
Mientras el Estado comete fallas en proveer servicios a las personas con diversidad funcional (discapacidades), algún nuevo proyecto para defender sus derechos y expandir sus posibilidades germina desde las entrañas de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, específicamente desde la Escuela Graduada de Consejería en Rehabilitación (CORE).
Este programa de maestría de la Facultad de Ciencias Sociales, albergado en el cuatro piso de la Torre Central de Plaza Universitaria, se estableció oficialmente en 1972 y prepara a profesionales para asistir y concretar las posibilidades de desarrollo de personas con diversidad funcional, desde el proceso de rehabilitación hasta el logro de metas vocacionales y de vida independiente.
El director de CORE, Roberto Frontera Benvenutti, declaró a Diálogo que los estudiantes del programa tienen que tener una vocación al servicio por encima del rendimiento académico. El coordinador de investigación, Robinson Vázquez Ramos, explicó: “No es que coartamos el espíritu de estudiar y superarte. Es si nosotros podemos entregarte la vida de una persona con impedimentos y tú puedes llevarla a su máximo potencial”.
Del índice de admisión, un 45% del peso recae en la entrevista, en la que evalúan la actitud del estudiantado hacia el servicio y su sensibilidad.
"Cuando hablamos de sensibilidad no es 'ay bendito', es acción", prosiguió Vázquez Ramos.
"Sensibilidad implica tener paciencia cuando una persona está utilizando un equipo para poder comunicarse, y eso es estridente y molestoso. Se presenta de formas variadas, retándonos a todos en nuestras creencias. Es un proceso de formación y desarrollo lo que tenemos aquí", añadió Frontera Benvenutti.
Impulsan programa doctoral
La Escuela Graduada de Consejería en Rehabilitación actualmente trabaja en la creación de un programa doctoral para generar evidencia empírica para las prácticas y mejorar la calidad de servicios a personas con diversidad funcional.
Para atender el problema de salud mental del País, una de las áreas de énfasis del doctorado sería la rehabilitación psiquiátrica. “El problema de salud mental se considera el primer problema de salud en Puerto Rico. Lamentablemente, los modelos de servicio son estrictamente médicos (farmacoterapia). La rehabilitación psiquiátrica es de mayor alcance, inmersa en el modelo de recuperación. Es algo que en Puerto Rico no está enteramente articulado”, explicó el director de CORE.
El segundo enfoque sería las deficiencias en el desarrollo. Mientras programas como los del Recinto de Ciencias Médicas se enfocan en la población infantil, el foco de estudio del doctorado riopedrense sería en población juvenil, adulta y de la tercera edad, quienes sufren de aislamiento. “Están desempleados y olvidados en todo el sistema de servicio. Si tú piensas que los niños de educación especial están marginados, multiplica eso por diez y ahí está el adulto”, denunció Frontera Benvenutti.
La rehabilitación, por el contrario, propondría que la persona entre al mundo profesional y se mantenga en él con igual derecho a permanencia, ascenso, y a que "cuando llegue la hora de almuerzo, un compañero de trabajo lo invite a sentarse a su mesa".
El tercer componente sería la vida independiente, a través del desarrollo de destrezas. “Dentro de la situación particular difícil, cómo la persona puede optimizar su potencial de lograr mayor independencia en su vida, siempre pensando que en algunos aspectos va a necesitar asistencia”, explicó el director.
Investigación al servicio de la comunidad
Para Frontera Benvenutti, un yaucano que se graduó de Psicología del Recinto de Mayagüez y obtuvo su doctorado en Psicología Escolar en Texas, el conocimiento principal que se genera en la Universidad a través de la investigación no se debe quedar para un grupo selecto sino abrirse a la comunidad.
“Como institución académica, nos enfocamos mucho en la investigación, en los journals peer-reviewed. Eso es importante, pero cuánto de eso se traduce en conocimiento que tenga un impacto en la calidad de vida de la gente. Esa debe ser nuestra misión”, manifestó.
En el caso de CORE, que es una maestría de práctica profesional, la investigación y el servicio van de la mano. Hace unos años se eliminó la tesis como requisito de graduación y el componente de investigación se añadió a todos los cursos. “Un buen consejero tiene que dominar un cuerpo de conocimientos empíricos que le diga cuáles son las mejores prácticas. Tiene que adiestrarse a ser un buen consumidor de literatura profesional que lo guíe”, señaló Frontera Benvenutti.
A la vez, el servicio impera. Acreditado por el Counseling on Rehabilitation Education Inc., requiere un fuerte componente de práctica reflejado en un curso y un internado profesional. Los escenarios son variados. Transitan agencias públicas y privadas, organizaciones comunitarias como Hogares Crea, cárceles estatales y federales, así como hospitales. Mínimamente, un 40% de ese tiempo se emplea en contacto directo con personas con diversidad funcional, para su participación activa.
El estudiantado de CORE colabora también con los proyectos investigativos de los profesores, un nutrido grupo de estudios entre los que figuran un manual sobre vida independiente en la vejez, una investigación sobre el campo de la consejería en rehabilitación a través de los años. la redacción de una Guía de Conceptos Básicos para acomodo razonable en el empleo y el escenario educativo, un análisis de la política pública y calidad de servicios para personas con diversidad funcional, un "estudio de las necesidades del estudiante con impedimentos del Recinto de Río Piedras", entre otros.
Ambos profesores, quienes hablan de "personas con impedimento" porque sigue siendo el término legal, abogan por formar profesionales que defiendan el derecho de cada persona a desarrollar su vida al máximo de sus posibilidades, tomando en cuenta sus condiciones físicas y emocionales, así como las barreras sociales debido a las cuales sufren de estigmas y marginación. "No es un modelo de pena, entrenamos líderes y agentes de cambio. Aquí tienes que tener una intención", concluyó Vázquez Ramos.