Para lograr la mayor parte de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es indispensable avanzar hacia una profunda transformación de las sociedades rurales.
Así los señalaron cuatro principales entes multilaterales dedicados al mundo rural –la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en ingles), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA)– quienes convocaron a los gobiernos, la sociedad civil, el mundo parlamentario y la academia al evento Las Sociedades Rurales de América Latina y el Caribe y la Agenda 2030 celebrado el abril.
Según las agencias, en el siglo pasado el paradigma del desarrollo estuvo fuertemente basado en dejar atrás lo rural y abrazar la urbanización y la industrialización. Los ODS, en cambio, proponen una nueva visión y contienen metas que solo serán alcanzadas si se revitaliza el papel de las sociedades rurales en el mundo contemporáneo y sus vínculos con el mundo urbano.
“Casi ocho de cada diez de indicadores de la Agenda 2030 están íntimamente vinculados a lo que suceda con las sociedades rurales. Dos de cada diez indicadores solo se pueden lograr en y con el campo”, explicó Julio Berdegué, representante regional de la FAO, por medio de un comunicado.
Durante el evento, realizado en Santiago, Chile, las agencias destacaron el rol central que juegan el desarrollo rural y los agricultores familiares en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
“Es necesaria una transformación rural socialmente incluyente y medioambientalmente sostenible cuyos protagonistas han de ser los pequeños productores agrícolas. Para conseguir su creciente integración a los mercados, ellos deben contar con un marco institucional y económico favorable que les permita desarrollar todo su potencial”, sumó Paolo Silveri, economista regional para América Latina y el Caribe de FIDA.
Un nuevo desarrollo rural
Los participantes den encuentro sostuvieron que las sociedades rurales de América Latina y el Caribe han vivido profundas transformaciones en las últimas décadas, aunque los efectos de estos cambios muchas veces no han ido en la dirección del tipo de desarrollo definido por los ODS y la Agenda 2030.
“En este siglo entendemos que el desarrollo solo traerá verdadero progreso humano si resulta en sociedades rurales más plenas”, explicó Manuel Otero, director general del IICA.
Se ha creado una realidad dual, con un sector agrícola muy competitivo orientado a la exportación, altamente tecnificado y al que los gobiernos dan muchas facilidades y el sector de la agricultura familiar, que es quien realmente alimentan a la población, que carece de acceso a la tecnología, los mercados, los servicios públicos básicos y el apoyo financiero y que además ocupa las tierras de peor calidad.
Esto tiene como consecuencia que, en la inmensa mayoría de los indicadores de los ODS, las sociedades rurales obtienen resultados menos positivos que los que caracterizan a las sociedades urbanas.
El caso de la pobreza lo ejemplifica: la pobreza rural alcanza al 48% de la población regional, casi el doble que la pobreza urbana, una diferencia que no ha cambiado sustancialmente en décadas.
Las cuatro agencias destacaron que, para llevar adelante el nuevo tipo de desarrollo rural necesario para el siglo 21, es fundamental impulsar transformaciones estructurales en las zonas rurales que permitan enfrentar múltiples desigualdades, territoriales, económicas, de género y de etnia.
“Se necesitan compromiso político, políticas renovadas e inversión social para generar estas transformaciones. El desarrollo del sector rural es fundamental para la sostenibilidad de las sociedades modernas. Es un camino necesario para la integración social, para la reducción de las inequidades sociales y para promover el desarrollo de todos los habitantes”, enfatizó Miguel Barreto, director regional para América Latina y el Caribe del PMA.