SOBRE EL AUTOR

Si Facebook fuera un país sería una potencia mundial, con ingresos que países de tierra, carne y hueso soñarían tener, pero no tienen. Con 400 millones de usuarios, esta red -y usamos la palabra red adrede, como entramado- se ha convertido en parte de la vida cotidiana, asida a nuestros hábitos como un tatuaje. Tanto así, que poco a poco la jerga o el lenguaje de este espacio se ha extrapolado al habla común. Casi como un “facebookeo, luego existo”. Ya no hay que explicar todas las desventajas y ventajas que esta web provee, puesto que es de conocimiento popular. Pero ahora y, una vez alcanzadas tan altas cifras de usuarios, 5 millones semanales, una amenaza late agazapada. Ha surgido un virus que, mediante una notificación al correo electrónico de cualquier miembro de la red, y haciéndose pasar como parte de Facebook, daña los sistemas operativos de las computadoras. La dirección de correo utilizada para dirigir los mensajes malintencionados, help@facebook.com, simula provenir de la propia empresa Facebook. El aviso que reciben los usuarios los invita a recuperar una nueva contraseña en un archivo adjunto del email. Pero nada más alejado de la realidad. El cambio de contraseña jamás se produce y lo que sí ocurre es que al abrir el archivo adjunto para leer el supuesto y engañoso mensaje, el ordenador se infecta con lo que aún no han podido averiguar los expertos en tecnología de la firma antivirus McAfee, si es un gusano troyano (Trojan). Según se desprende en una comunicación de esta empresa, jamás un portal legítimo, aunque sufra un ataque real, enviaría una nueva contraseña por correo electrónico sin antes verificar la identidad del usuario. Dave Marcus, director de comunicaciones e investigación de seguridad de McAfee, declaró a la revista PC World que, en tan sólo dos días, “hackers” han mandado millones de notificaciones que perjudican la funcionalidad de la computadora. Por el momento no hay datos claros de cuántas personas han sido víctimas de esta fechoría. ¿Por qué pasa esto? ¿Qué mentes están detrás de estos perjudiciales virus? ¿Por qué dañar algo que se desconoce o se ignora su existencia? ¿Con qué fin? Estas preguntas nacen, pero difícilmente se respondan. A lo sumo, se pueden hacer inferencias, aproximaciones. Si bien es cierto que el Internet va cobrando, cada vez más, un papel destacado en nuestras vidas, el transgredir estas fronteras, máxime cuando se está ante un monstruo en apariencia invulnerable como Facebook, puede que quién o quiénes realicen estos correos, enviándolos a millones de personas, sientan satisfacción o crean poseer al menos un ápice de poder. Ahora esta guerra de ataques que desde hace mucho ha existido, se ha intensificado. Quizá esto sea un síntoma de que el mundo cambia, permuta. Las guerras – como desde hace mucho se prevé, por mencionar algún ejemplo Guy Debord en “La Sociedad del Espectáculo”–, son también ahora abstractas, se mueven en planos paralelos, casi inmateriales, pero nos condicionan irremediablemente. ¿Qué se gana con dañar alguna computadora cuya existencia y rostro del dueño ignoramos en su totalidad? ¿Qué se pierde? Los actos humanos, cualesquiera que sean, ya no sólo atentan contra nuestros hábitos y nuestra memoria, sino que ahora también se cuelan y atentan contra las frágiles y artificiales memorias que hemos creado. Hay que ver qué memoria gana la batalla. Así lee el mensaje que se le envía a los usuarios por email. Por ahora sólo se ha detectado esta trampa en el idioma inglés. Traducción: “Querido usuario de Facebook, Por las medidas tomadas para brindar seguridad a nuestros clientes, su contraseña ha sido cambiada. Usted puede encontrar su nueva contraseña en el archivo adjunto. Gracias, Su Facebook” Ingrese a la entrada en el blog de McAfee sobre este asunto: http://www.avertlabs.com/research/blog/index.php/2010/03/17/facebook-suffers-password-reset-scam/