TEHERAN – Hombres de la milicia islamista Basij dejaron al menos un muerto y varios heridos al disparar contra manifestantes que atacaron su edificio mientras protestaban por el resultado de las elecciones en Irán. Un fotógrafo iraní, entre otros testigos, contó sobre el tiroteo, que ocurrió durante una manifestación de decenas de miles de personas en apoyo al candidato opositor Mirhossein Mousavi, quien denunció irregularidades en el resultado de los comicios. Graves disturbios han sacudido Teherán y a otras ciudades iraníes desde que el Ministerio del Interior dio a conocer el sábado resultados que mostraban que el presidente de línea dura Mahmoud Ahmadinejad derrotó de manera aplastante a Mousavi en la elección presidencial del viernes. Hasta el momento, miembros de las fuerzas de seguridad iraníes habían disparado sólo al aire durante los dos días de los disturbios más violentos en la capital desde la Revolución Islámica de 1979, y han usado bastones para reprimir a los manifestantes que han respondido a los policías lanzándole piedras. La manifestación, que se celebró a pesar de una prohibición del Ministerio del Interior, fue en respuesta a un mitin el domingo organizado por el Gobierno para celebrar la victoria del presidente Ahmadinejad, que también convocó a multitudes. Los manifestantes, que llenaron varios kilómetros en las calles del centro de la ciudad, usaron el color verde de la campaña de Mousavi y fotografías suyas, mientras intentaban sacar fotos con sus teléfonos celulares, pese a que no podían escuchar sus palabras. La multitud coreó: “Mousavi recupera nuestros votos”, mientras lo esperaba a él y a otros líderes prorreformistas que respaldan su petición de que se anule el resultado oficial de las elecciones. Mousavi apeló al principal cuerpo legislativo de la república islámica, el Consejo de Guardianes, a anular el resultado de la elección del viernes -en la que Ahmadinejad consiguió el 63 por ciento de los votos- debido a lo que califica como irregularidades. El Consejo de Guardianes, cuyo presidente, el ayatolá Ahmad Jannati, apoyó a Ahmadinejad antes de las elecciones, dijo que adoptará una decisión en un plazo de 10 días sobre dos quejas oficiales recibidas por parte de Mousavi y otra de un tercer candidato, Mohsen Rezaie. Mousavi instó el domingo a los iraníes a mantener las protestas en todo el país “de un modo pacífico y legal” y sus simpatizantes repartieron panfletos convocando a una manifestación el lunes por la tarde en Teherán. El sitio web de Mousavi publicó que la protesta planeada había sido pospuesta porque las autoridades no habían dado la aprobación, pero agregó que Mousavi iría al lugar para asegurar que todo simpatizante que se presenterá mantuviera un buen comportamiento. “Algunos elementos sediciosos habían planeado llevar a cabo un mitín y falsamente dijeron que tenían permiso del Ministerio del Interior. Cualquiera que perturbe la seguridad pública será tratado de acuerdo con lo que establece la ley”, dijo la radio estatal. La semana pasada un alto cargo de la Guardia Revolucionaria prometió frustrar lo que calificó de un golpe por parte de Mousavi y sus partidarios en las calles de protagonizar una “revolución de terciopelo”, el mismo nombre recibido por la revolución pacífica checoslovaca de 1989 contra el comunismo. Mientras, los gobiernos del Golfo árabe, preocupados por la creciente influencia iraní en la región, reaccionaron, aunque débilmente, a la victoria electoral de Ahmadinejad. Los medios semi oficiales de Arabia Saudita, una monarquía absolutista sin un Parlamento electo, criticaron los resultados como no democráticos. “Falsificar los resultados es la tarea más fácil para un régimen religioso de seguridad que no cree en dejar libre al azar lo que considera correcto”, escribió Abdul-Rahman al-Rashed en el periódico saudí Asharq al-Awsat. La cadena saudí Al Arabiya TV, que ha tenido una extensa cobertura, dijo que Irán había cerrado su oficina durante una semana. “Los saudíes están paranoicos con Irán y tienen más razones para estarlo después de la reelección de Ahmadinejad”, dijo un diplomático occidental en Riad. “No tenían esperanzas de que se produjera un gran cambio de política”. Asimismo, los resultados de las elecciones decepcionaron a las potencias occidentales que pretenden convencer a Irán de que suspenda sus actividades nucleares. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha instado a Irán a “aflojar su puño”, para un nuevo inicio de las relaciones. La Unión Europea (UE) ha pedido a Irán que no use la violencia contra los manifestantes que dudan del resultado electoral y ha instado a las autoridades a investigar las informaciones de irregularidades. Teherán niega los cargos occidentales -apoyados por estados árabes liderados por Arabia Saudí- de que está buscando desarrollar armas nucleares. Arabia Saudí se ve a sí mismo como el líder del Islam sunita y teme que Washington reconozca a Irán como una potencial regional en un posible acercamiento. Pero varios estados más pequeños del Golfo han mantenido lazos tradicionalmente amistosos con Teherán, en un intento de preservar las buenas relaciones con las minorías chiítas. Emiratos Arabes Unidos, que espera resolver una disputa por unas islas ocupadas por Irán, inicialmente felicitó al ganador a través de un comunicado de la agencia de noticias oficial.