Si en las últimas semanas te sientes agobiado con tantas tareas universitarias o estás preocupado porque eres uno de los miles que se han tirado a la calle en busca de un nuevo empleo, al menos dos cervecitas te servirán para calmar ese estrés. Según un estudio realizado en Santiago de Chile por el Instituto de Ciencias de la Facultad de Medicina Clínica Alemana-Universidad del Desarrollo, el consumo responsable de alcohol reduce el estrés, y además, ayuda al buen funcionamiento del metabolismo ante los carbohidratos. Para llevar a cabo la investigación, que comenzó desde agosto de 2008 hasta agosto de este año, se usaron ratones de laboratorio para suministrarle la cantidad “responsable” de cerveza, lo que es igual (para una persona adulta) a dos latas 700 centímetros cúbicos diarios. La metodología consistió en suministrarle a un grupo de estos ratones, diez gotas diarias de cerveza, lo que equivale a 200 microlitros, durante tres meses y medio. A otro grupo se les mantuvo su dieta normal para poder comparar los efectos. A ambos se les sometió a un estrés controlado. El grupo de ratones alcoholizados presentó niveles más bajos de las moléculas marcadoras del estrés, entre estas, el cortisol y las catecolaminas, en comparación con el grupo de los ratones sobrios. La diferencia en los resultados fue significativa. Además se observó que los resultados son reproducibles pues al realizarle el mismo experimento a otros roedores, se mantienen los mismo efectos. Por otro lado, el consumo de cerveza tuvo otro efecto beneficioso para los ratones. Para evaluar el efecto de la cerveza en el metabolismo de ambos grupos de roedores, a unos se les alimentó con una dieta regular, que equivale a un 10% de calorías, y a otros, con una dieta rica en grasa, igual a 60% de calorías. A la mitad de los ratones de cada grupo, se les suministró también las diez gotas diarias de cerveza. Los resultados en esta parte de la investigación, mostraron que los animales que cosumieron grasa y cerveza, no subieron tanto de peso, a diferencia de los animales que tuvieron la misma dieta rica en grasa pero no ingirieron alcohol (a pesar que, el acceso al agua, comida y a la actividad física se mantuvo igual para ambos grupos). En conclusión, los ratones que consumieron la bebida alcohólica, adquirieron menos peso por cada caloría ingerida. Los investigadores entendieron este dato como una “eficiencia metabólica”. El consumo normal de cerveza, después de diez meses, tampoco alteró el peso del grupo que consumió una dieta regular. Si con dos cervezas diarias, se puede reducir el estrés, lo que parece ser una solución al alcance de muchos, ¿qué podemos hacer ante la posible aprobación de la ley que propone reducir el mínimo del consumo de alcohol a .02 de un .08, que permite actualmente? Irónicamente, un máximo de .02 de alcohol en la sangre, equivale a menos de dos cervezas, dependiendo del metabolismo del consumidor. ¿Otra alternativa para el estrés que no se convierta en una práctica ilegal? Ejercicio del yoga, libros que inciten a la reflexión, terapias sicológicas, tal vez.