
Después de días y días contando votos en México, fue el Partido Revolucionario Institucional (PRI) el que obtuvo el mayor pedazo del pastel legislativo en las elecciones federales celebradas durante la segunda semana de junio.
El PRI dominó las votaciones para Gobernadores de los nueve estados mexicanos, con 10,660,241, para un 29.10 %, seguido por el Partido de Acción Nacional (PAN) con 7,651,270 votos para un 20.89%. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) fue el tercer partido en esta elección, con 3,967,636 votos para un 10.83%. Mientras, el partido Movimiento de Renovación Nacional (MORENA) logró establecerse como una fuerza de cuidado en la política mexicana al ser el cuarto grupo en cantidad de votos, con 3,068,086, para un 8.37%.
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Cabe destacar que las elecciones de México se efectuaron bajo la sombra de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa, noticia que ha conmovido al planeta, y en medio de lo que luce como un interminable desarrollo de un narcoestado, con muchas situaciones particulares que tienen que ver con el narcotráfico, que al final se juntan para crear un gigante dilema sociopolítico.
Pues bien, acudimos a un experto en geopolítica para que nos ayudara a entender la situación en México y las distintas tendencias que demostraron las recién finalizadas elecciones federales. El profesor Julio Muriente puso en perspectiva lo que fueron las recientes elecciones, además de ofrecer una breve comparación entre la situación política mexicana y la de Puerto Rico. He aquí nuestra conversación.
Diálogo: Por favor, si nos puede dar un breve análisis inicial de lo que han sido las elecciones en México. Parece como si se hubiese dado una respuesta de parte del pueblo en contra del PRD, cuyos políticos estuvieron entre los principales responsables con el asunto de Ayotzinapa, pero a la vez el PRI también tambaleó un poco, con el relativo éxito de varios candidatos independientes, ¿qué opinión y análisis le merece esto?
Muriente: Creo que en términos generales estas elecciones revelaron el desgaste de los principales partidos políticos de México. La primera señal es que la mitad o más de los electores inscritos no votaron. Por consiguiente, el “partido mayoritario” en esas elecciones fue el abstencionismo.
Hace algunos años el PRI retomó el control del gobierno generando una cierta ilusión de cambio con Enrique Peña Nieto a la cabeza. Muy pronto se hizo evidente que—una vez más— se trataba de un gobierno conservador, privatizador y aliado a los grandes intereses económicos. A su vez, tanto el presidente como su esposa dieron muestras escandalosas de insensibilidad en el manejo de sus finanzas, presuntos actos de corrupción, ostentación, e indiferencia ante situaciones tan impactantes en el pueblo mexicano como lo ha sido la desaparición de los 43 estudiantes y el clima de violencia que arropa al país. Por eso, aunque prevaleció en estas elecciones, el PRI sólo alcanzó una mayoría relativa y varias derrotas importantes en gubernaturas.
EL PAN, de derecha, simplemente no es opción principal, sobre todo si la derecha está bien representada por el PRI.
En cuanto al PRD, fue dividido a estas elecciones, sufriendo las consecuencias de profundas pugnas internas. Asimismo, el PRD recibe un serio golpe a su credibilidad y sobre todo a su transparencia, por su vinculación con los sucesos de Ayotzinapa. Es el precio de generar acuerdos y alianzas importando poco o nada los principios o con quién se realiza tal entendido, enfatuado por alguna posible victoria electoral momentánea, que termina siendo una victoria pírrica.
Asimismo, esas contradicciones internas generaron la consolidación de MORENA, Movimiento de Renovación Nacional, que con Ángel Manuel López Obrador a la cabeza (excandidato del PRD a la presidencia en más de una ocasión), arranca un importante pedazo electoral a la izquierda (PRD) y se constituye en fuerza propia. Tan importante ha sido esto, que MORENA aparece como vencedor en los comicios de la capital—México, D.F.—lo que le adjudica un extraordinario poder político en un país donde la capital es el centro donde todo acontece, una suerte de país dentro de otro país.
De manera que si fuéramos a reconocer alguna expresión de futuro o de cambio cualitativo, o de reclamo y denuncia con alternativas, ese ha sido el caso de MORENA.
Habrá que ver el comportamiento electoral en las próximas elecciones presidenciales.
Diálogo: ¿Dónde ubica dentro de todo esto el descontento que reflejaron las protestas, la quema de urnas y hasta la suspensión de las elecciones en algunos municipios?
Muriente: Es que en efecto hay indignación en sectores del pueblo mexicano, que ven en las elecciones una farsa y un intento de perpetuación de quienes de otra forma son indiferentes ante la situación económica y social prevaleciente. No se trata de un acto de extremismo. Es una reacción previsible en un país en el que la impunidad del Estado ha sido la constante por décadas.
Diálogo: ¿Qué papel cree que juega Estados Unidos en todo esto?
Muriente: Estados Unidos tiene grandes intereses económicos, políticos y geopolíticos en México, empezando con una frontera de tres mil kilómetros que les separa, o les une, según como queramos verlo. El gobierno de México es un alido estratégico y un fiel subordinado de Estados Unidos. A Estados Unidos le interesa que haya estabilidad económica para contener la emigración masiva (decenas de millones de mexicanos han emigrado a Estados Unidos, muchos “ilegalmente”). Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos no reconoce que en buena medida la violencia y la inestabilidad económica y social de México, que se ve matizada por la creciente influencia del narcotráfico y la secuela de violencia que trae consigo, está en directa relación con el hecho de que es precisamente Estados Unidos el principal consumidor de drogas ilegales del mundo. Aplicando las reglas básicas del capitalismo, mientras haya una demanda de drogas por parte de más de 40 millones de personas, habrá una creciente oferta del otro lado, resolvieendole de paso la vida a millones de personas cuyo sustento depende del narcotráfico, ante la incapacidad del Estado mexicano de garantizar seguridad económica y social a muchos de sus ciudadanos.
Diálogo: ¿Qué similitudes y diferencias ve usted entre la política partidista de México y la de Puerto Rico?
Muriente: En ambos países los partidos políticos están crecientemente desacreditados. En ambos países la izquierda está fragmentada, si bien en Puerto Rico no sufre del descrédito ético o moral que se va percibiendo en el caso mexicano. En materia de control político y económico, Puerto Rico es de alguna forma el México del Caribe y viceversa.
En ambos países no basta con el descrédito de la institucionalidad vigente para que se generen cambios. Habría que pasar de la indignación al desarrollo de la conciencia y a la presentación de ideas y alternativas renovadoras, creíbles y confiables, para que entonces se den condiciones para generar cambios verdaderos, profundos y superiores. Mientras tanto, tanto en México como en Puerto Rico los sectortes conservadores y antinacionales prevalecerán. Ese es el gran reto que tienen ambos pueblos, si quieren salir del atolladero en que se encuentran.