
Solo han pasado cinco años desde que los fanáticos recién adquiridos de Vampire Weekend movían sus esqueletos al son eléctrico y rápido de “A Punk”, canción que los elevó a otro nivel en el mundo del género indie.
Desde entonces, el sonido afro pop lleno de buenaventura ha montado a este cuarteto en un altar que será muy difícil de alcanzar. Líderes en la alta jerarquía del indie pop, los neoyorquinos lanzaron su tercer disco, “Modern Vampires of the City” (MVOTC).
Vampire Weekend había mantenido un aire misterioso alrededor de este album al utilizar como promoción un concierto llevado a cabo en la ciudad de Nueva York. El espectáculo fue dirigido por el actor Steve Buscemi y fue acompañado por una serie de videos que ampliaban el aire incómodo que traía la presencia del actor como director del evento.
En otro ámbito extraño, la banda divulgó dos sencillos del disco en una misma tarde y las iniciales del nombre de la colección fueron publicadas en los clasificados del periódico New York Times. Le mantuvieron un velo a la información así como le dejaron el mismo manto a la temática normal de la banda, develando una lírica más oscura y profunda en MVOTC.
No obstante, catalogar a un disco de Vampire Weekend como completamente sombrío sería un acto de deshonestidad o, hasta cierto punto, un chiste.
Canciones como “Finger Back” y “Worship You” son un dúo de líricas de trabalenguas y melodías extirpadas del altavoz de un camioncito de helados. El ambiente que crean ambos temas dispara a la banda a un mundo más feliz que las líricas de los temas que incluyen sangre y huesos rotos.
Lo mismo ocurre con uno de los sencillos, “Diane Young”, lo que sería un juego de palabras con la frase “dying young”. A pesar del ritmo alternativo y veloz que lleva la canción, Ezra Koenig canta de la posibilidad de una muerte temprana a la vez que su voz es medulada de todos lados. A pesar de todo, son vampiros, ¿no?
Lo genial que tiene Vampire Weekend es lograr atrapar al oyente con sus canciones apresuradas al igual que con las baladas y temas lentos. Abriendo el disco se encuentra “Obvious Bicycle”, cántico remontando la influencia del sonido africano que instrumenta el cuarteto. A mitad de colección figura “Everlasting Arms” que usa el órgano de Rostam Batmanglij para poner una sonrisa en el rostro de cualquiera.
Los chicos han dejado las líricas de aire rico de Long Island y se zambulleron a las calles ligeras de la ciudad de Nueva York cantando desde el amor hasta la muerte con una guarnición de fe religiosa como “Ya Hey” (otro juego de palabras significando “Yaweh”) y “Unbelievers”.
Los neoyorquinos ha reinventado su sonido otra vez para crear otra joya del indie pop, algo que no es necesario que hagan. MVOTC prueba que Vampire Weekend no puede hacer el mal, sino el bien y lo mejor.
“¿Será este el destino que la mitad del mundo tiene planificado para mi?”, canta Koenig en “Unbelievers”. Con MVOTC, parece que sí.