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Nadie hubiera dicho que había crisis económica. Aquella noche las tacas de más de cuatro pulgadas, y no la severidad austera del consumidor castigado, eran las que hacían acto de presencia. Stilettos, pumps, gladiators y hasta las más recientes sandalias hechas de un material sospechosamente similar a la metálica tela del traje del astronauta Joseph Acabá: todas pisaron “la más importante feria de arte del Caribe”, CIRCA. Por supuesto, las obras de arte también estaban allí para quien pudiera quitar sus ojos de aquel fashion show espontáneo en el que se había convertido el Centro de Convenciones en la noche de apertura de la feria, evento VIP, of course. Pero vayamos a lo que nos importa: las tacas no iban solas. Llevaban consigo todo tipo de personas; la relacionista pública, el jevo arrastrado, la amiga eternamente soltera por más sexy que se vista, el artista con su objeto extraño del día (estola, pluma, barba talibana, you name it) y el galerista de los espejuelos cool, ícono perfecto de su simbiosis artístico-intelectual-comerciante. Recordemos: las ferias de arte son para ir a ver (arte presuponemos) pero son también para dejarse ver. Y no, este recordatorio no es puro cinismo, o algún intento de sensibilidades obrero-amargadas por quitarle el fun a quien quiera (y pueda) tirarse la tela y distraerse en un evento fashionable y hip como CIRCA. El mismo Paco Bagarrán, curador de la exhibición especial “Painting as a state of mind”, ha afirmado a medios del país que aún cuando las ventas han estado lentas (resultado de la todopoderosa crisis económica) los galeristas deben volver el próximo año “No siempre en las ferias se vende”, declaró. No, a veces uno sólo va a dejarse ver, y al parecer el capital ha ido perdiendo su appeal hasta en el mercado del arte. De hecho, CIRCA este año le ha dado un giro a todo ese esquema passé de las ferias de arte como un evento para vender arte y se ha esmerado en proyectarse como una actividad para traer el arte internacional a los puertorriqueños a lo gesta caritativa de alguna institución cultural sin fines de lucro. “Mucha gente no cuenta con el capital para viajar fuera de la isla” asevera Celina Nogueras, directora artística de CIRCA, “pero al venir a la feria entran en contacto con personas y formas de sentir y vivir de otras sociedades y países”. Que se prepare el Museo de Ponce, ya no estaremos viajando hasta la ciudad señorial para ver dos o tres obritas de Frida. Mas no es de extrañar que se den ese make-over, CIRCA este año contó con menos galerías, pero no han sido la única feria de arte a la que esto le ha pasado. ARCO en Madrid también sufrió bajas en el número de exhibidores principalmente porque varias galerías internacionales no podían costear el viaje. Entonces no es de extrañar que más allá de Galería 356 se cuele una gacela gigante como parte de la exhibición del Parque de Vida Silvestre que planifica hacer el municipio de San Juan, quien diera $15,000 a CIRCA.
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Tampoco es de extrañar que se le hubiera pedido una contribucioncita a la Compañía de Turismo, no más que $10,000, en lo que el director y presidente de la feria, Roberto J. Nieves catalogó como un ejemplo del “saldo positivo de las alianzas público privadas”. Después de todo, como resultado de CIRCA la Compañía de Turismo ha recibido ingresos de $72,000 por concepto del impuesto por habitación. Y bueno, si saben jugar sus cartas bien quizás Turismo se quede con el copyright de “Ay que rico art in Puerto Rico” (tal vez mutándolo a un más genérico “Ay que rico is Puerto Rico¨) y le dé muerte de una vez y por todas al “Puerto Rico lo hace mejor”, en el reinado fortuñista no es politically correct andar con tales rosellismos. Dentro de ese contexto, las tacas no lucen tan mal. Su pretensión fashion es la consumación del arte de dejarse ver, a lo “Bombón del Condado” y “Última Coca Cola de Culebrita” de las pinturas de Edgardo Larregui. Piénselo bien, si la feria se vuelve un gran party de Axe con sus djs, sus cervezas auspiciadoras con contrato de exclusividad y su gadget del momento (hay quienes traen body painting, hay quienes traen arte), las tacas no están más que perfectas. O mejor aún, si la feria se vuelve una jugada de relaciones públicas para el País, así a lo Pabellón de las Américas en la feria de Sevilla, unos buenos pumps tampoco estarían fuera de lugar. ¿Que en el pabellón se gastaron millones y después terminó convirtiéndose en un edificio del correo español? Oops, bueno pero CIRCA ha tenido resultados concretos, según sus organizadores “el evento ha promediado un impacto económico de sobre $4 millones anuales”, nada mal. Y de todas formas, quién los culpa por apelar al turismo y a la cerveza -en tiempos de crisis hay que inventárselas. Ni a brincos el conejo gigante de Luis Vidal que sorprendió con sus travesuras sexuales a quienes visitaron la feria se escapa de esa. En este nuevo esquema que le rehúye a la mención de ventas y capitales y favorece un sentido de democracia y labor social, los organizadores de CIRCA no se han cansado de repetir que se trata de una feria “democrática”, una feria para todos, y ciertamente se vio de todo… excepto unas flats.