“A husband, a wife and some kids is not a family. It´s a terribly vulnerable survival unit”. -Kurt Vonnegut, A Man Without a Country Familia. Ese concepto tan escurridizo, tan problemático, pero a la vez tan entrañable, necesario y en última instancia, irremediable. ¿Qué lazos invisibles, acaso imaginarios, nos atan a esos individuos que llamamos hermanos o padres? Quizás todo se circunscribe a tiempos y espacios compartidos, memorias comunes. Pero, ¿cuán auto sostenible es una idea cuando sus significantes se deshacen? ¿Qué queda de la fundación familiar cuando sus cimientos, preacordados socialmente, se derrumban? Tokyo Sonata se plantea lúdicamente estas y otras preguntas. Al igual que una sonata musical, abarca distintos movimientos e intenta explorar temas muy disímiles; a diferencia de las célebres piezas clásicas, no logra cuajarlos satisfactoriamente en un producto final uniforme. Es una lástima que un filme que por instancias llega a ser sublime en su belleza y planteamientos estéticos esté plagado de notas y acordes desatinados que mancillan considerablemente la inmersión del espectador. La película, del celebrado director japonés Kiyoshi Kurosawa, tiene lugar en el Tokio contemporáneo y cuenta la historia de la familia Sasaki. Ryuhei es un ejecutivo más, dedicado a su trabajo, Megumi es ama de casa, Takashi es un adolescente ensimismado y Kenji un niño sensible con una afinidad especial por la música. A toda vista, se trata de una familia normal, con todas las implicaciones positivas y negativas que esto acarrea. Todo cambia cuando Ryuhei pierde su empleo a causa de la recesión económica mundial. En lugar de informar, al menos a su pareja, sobre el difícil escenario que se avecina, el hombre decide hacer mutis y continúa como todos los días su rutina diaria. En el espacio cotidiano familiar, entonces, las cosas parecen iguales. Sin embargo, su vida se ha convertido en una representación banal de lo que era. El hombre pasa sus días transitando la ciudad, se sienta con los vagabundos, intenta infructuosamente encontrar una posición de empleo similar a la que ostentaba y reconecta con un viejo amigo que ha corrido su misma suerte.
Durante este primer acto, la cinta es genial. La fotografía de exteriores es amplia e inclusiva, contrastando los planos cerrados y estáticos del hogar, reminiscentes del cine de Yasujiro Ozu, particularmente Tokyo Story (1953). Dan cuenta, sutilmente y con mucha sensibilidad e inteligencia, de la situación tan precaria que el mundo vive hoy. Muchos de aquellos que han recurrido a ahorrarse unos chavitos comiendo de gratis en la guagua del Ejercito de Salvación (https://dialogo-test.upr.edu/es/node/2710) se sentirán identificados con algunas acciones del personaje principal. Y es que en momentos de crisis, si se nos arrebata aquello que parece constituirnos como miembros ‘útiles’ de una sociedad, si no estamos preparados para configurarnos desde nuevos espacios, corremos el riesgo de convertirnos en cuerpos sin rumbo. Paralelo al relato principal, los demás miembros de la familia también ven sus existencias alteradas por la crisis. Es en estos que el filme demuestra sus debilidades, particularmente en la subtrama de Takashi, el hijo mayor. El director trata de insertar una crítica a la actual guerra de Irak que termina por ser risible y rompe con el mundo narrativo que hasta el momento nos ha pintado. Igualmente, tarde en el filme entra en escena un nuevo personaje que le da matices absurdos a la obra y funciona como agente catalítico de los eventos inusitados del tercer acto. Para muchos espectadores, este cambio súbito en estilo puede resultar difícil de tragar. Ya en sus momentos finales, Tokyo Sonata logra recuperar la fuerza del principio. Si bien los personajes no sufren transformaciones transcendentales, cada uno experimenta un quiebre definitivo que opera como catarsis. Se podría entonces hablar de un final esperanzador y optimista, sino por lo que presenta, al menos por lo que implica. Una vez se ha tocado el suelo, literal o figurativamente, es evidente que el siguiente paso es levantarse.