A propósito del día de San Valentín, Diálogo te presenta unos cinco espacios naturales libres de costo, poco conocidos e ideales para salir de la rutina, aventurar y descubrir rincones escondidos en la Isla.
1. Chorros del Río La Planta, Arecibo
Si te gustan las cascadas debes visitar a este tesoro isleño. Localizada en el Río Tanamá entre los sectores Río Honda y La Planta del pueblo arecibeño, esta cascada ha venido a ser una de las opciones de turismo interno de algunos puertorriqueños alrededor de la Isla. Aunque parece del todo natural, esta cascada fue construida como parte de una central hidroeléctrica de la zona, pero desde que dejó de usarse para dicho propósito, la cascada se ha venido a convertir en una gran aventura para personas de todas las edades, siendo, para muchos, el lugar idóneo para un buen picnic familiar.
Chorros del Río La Planta, Arecibo / Foto por Lyzandra Bezanilla
2. Charca La Guitarra, Orocovis
Un lugar pacífico y hermoso, que puede ser romántico si te aventuras con tu pareja pero también ideal para irte de turismo interno con tus amigos y disfrutar de buena tranquilidad. En esta charca, situada en el Barrio Pellejas en Orocovis, podrás sacar tu botecito o balsa junto a los tuyos y a la vez disfrutar de unas increíbles vistas de las montañas del pueblo orocoveño.
Charca La Guitarra, Orocovis / Foto por R. Falcón
3. Charco La Piedra Escrita, Jayuya
Tesoro del pueblo de Jayuya, ubicado en la carretera 144, en el kilómetro 2.2., El Charco La Piedra Escrita es uno de esos lugares en los que, mientras disfrutas de un buen chapuzón, puedes apreciar de su valor cultural. Más de 50 petroglifos realizados en piedra por nuestros taínos hacen de este lugar uno excitante a la hora de querer visitar este cuerpo de agua. Aunque no es el único lugar turístico en la Isla con esta importancia arqueológica, antropológica y cultural, este charco sigue siendo conocido como uno de los lugares de predilección, tanto por puertorriqueños como por turistas.
Charco La Piedra Escrita, Jayuya / Foto suministrada Ruta 21
4. Río El Ataúd, Adjuntas
Hay que ser valiente de verdad para meterse en las aguas del Río El Ataúd, en Adjuntas. Agua fría en cualquier momento del año, pero a la misma vez refrescante cuando el calor ataca. Ubicado en la carretera 522 del barrio Garzas, este río es visitado frecuentemente por aquellos que desean saltar desde lo alto de las grandes rocas, o también por aquellos que sólo desean contemplar la gran cascada del Ataúd. Aunque hay que caminar de unos cinco a diez minutos cuesta abajo en el lodo para lograr acceder al complejo natural, la hermosa vista y el agradable sonido del agua hará que sueltes los motetes y te pongas a gozar de este tesoro isleño.
Río El Ataúd, Adjuntas / Foto por Ruta 21
5. Pailas de Luquillo, Puerto Rico
Las corrientes de agua provenientes del Bosque Nacional El Yunque, en Río Grande, le han dado vida a cuerpos de agua de municipios aledaños. Tal es el caso de las Chorreras de las Pailas, ubicadas en la carretera 983, en Luquillo. Para el que le gusta la adrenalina que causan las chorreras naturales, este lugar es perfecto. Si no te atreves a tirarte por la más grande y rápida, tranquilo, hay otra más pequeña. Pero si tampoco te interesa, el lugar es hermoso y también hay zonas para relajarse y hacer un buen picnic entre amistades. En verano, Las Pailas suele ser abarrotado por puertorriqueños de distintos puntos de la Isla, pero también por turistas de alrededor del mundo.
Pailas de Luquillo, Puerto Rico / Foto por DescubreTuIsla.com