A la una de la tarde los lunes y miércoles se escucha un taconeo en el segundo piso del Edificio Luis Pales Matos. Con ropa llamativa, accesorios extravagantes y maquillaje deslumbrante el profesor Luis Felipe Díaz entra al salón de clases para ofrecer el curso de Literatura Hispanoamérica II, del cual soy alumna.
Los estudiantes con mucha normalidad se disponen a atender la explicación, como si no les importara el por qué, cómo o cuál es la razón de que su instructor tenga labios voluminosos, pechos de mujer y una gruesa voz de hombre. Lo cierto es que el catedrático de Estudios Hispánicos en la Facultad de Humanidades en el recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico, va desde hace dos años vestido de mujer a impartir sus clases.
Margaret M. Ochoa Espinosa (MOE)¿Cómo usted se describe en este momento? O sea, me refiero a cuando se para frente al espejo, ¿qué ve?
Luis Felipe Díaz (LFD)Pues yo en mi papel de travesti, transformista, transgénero me siento muy feliz y contento. Tampoco es gran cosa, esto no significa que haya alcanzado la felicidad. Es un proceso que comencé hace tiempo, yo soy travesti hace 38 años, y que ahora se está desarrollando a este nivel de complejidad. Poco a poco he ido vistiéndome más y más de mujer hasta el extremo de que casi no visto de hombre.Por otra parte, he perdido muchas amistades, muchos han muerto, mucha gente ha dejado de hablarme porque soy transgénero y me han dejado a un lado. No creo que lo hagan por maldad, sino porque no entienden lo que soy, es algo nuevo para ellos. Aunque es inevitable sentir que me han abandonado.
Contestándote tu pregunta, te diría que yo me considero gay. Me gustan los muchachos, pero tengo un problema, a los chicos gay no le gustan los travestis como yo. Por otra parte leo y escribo mucho. Soy autosuficiente, muy solitario, siempre fui así y sigo siéndolo. Si he notado que mi carácter está cambiando para bien. Ahora soy más simpático o simpática. El ser travesti ha sacado otra parte de mi ser, de mi personalidad. Veo que ahora soy más agradable y feliz porque de varón había aprendido a ser como un poco serio y seco.
(MOE)¿Cómo ha cambiado la imagen que usted tenía de la mujer antes de que se transformara?
(LFD)Yo desde niño era algo bisexual, entendía a las mujeres, hablaba como mujer y en mi subconsciente yo sabía lo que era ser mujer. Ahora que visto de fémina es que me doy cuenta que esto no tiene nada que ver con ser gay, ni con el sexo. Es una identidad femenina que hay en mí, que me permite saber cómo son las mujeres y me puedo identificar con ellas, las entiendo más.
(MOE) Hace dos años, de ese día que usted decidió que iba a venir vestido de mujer a la universidad, ¿qué pensó, cómo se preparó?
(LFD) Ese día yo pensé que venía a un espectáculo. Yo para los espectáculos me preparo mentalmente y trato de hacerlos con un gran goce y disfrute. Te mentiría si te digo que recuerdo lo que ocurrió ese día. Para mí no fue algo racional, premeditado, ni trascendental, fue algo que tenía que venir, llegó, pasó y no, no es significativo.
(MOE)Abordando otros temas, ¿cómo usted ve que los transgénero o los homosexuales son aceptados en Puerto Rico comparado con Estados Unidos u otros países si conoce?
(LFD) En Chicago y Nueva York hay una comunidad gay que ha evolucionado, es amplia, diversa y compleja por eso hay un arco iris de símbolo. Porque están los travestis, los transgéneros y transexuales que no somos lo mismo. Yo veo que allá hay espacio para nosotros y nosotras porque ha habido una lucha por esos espacios. En Puerto Rico estamos muy atrás. En los últimos diez años ha habido poco avance. Aunque ha surgido una nueva generación de jóvenes gay que son bien atrevidos, bien trabajadores, bien políticos y bien militantes en la cuestión gay. Ya ellos saben que ser gay, ser travesti, ser transgénero no es nada malo.
(MOE)¿Por qué usted dice, y esto lo dijo en el salón de clases, que cuando alguien aprende a ser gay, emprende un viaje sin regreso?
(LFD) Porque esa es tu identidad, tu descubres lo que eres. Hay gente que trata de regresar, aquí en Puerto Rico hay un caso de un muchacho que era gay y luego se convirtió en transgénero y ganó concursos bien importantes. Por medio de operaciones hizo todo su cuerpo femenino excepto su falo, se mantuvo el pene. Pero en la iglesia le dijeron que todo eso es pecado y el ha regresado ahora a ser un varón, ha vuelto atrás. Lo cierto es que la mayor parte de los gay emprendemos un viaje a una identidad que tenemos que darle nombre, tenemos que disfrutarla, tenemos que darle un espacio.
(MOE)¿Cómo hace para trabajar con sus dos personalidades. La de Lizza Fernanda y Luis Felipe?
(LFD)No son dos, son uno. Son dos caras que se pueden virar (Puso la mano en su cabeza y movió el cuello hasta quedarse de espaldas y dijo esta es Lizza, luego se voltió nuevamente de frente y dijo: este es Luis Felipe y viceversa) A veces están las dos en el mismo lado, pestañeo y soy Luis Felipe, pestañeo y soy Lizza, y no es importante para mí.
(MOE)¿Cómo lo perciben sus estudiantes y colegas?
(LFD)Pues los estudiantes muy bien. Yo me he quedado asombrado de que muchos de ellos miran una o dos veces con extrañeza y ya no más, no es importante que yo este vestido de hombre o de mujer. A los colegas sí les cuesta mucho trabajo entender. Algunos se han preocupado y usan mucho los modelos freudianos para psicoanalizarme. Dicen que esto es algo patológico, que tuve traumas en la niñez o un trauma grande y que yo estoy buscando una verdad.