Por: Gabriel Jiménez Barrón
Agotar los recursos del Estado para perseguir una persona de cualquier clase social, color o raza por posesión y/o venta de marihuana en un Puerto Rico donde los delitos tipo 1 son abundantes y sobrellenan la agenda de trabajo de la Policía de Puerto Rico, resulta contraproducente en una balanza en la que del otro lado la violencia de género no se ha combatido, la seguridad en los hogares se reduce por el aumento en los hurtos que sufre el país y tenemos una tasa deserción escolar que ronda en el 40%.
Cabe destacar que cada vez que una persona es arrestada por posesión o venta de marihuana el Departamento de Corrección se gasta cien dólares por cada día que esa persona está en la cárcel; esa cifra es mucho más cuando le añadimos el tiempo, el dinero y el personal que se gasta en las investigaciones, arrestos y los casos en los tribunales.
El Estado debe enfocar su agenda en atender al joven que es desertor escolar antes de gastar fondos y personal público en la búsqueda y arresto de una persona que crea un invernadero mientras se prepara como estudiante de pre-medica. El Estado comete una violación a los derechos humanos cada vez que un joven del país decide no seguir estudiando. El Estado actúa de manera irresponsable al no darles oportunidades a los jóvenes desempleados y sin embargo enfoca sus recursos en enjuiciar a aquellos que poseen la sustancia controlada ante la ley actual.
La persona que vende marihuana no es menos empresario o menos vendedor que aquel que vende bonos a los accionistas: Ambos venden un producto que está en demanda. Aquel que fuma marihuana no es menos que el que fuma cigarrillo, un tabaco o se está dando una cerveza del país en una barra.
En un pasado el alcohol era ilegal y ya habían empresarios e innovadores creando fórmulas que luego fueron patentizadas como ron blanco, ron dorado, entre otros. Aquellos agricultores de la caña crearon el famoso pitorro, familias con haciendas crearon la fórmula de los rones que hoy día se mercadean y se reconocen por ser los mejores del mundo. La marihuana como cualquier otra droga legal o ilegal no es más ni menos dañina y a diferencias de otras drogas,sirve como método medicinal.Sin embargo, el Estado invierte los recursos escasos que tenemos en la persecución de sus usuarios, agricultores y vendedores.
El alcohol, el tabaco y el cigarrillo es legal y el ciudadano decide si ingerirlo o no. Más aún, hay medicinas que se pueden comprar sin recetas y son más dañinas que la marihuana. Un ciudadano puede ir y comprar una medicina legal sin prescripción medica e intoxicarse sin embargo con la marihuana esta comprobado que no importa cuanta cantidad el usuario consuma, no va a morir.
Es hora que los legisladores de la Cámara de Representantes, el Senado de Puerto Rico y el Gobernador tomen conciencia progresista y vean los efectos positivos que le causaría la legalización de la marihuana con términos recreativos y medicinales a Puerto Rico: con la legalización medicinal para aquellos pacientes que requieren atención especial, podrían existir dispensarios dedicados al crecimiento de la planta para diferentes métodos y usos, dependiendo el síntoma que quieran atacar (falta de apetito, dolor a causa de quimioterapias, entre otros), entre otras cosas, esto a su vez atrae a lo que se conoce como turismo medico (El turismo médico es un fenómeno global que consiste en el viaje a otra ciudad o país para recibir algún tipo de tratamiento o atención especial que esa ciudad o país tienen en particular) ; La legalización recreacional no solamente ayudaría al Estado a recaudar más dinero para la caja que sufre el alcance a la quiebra, también le ahorraría al Estado cien dólares diarios de los que,ante la ley actual, han sido o podrían ser encarcelados por alguna posesión o venta de marihuana; le ahorra al Estado en especial a la Policía de Puerto Rico y a los tribunales el personal y el tiempo que podrían usar en buscar y fiscalizar a aquellos que cometen delitos más graves y afectivos a la sociedad; aumentaría el turismo en Puerto Rico ya que seriamos el primer país en el Caribe, Centro América y Sur América en legalizarla para uso recreativo (En Uruguay es legalizada para uso recreacional pero no se permite la venta a turistas) ; crearía empleos nuevos, empresarios, nuevos campos de investigación, entre otros.
En fin, se pueden ver el ejemplo en el Estado de Colorado y Washington para conocer la cantidad de dinero que se podría recoger y usarlos para la educación, e incluso para la educación masiva y efectiva en los jóvenes sobre el mal de otras drogas que circulan en nuestro país.
El autor es graduado de bachillerato en Ciencia Política y Estudios Puertorriqueños de la Universidad de Puerto Rico y actualmente realiza una maestría en bibliotecología en La Escuela Graduada de Ciencias y Tecnologías de la Información de la Universidad de Puerto Rico.