la película. Sin adentrarnos en la significancia del innegable acento puertorriqueño que permea en la utilización de ambos idiomas, el hecho de que se intercambien frases breves en español sugiere uno de esos “English only” hogares. Hubiese sido interesante, y hasta innovador, explorar la cotidianidad de este tipo de familias; es una realidad de nuestro contexto sociocultural (y político) a veces ignorada. Pero el fin de la pieza parece que se enfocó más en llevarnos al twist, aflicción que sufren demasiados cortos del patio, que en hacer un comentario (o, a lo poco, una observación) del mundo que permanece antes y después de la pantalla.
Por alguna razón la protagonista fue de las que compartió el premio de “Mejor Actriz”.
(segunda parte)
domingo
Tuve que esperar hasta el domingo, pero Cinefiesta 2012 se reivindicó un poco conmigo. Sin duda dejaron lo mejor para el final; nada del otro mundo (y en realidad nunca esperé eso) pero si se nota una visión asegurada y consistente en la mayoría de los cortos. Esta muestra contenía los que fueran designados como Mejor Director, Mejor Animación, Primer Premio (que es como decir “mejor película”), Mención de Honor, Premio Nacional-Extranjero y la que faltaba de Mejor Actriz.
1. El delirio del pez león, de Quique Rivera. El más corto de los cortos (3 minutos y medio) nos narra la avaricia de un enchaquetado pez. Inventivo y depurado, Rivera vuelve a demostrar que es uno de los mejores cineastas de la Isla. Se abusa mucho del término, pero, desde el diseño de las marionetas hasta el ritmo del montaje, se nota un dominio magistral del medio.
2. Para volar, de Nami Helfeld. Ganador del Premio Nacional-Extranjero (dirigido por una puertorriqueña que estudiaba en Cuba) y uno de los más completos de la selección, que si bien es inconsistente, la narrativa no está al nivel de la estética visual, me pareció una propuesta chévere. Su estilo juguetón, e insistentemente fabulario, me recordó al Kusturica de Gato negro, gato blanco (1998). Al igual que la película de Rivera, es más para ser vista que ser interpretada.
3. Fisura, de Federico Torres Fernández. El más flojo de la jornada. Sugiere un thriller político extrañamente distanciado de la realidad política del país que lo produjo. No inspira mucha reflexión; ni ahora, ni durante el momento. Lo más que puedo decir es que no me opongo tanto a la actuación galardonada de Cecilia Argüelles (claro, esto en comparación con su otra actuación y la de Idenisse Salamán).
4. El vecino, de Michelle Malley Campos. El personaje titular es un chamaco que se deslumbra con su nueva vecina, por lo que irremediablemente trata de conquistarla. Muy atada a los espacios reales de la filmación (el única que representó a un Puerto Rico que reconozco), la dirección mantiene un tono afable y entretenido.
5. Mi santa mirada, de Álvaro Aponte. Tal vez porque fue le filme en el que se puso mayor expectativa (mucho se ha escrito sobre su participación en Cannes) me pareció igualmente genial y deficiente. La calidad estética es incuestionable, una visión casi impresionista del caserío, pero el grueso narrativo deja mucho que desear. Puedo entender el razonamiento para otorgarle el “Primer Premio” y “Mejor Director”, pero es una historia genérica, que no debe ser visto como detrimento ya que es una técnica que puede ser utilizada con profundidad, pero que no inspira mayor ponderación. Se ve linda (en serio, no puedo objetar ningún aspecto de sus visuales) pero no creo que hay mucho detrás.
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