La portada de la edición 2017 de la famosa revista National Geographic presenta a una niña estadounidense transgénero de nueve años. En los 128 años de existencia de la revista, es la primera vez que una persona de esta identidad es representada como el tema principal de una de sus ediciones mensuales.
Bajo el lema de “Revolución de Género”, la publicación brinda un reconocimiento a las complejas y cambiantes identidades que personas alrededor del mundo manifiestan más allá de las expresiones binarias que se circunscriben a categorías heteronormales tradicionales de ‘lo masculino’ y ‘lo femenino’. Los textos incluidos en la revista expanden las conversaciones en torno a los temas que se analizan en los estudios y proyectos sociales que integran acercamientos con perspectiva de género.
En el contexto de Puerto Rico, los ataques históricos, las burlas y estigmatizaciones hacia las poblaciones transgénero acentúan la necesidad de fortalecer los proyectos de educación dirigidos a combatir la transfobia en el país. Los anuncios recientes del Departamento de Educación (DE) de Puerto Rico expresando su intención de proteger a sus estudiantes transgénero dentro de sus planteles trajo la esperada reacción de grupos conservadores que cuestionan la necesidad de estas políticas de inclusión en las escuelas.
Encabezados por coaliciones como Puerto Rico por la Familia, estas organizaciones alegan que la implementación de proyectos con perspectiva de género que integren la protección a los niños y jóvenes trans podría constituir una afrenta contra el resto de los estudiantes en las escuelas públicas. Según estos grupos conservadores y sus portavoces, permitir que los jóvenes se representen acorde con su expresión de género, crearía una confusión entre el resto de la población escolar que, de acuerdo a esta visión tradicional, se expondría a conductas que no son válidas ni aceptables.
La ofensiva mediática de estos grupos que se oponen a proteger los derechos trans en las escuelas ha sido constante y consistente. Los argumentos esbozados por estas personas han tratado de ser mesurados y cuidadosos en cada comparecencia televisiva o radial, así como en las columnas de opinión publicadas en los medios de prensa de mayor circulación en Puerto Rico. Sin embargo, a pesar de esta aparente mesura comunicada en la prensa comercial de alcance nacional, parece haber un segundo discurso de ofensa y burla cuando estos mismos portavoces “pro-familia” se expresan en medios independientes locales y regionales del país.
En la edición del periódico El Todo (Bayamón) del 15 al 21 de diciembre de 2016, el portavoz de Puerto Rico por la Familia, el doctor César Vázquez, escribió una columna en la cual cuestiona las decisiones del DE que aspiran a proteger los derechos de sus estudiantes trans. En sus argumentos no hay novedad sobre las razones por las cuales la coalición que representa se opone a estas políticas de inclusión. No obstante, el lenguaje empleado por el autor dista del respeto que le había caracterizado en comparecencias mediáticas y columnas de opinión anteriores. Su burla hacia las personas trans comienza en el mismo título del texto: “Me pusieron Juan… ¡llámame Cuca!”. Para sustentar sus argumentos, Vázquez plantea que llamarle “ella” o ponerle nombres femeninos al varón contribuirá a “provocar más acoso a este niño y va a producir confusión en los otros niños que observen este comportamiento absurdo”.
En sus argumentos, Vázquez falla en reconocer que los modelos educativos con perspectiva de género aspiran precisamente a combatir ese mismo acoso escolar que él presenta como inevitable cuando se trata de estudiantes trans. A través de una educación liberadora y celebratoria de la diversidad cultural, se puede cuestionar esa “confusión” producto de lo que estas organizaciones conservadoras catalogan como “comportamiento absurdo”.
Por décadas, los planteles escolares en Puerto Rico y otras partes del mundo han sido escenarios de diversas manifestaciones de violencia hacia quienes la sociedad estigmatiza como “diferentes” o “desviados”. Entre las poblaciones que han sido víctimas de estas agresiones se encuentran las personas transgénero.
Insistir en que toda aquella expresión de género que no se circunscribe a las visiones hegemónicas de ‘lo masculino’ y ‘lo femenino’ debe ser vista como comportamiento absurdo abona a la violencia y acoso, tanto en las escuelas como en otros espacios de interacción social. ¿Por qué urge fortalecer políticas dirigidas a proteger los derechos de las poblaciones trans en Puerto Rico? La necesidad de educar y ampliar estos derechos y protecciones resulta imperativa mientras personas con gran influencia en medios de comunicación y con miles de seguidores continúen ridiculizando a las niñas y jóvenes de las comunidades trans. Ante el odio manifestado por personas como César Vázquez con su utilización despectiva del nombre “Cuca” para identificar a las mujeres transexuales, visiones alternativas de respeto, inclusión y amor deben ser promovidas por las escuelas y otras organizaciones sociales en Puerto Rico.
Ampliar las conversaciones en torno a lo que constituyen las identidades de género en nuestra época actual abona a una cultura de paz como legado para nuestros niños y niñas. Ser transgénero no es un crimen, como tampoco lo es representarse partiendo de otras expresiones de género que la sociedad no proyecta dentro de sus categorías binarias tradicionales. Lo que verdaderamente lacera la convivencia y los derechos de todos y todas es cuando líderes de opinión utilizan los medios de comunicación, la religión y otros espacios culturales para criminalizar a otras personas por razón de su manera de representarse. De ese odio emana el verdadero crimen contra la humanidad.
Si tus padres te pusieron Juan y quieres llamarte Cuca, ¿cuál es el problema?
El autor es profesor en el Departamento de Ciencias Sociales en la Universidad de Puerto Rico en Humacao.