Dos uniformes, dos historias. A través de las experiencias del ex-confinado Ángel Feliciano alias “Jíbaro”, y de César Flores, guardia penal del recinto, el documental “Oso Blanco: penitenciaría estatal de Puerto Rico” da cuenta de las dinámicas entre confinados que se dieron al interior de una de las cárceles más grandes del Caribe. En el año 2004 cierran la cárcel del Oso Blanco y trasladan la mayoría de los presos y al personal a los diferentes centros de detención de la isla. Pero tanto el “Jíbaro” (preso por 48 años), como el señor Flores se quedan en los predios de la institución dándole mantenimiento al edificio hasta el 2008 (En el 2007 el Oso Blanco pasa a manos del Fideicomiso de Ciencia y Tecnología del Caribe). Para el documental se utiliza pietaje de la producción “Casa sin ventanas” de Luis Collazo (1988) y fotografías obtenidas del Archivo General de Puerto Rico y de los archivos de la cárcel. Este material alimenta el grueso del documental hilado por las entrevistas al “Jíbaro” y al señor Flores, que cuentan la historia del Oso Blanco desde el lugar que ocupó cada uno en la institución, el confiado y el guardia penal.
El documental no sólo está pensado como un trabajo educativo, sino como uno artístico. Su edición es bastante creativa. Con una narración de los hechos muy trabajada y construida de manera cronológica, se intercalan todo tipo de recursos visuales mientras se escucha el relato de las experiencias carcelarias. Además, “Oso Blanco” está complementado con animación. El dibujante Yarim Machado sencillamente se luce. Para aquellos que estamos contaminados sin remedio con el manga japonés, Kill Bill Volumen I o con el arte de BLU posteado en Youtube, por ejemplo, la animación en este trabajo colma las expectativas y nos atrae definitivamente. En “Oso Blanco” se explica el nacimiento y desarrollo de “Los Ñeta”. La Asociación Ñeta Pro Derechos del Confinado está inscrita, por los mismos reclusos, como una corporación sin fines de lucro. La ganga es parte integral del imaginario de los puertorriqueños. ¿Quién formó “Los Ñetas”? ¿Cuál es el discurso y las demandas de la organización? ¿Quién es “La Sombra” y cómo murió en la cárcel? Estas son algunas de las preguntas que contesta el documental. ¿Cuándo y por qué nacen “Los 27”? La dinámica carcelaria cambia cuando nace esta segunda ganga. Ya las organizaciones no defienden a los confinados “de los guardias” sino de los encontronazos entre ellos mismos. “Oso Blanco” nos saca de la ignorancia, nos muestra las particularidades históricas de este presidio. La verdad es que, después de ver esta producción, a cualquiera se le quitan las ganas de darse un paseíto por algún centro de detención. Las condiciones y los derechos de los confinados han mejorado sustancialmente en las últimas décadas gracias al esfuerzo de esta población y de abogados defensores de la calidad de vida en los presidios. Aún así, la estructura social se quiebra y se deteriora irremediablemente en condiciones de encierro forzado. Por esta razón este documental debería ser visto por los jóvenes del país que de seguro sienten curiosidad por la dinámica carcelaria. Para la población general, a la cual no se le ofrece la posibilidad de conocer esta cara de la historia de su país, es imprescindible que se le muestre este trabajo.
Uno de los logros de este proyecto fue proveer asistencia legal al “Jíbaro”. El abogado Fermín Arraiza se ofreció a retomar el caso de Ángel Feliciano (nadie veía su caso desde 1980). Resulta que Ángel ya había cumplido su sentencia y gracias a los servicios provistos por el abogado salió a la libre comunidad el 27 de junio del 2008. Para César Flores, quien lleva 22 años trabajando en Corrección, colaborar en este proyecto significó mucho: “Quería dejar una huella en mi paso por la Administración de Corrección. Me dieron la placa de Historiador de la Administración. Sólo dos personas han obtenido esta placa y una de ellas soy yo”. Más adelante añadió sobre lo que dijo cuando lo entrevistaron: “Te digo una cosa, allí no hay nada inventado”. De hecho, las entrevistas y las tomas del complejo carcelario hechas por el cinematógrafo Willie Berríos denotan la participación activa de un cameraman que busca la mejor luz y la perspectiva adecuada según la escena en cuestión. La verdad es que el trabajo de Ramiro Millán y Christian Suau es encomiable. Este documental secillamente está bien hecho. Unos de los “slogans” con el que se le dará promoción al documental dice “odia el delito, compadece al delincuente”. Esta palabras dan cuenta de que el acercamiento de estos jóvenes cineastas al mundo de este presidio busca abrir una puerta más hacia el camino de la rehabilitación, no sólo de los confinados, sino de la sociedad misma y de sus instituciones. Para verlo habrá que esperar un tiempito más. Aunque ya se ha mostrado en varios países de Latinoamérica, los directores del proyecto están en estos meses buscando darle visibilidad masiva a su trabajo. Le deseamos suerte en esta empresa. Por ahora puedes ver un pedazo de la producción en la página digital del periódico dialogo-test.upr.edu en la sección Desafío.