Hace tres semanas nos enteramos de la astronómica cantidad de dinero que se le quiere quitar al ya maltrecho presupuesto de la Universidad de Puerto Rico (UPR), como parte del pago a la aún sin auditar deuda de PR.
Entre las medidas consideradas por la administración de la UPR se sugiere la moratoria de programas académicos. Esa decisión se basa en un análisis de tasas de retención y graduación de cohortes (grupo de estudiantes que entra cada año en cada programa académico) de los programas académicos y una fórmula propuesta considerando esos aspectos.
Todos los que hemos tenido que trabajar desde consejerías académicas, coordinaciones de programas o direcciones de departamentos académicos sabemos que las métricas usando cohortes tienen el defecto y la limitación de no considerar el impacto del movimiento de estudiantes en forma positiva. Les explico: si un estudiante se cambia de programa académico se considera pérdida para ese programa, pero no se suma al programa que lo recibe. Por eso el título de este texto: “Graduamos fantasmas”.
Si tomamos esto en consideración, el análisis sobre la salud de programas académicos está incompleto y es incorrecto. En la Universidad de Puerto Rico en Humacao (UPRH) se pretende poner en moratoria varios programas, entre ellos cinco de Ciencias Naturales, tomando en consideración esto que les comparto.
Puedo asegurar que nuestros “fantasmas” han sido y son profesionales exitosos que aportan al país y al mundo. Casualmente, mientras escribo esto, me encontré con uno de esos seres etéreos. Inició en Biología Marina, se cambió a Microbiología, donde se graduó. Luego, terminó el doctorado en Farmacia y trabaja en una farmacia de la comunidad.
Ayer vi el trabajo excelente de otro ser etéreo que empezó en Microbiología, se cambió y se graduó en Manejo de Vida Silvestre y trabaja en el Museo de Vida Silvestre. Y si sigo, no acabaría la lista inmensa de los seres etéreos que hoy son maestros, trabajadores sociales, consejeros, abogados, médicos, enfermeros, terapistas, gerentes y comerciantes.
Hago un llamado a la presidenta interina de la UPR, Nivia Fernández, y a los miembros que componen el comité que trabaja las medidas de ajustes para la universidad a que consideren este aspecto y revisen sus sugerencias.
Considero que no se debe cerrar ningún programa académico que tenga demanda y que gradúe consistentemente estudiantes. Sin educación, no hay futuro. Sin educación, no hay país.