Por: Luis López Salgado/ Redacción
El filme “Wish I Was Here” del actor Zach Braff es su primer proyecto como director desde “Garden State” en 2004. Coescrita por él y su hermano, es claro que esta comedia-drama familiar es un proyecto muy personal para Braff, quien también interpreta el rol protagónico.
Braff interpreta a Aidan Bloom, un actor que descubre que su padre Saul (Mandy Patinkin) tiene cáncer terminal. Al enfrentar esta situación, tiene que remover a su hijo e hija del colegio privado donde estudiaban, porque su padre era el que hacía los pagos. Además tiene que lidiar con su hermano recluso Jonah (Josh Gad), quien no ha tenido contacto con su padre en años. Aidan solo esporádicamente consigue trabajo a pesar de llevar años en el circuito de las audiciones, solo logrando aparecer en algunos comerciales de vez en cuando. Su esposa, Sarah (Kate Hudson) trabaja en una oficina de conservación de agua y tiene que mantener a su familia prácticamente por su cuenta. Sin embargo, apoya el sueño de su esposo.
“Wish I Was Here” es un filme que tiene buenas intenciones, pero es algo desagradable. Examina el tema del existencialismo y la muerte de una forma asombrosamente superficial y además de ser cursi, sufre de caracterizaciones débiles, ya que todos los personajes son arquetipos que hemos visto una y otra vez.
Solamente Joey King, interpretando a Grace, la hija adolescente de Aidan, logra trascender el material y crear un personaje tridimensional. El filme depende del mensaje convencional de que la familia debe permanecer unida, sin embargo, los personajes son tan predecibles y poco desarrollados que se nos hace difícil conectar con ellos emocionalmente. Hay numerosos momentos de humor tanto liviano como oscuro que fracasan ya que Braff no establece un tono consistente, haciendo que el filme sea uno errático y olvidable.