TOKIO- El próximo primer ministro de Japón, Yukio Hatoyama, comenzó este lunes las negociaciones para formar un nuevo Gobierno que enfrentará desafíos como un desempleo récord y una sociedad que envejece rápido, luego de que los votantes dieron a su partido un amplio mandato para realizar cambios. Hatoyama parece ir –de verdad- en contra de lo más sagrado que tiene Japón: la tradición. La histórica victoria del domingo del Partido Democrático de Japón (PDJ) da por terminado un largo estancamiento parlamentario y anuncia la llegada de un gobierno que se ha comprometido a poner recursos en manos de los consumidores, recortar los gastos innecesarios y quitarle poder a los burócratas. Pese a que pertenerce a una de las más importantes dinastías políticas de Japón y a una de las grandes familias industriales, Hatoyama ha ganado la elección impulsando la necesidad de un cambio en la dirección del país, principalmente tratando de quitar privilegios a las poderosas familias y a la burocracia. El machismo es otro tema tabú en la cultura japonesa. Y Hatoyama ha puesto el dedo en la llaga al asentar a lo largo de su campaña la figura de su esposa. Su amor y respeto por Miyuki, actriz de 66 años, escritora y anchor de televisión, ha impactado a la sociedad. En un acto público, Hatoyama ha dicho de ella: “Es mi sol que siempre brilla”. En 1993 a abandonó el gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) -fundado por su abuelo en 1955- y a crear el Partido Demócrata de Japón (PDJ), con el que se ha convertido en primer ministro electo. Al derrotado Partido Liberal Democrático (PLD), cuyo dominio se extendió de manera casi ininterrumpida durante casi medio siglo, sólo le queda lamer sus heridas luego de sufrir su peor derrota electoral desde que fue fundado, en 1955. “Ha tomado mucho tiempo, pero hemos llegado a la línea de largada”, dijo el lunes Hatoyama, en una conferencia de prensa desde su hogar en Tokio. “De ninguna manera esto es el destino. No mientras seamos capaces de hacer avanzar la política, de crear una nueva clase de política que cumpla las expectativas de la gente”, agregó. Hatoyama deberá armar un equipo de transición para organizar el cambio de gobierno, pero ha dicho que no anunciará a su gabinete hasta que sea nombrado oficialmente primer ministro en una sesión especial del Parlamento, probablemente en unas dos semanas. Pese a la victoria aplastante de los demócratas, muchos votantes y analistas han dicho que ésta fue impulsada más por la frustración hacia el PLD que con un amplio apoyo por el partido opositor formado hace una década. “No es que los demócratas sean buenos. Vote por ellos como un castigo para el PLD. El PLD debe cambiar”, dijo Etsuji Inuzuka, de 47 año, quien trabaja en el sector de la mueblería. A su vez, el periódico El País, de España, publicó la reacción de una ciudadana, de nombre Maeda, de 42 años y contable, quien ha dicho “estoy harta de derroches. Quiero transparencia y conocer en qué se gasta el Gobierno mis impuestos, por eso he votado al PDJ”. Los inversores recibieron con beneplácito el final de un estancamiento parlamentario que había bloqueado la toma de decisiones mientras Japón luchaba con su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial. El PDJ y sus aliados menores obtuvieron el control de la Cámara alta en el 2007 y consiguieron retrasar proyectos de ley. Previsiones de los medios daban al PDJ 308 escaños de la Cámara baja, casi triplicando su número actual de bancas en el cuerpo de 480 escaños. El PLD sólo ganó 119 asientos, desde los 300 que ostenta actualmente. “El problema es cuánto pueden ofrecer realmente los demócratas en los primeros 100 días. Si pueden formar un nuevo Gabinete rápidamente aliviarán las preocupaciones del mercado sobre su capacidad de gobernar”, dijo Koichi Haji, economista en jefe del Instituto de Investigación NLI. Los demócratas, que enfrentarán una elección en la Cámara alta en menos de un año, deberán moverse rápido para mantener el apoyo de votantes preocupados por cifras de desempleo récord y una sociedad que está envejeciendo rápidamente, lo que aumenta el costo de la seguridad social. Japón envejece más rápido que cualquier otro país rico. Más de una cuarta parte de los japoneses será mayor de 65 años para el 2015. Analistas han dicho que los planes de gasto de los demócratas podrían dar un impulso a corto plazo a la economía, justo cuando ésta emerge de la recesión, pero están preocupados de que sus programas aumenten una deuda pública que ya equivale al 170 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país. Datos reportados el lunes muestran una caída en los sueldos y las ventas minoristas en el país, lo que enfatiza la debilidad de la economía, aunque la producción industrial repuntó gracias a los planes globales de estímulo. “Hay señales de que la economía tocó piso en Japón. Pero la recuperación aún es débil y es difícil creer que lo peor quedó atrás”, dijo Akihiko Tembo, presidente de la Asociación de Petróleo de Japón. La victoria de los demócratas pone fin al “triángulo de hierro”, una asociación del PLD con las grandes empresas y los burócratas que convirtió a Japón en una potencia económica desde las cenizas de la derrota del país en la Segunda Guerra Mundial. No obstante, la estrategia se hundió al romperse la “burbuja” económica a fines de la década de 1980. Desde entonces, el crecimiento no ha logrado recuperarse completamente. El apoyo al PLD fue disminuyendo durante años, pero su carismático líder Junichiro Koizumi lo condujo a una gran victoria electoral en el 2005 con promesas de reformas favorables al mercado. Esas reformas llegaron a ser criticadas incluso dentro del PLD por empeorar las brechas sociales y de ingresos, y fueron atacadas además luego de que la crisis global llevó a Japón a la recesión.