
¿Qué es verde?
Me sentí bien viniendo en tren. Caminé hasta la Plaza de la Convalecencia en Río Piedras y noté que había cambiado. Era nueva. Empleados del municipio limpiaban las hojas entre las plantas finas que sembraron con motivos decorativos. No me gusta: le hicieron un marcapaso a la ciudad. Contrasta con los locales que la circundan, parece añadida, superpuesta, fuera de lugar con el ritmo de aquellos que rondan las calles.
Llegué a la Feria. Niños de todas las edades y tamaños inundaban las pocas mesas de la actividad. Gritan, brincan y bailan al son de su propia música. Entre ellos se colaban locales del área, husmeando para ver qué era gratis para llevarse. Entre ellos me colé. Estaban de excursión, así me sentí cuando estaba de camino, de excursión a Río Piedras.
Los niños estaban pintados. Sus rostros brillaban con los colores, las risas y el frenesí de la promesa de un día fuera de las aulas de la rutina. Eran los policías, al igual que muchas entidades y agencias, que también tenían su mesa en el Festival. Pensé en lo dinámicos que pueden ser nuestros policías, pintando caritas un día, arremetiendo a palo limpio contra los estudiantes otro día. Son los que defienden contra los ataques y atacan para defender.
Así de multifacético era el Festival. Una mesa –la de Organización Pro Ambiente Sustentable (OPSA)– buscaba convencerme de que redujera mi huella ecológica, que no usara más bolsas plásticas; la siguiente mesa, la de la Autoridad de Energía Eléctrica, me entregó una bolsita plástica llena de parafernalia pro-gasoducto, era el colmo del greenwashing.
“El reto está en desarrollar una conciencia ambiental proactiva, de compromiso, que conlleve a incorporar en nuestras decisiones más sencillas y domésticas el tema ambiental”, lee el panfleto que me dieron en la mesa del municipio de San Juan, uno de los promotores principales de la actividad.
Muchas veces lo que no está dice más que lo que sí. Mientras recibía la libreta y la pluma “San Juan Recicla” me di cuenta que la actividad, mientras promovía un cambio de actitud en cuanto al manejo de los desperdicios, pasaba por alto su propia verborrea. Claro, estaban los zafacones de cartón, pero las botellas de aguas plásticas, los juguitos y todos los demás papeles –cositas que bien se podrían reciclar–, se metían con descuido en los zafacones.
Panfleto, panfleto, panfleto, pluma, bolsa plástica, pluma, un recuerdo en foam (cortesía de la AEE), un libro de pintar: “Lo que todo niño debe saber sobre el abuso sexual”, papeles y más propaganda ¨vía boom¨. Recuerdos de una actividad nada de green. Nada de conciencia. Se trata de un plumaje faux vert.
“Brillando hacia el futuro”
Así decía la bolsa plástica que acepté con cierta vergüenza después de escuchar un sermón de lo malas que son las bolsas para el planeta. Es el eslogan de la AEE.
No todo está perdido. Ya me cansaba de Trotamundos y los animales disecados del Museo de Vida Silvestre cuando llegaron unos estudiantes de la escuela Abelardo Díaz Alfaro con cartones en mano. Se trataba de las presentaciones de sus proyectos para la feria científica. Uno de los proyectos resaltó: un estudio que proponía auscultar el conocimiento de las personas sobre el impacto ambiental del gasoducto y el estatus energético de Puerto Rico.
Cheliany Fernández, artífice del estudio cuya hipótesis apunta a que las personas no poseen el conocimiento sobre el impacto ambiental de la llamada “vía verde”, me explicaba por qué estaba en desacuerdo con el “abarcador proyecto”, y narró como llevó a cabo su investigación. Si dos o tres más fueran como ella …
La única mesa que promovió el reciclaje fue la de la artesana de moverte (movimiento verde). Gladys Rivera me explicaba cómo usaba envolturas de dulces y demás para crear pulseras, pantallas y collares. Cada tanto tiempo nos interrumpía una niña preguntando cuánto costaba uno, en qué otros colores los traía y cómo era que los hacía. Recuerdo haber visto accesorios similares a precios exorbitantes; la artesana los ofrecía desde un dólar hasta cinco.
Una vez concluyó lo de Trotamundos, sonaba noti uno por los bocinas. Se hablaba del mensaje del Gobernador del día anterior: de los millones para aquí, de los millones para allá. La actividad ciudadana aledaña al Festival también interrumpía mis pensamientos con comentarios del presupuesto. El martes se firmó la extensión de ley de emergencia ambiental, viento en popa para la vía verde, ayer se celebró la Feria Ambiental, mañana no sé que habrá – pero hay esperanza.