“Vuelve la guerra a pensar en Río Piedras,
patadas al norte, macanas al sur…”
—Septiembre, Río Piedras, por Fiel a la Vega
Una publicación en Facebook alertó esta mañana al movimiento estudiantil del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP) sobre la visita del presidente del Senado Thomas Rivera Schatz, a la Fundación Sila María Calderón, ubicada a pocas calles del campus. Rivera Schatz tenía en su agenda una reunión durante la tarde en el Centro para Puerto Rico.
A eso de las 2:30 p.m., el presidente de la Cámara Alta salió de una vista pública para dirigirse a Río Piedras. Los manifestantes –que incluían estudiantes, profesores, empleados docentes y no docentes, vecinos de Santa Rita, y civiles– se aproximaron a la fundación y a las afueras comenzaron un piquete.
“Decimos no, no, no, no, no nos pararán”, entonaban los presentes, mientras empleados del Centro para Puerto Rico observaban por las ventanas del edificio lo que ocurría a pasos de ellos. Transcurrían los minutos y más personas se sumaban al piquete, que buscaba hacer un llamado sobre la “importancia de la auditoría de la deuda pública de la Isla” y “responsabilizar a los culpables”, según ellos, incluidos Rivera Schatz y Calderón.
A los manifestantes les bastó con observar las ventanas del tercer piso del inmueble cuando se percataron que la exgobernadora y el presidente del Senado se encontraban justo ahí. “Schatz, baja, ¿por qué no das la cara?,” gritaban con ímpetu los presentes. Calderón y Rivera Schatz miraron los predios del Centro para Puerto Rico sin entablar contacto visual con quienes protestaban.
Alrededor de la fundación se podía contar la cantidad de oficiales de seguridad en el área. Sin incluir a los que se encontraban con Rivera Schatz dentro del edificio, habían alrededor de seis agentes del Capitolio. El sexteto hizo una línea para impedir que los manifestantes se acercaran al estacionamiento de la fundación, donde se encontraban los vehículos oficiales que transportarían al presidente del Senado.
La manifestantes seguían sumándose en la calle González de la urbanización Santa Rita, mientras la presencia policiaca era mínima. Los asistentes no solo se aglomeraban frente a la fundación, sino que se repartieron por las calles aledañas y posibles salidas del edificio. Ante esto, se escuchó a un oficial de seguridad del Capitolio hacer un pedido vía telefónica para movilizar más agentes al área, pues la cantidad de manifestantes que protestaban continuaba en aumento.
Ese mismo funcionario también realizó grabaciones de los presentes durante la manifestación. Más temprano, uno de estos fue fotografiado por agentes senatoriales luego que les cuestionara su presencia en una salida secundaria del centro. Esa salida –cercana al restaurante de comida rápida Burger King– también contaba con decenas de manifestantes en las afueras.
Minutos después de la llamada, se observó cómo las guaguas de la Unidad de Operaciones Tácticas se desplegaban por la zona.
Acto dos: Se moviliza la fuerza de choque
“Se oye desde la acera hasta la escalera un conteo de regresión
Se han reactivado las minas que quedaban vivas
de tiempos que viran por desilusión”
—Septiembre, Río Piedras, por Fiel a la Vega
Lo que comenzó como una manifestación pacífica convocada por los estudiantes del recinto riopredrense, se tornó violenta luego que la poca seguridad que se encontraba en el lugar pidiera refuerzos de la División de Operaciones Tácticas, mejor conocida como la fuerza de choque.
A eso de las 5:00 p.m., decenas de policías ya se encontraban en la calle Borinqueña de la urbanización Santa Rita –aledaña a la calle González donde ubica la fundación– esperando recibir órdenes para movilizarse.
Los residentes de la comunidad riopedrense también se hicieron sentir mediante algunos mensajes. “Yo soy un padre joven que mi sueldo no me da para vivir, y esta gente lo que está es quitándome mis derechos, bajándome el sueldo”, expresó un ciudadano entre lágrimas al dirigirse hacia los oficiales. Añadió que su hijo pequeño, a quien le cocinaba la cena, se encontraba por los predios de la urbanización y corría peligro si se desataba alguna confrontación con gas pimienta o lacrimógeno.
Dieron las 5:30 p.m. cuando cerca de 40 uniformados marcharon hasta el estacionamiento del edificio donde se encontraban Rivera Schatz y la exgobernadora. Los manifestantes, entre ellos estudiantes –algunos acompañados por sus padres, profesores y civiles– aguardaban a las afueras esperando la salida del presidente del Senado. Al llegar la división, varios de los presentes se retiraron del área en dirección al Burger King.
Sin embargo, durante el proceso de espera, varias personas expresaron su sentir con mensajes dirigidos en su mayoría a la presencia policiaca tras de los portones del estacionamiento.
“Nuestros hijos no le han robado a nadie, los que le robaron fueron estos hombres y mujeres que fueron asignados por el pueblo de Puerto Rico y que dejaron a este país en una quiebra. Por favor, piensen, analicen quiénes son los culpables de esta crisis”, dijo la madre de un estudiante solidarizada con los procesos.
“Le dije una vez a un estudiante que existía la democracia. ¿Qué hace un estudiante cuando se da cuenta que maestros como yo le hemos mentido?”, confesó un profesor con camisa de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU). El docente exhortó a todos a no quedarse callados “porque la injusticia no puede tolerarse”.
“Cuando la injusticia viene de donde mismo se origina la ley y el poder de Estado, se tiene que resistir. No podemos obedecer leyes que matan”, argumentó el profesor enfatizando el peligro de los recortes millonarios a los gastos en servicios de salud.
Luego se hicieron sentir los reclamos de los estudiantes. Mientras funcionarios del Capitolio impedían el paso en uno de los extremos de la calle González, un estudiante, con bandera de Puerto Rico en mano, se dirigió a estos.
“Tú no me puedes decir en que se gastó el dinero. Nosotros queremos una auditoría. Que nos digan en qué caraj* se gastó ese dinero. El pueblo está cansado. Esa deuda no la vamos a pagar, la van a pagar ellos”, expuso.
A medida que pasaba el tiempo, se aglutinó más gente en las cercanías del estacionamiento. La fila que antes formaban oficiales de seguridad del Capitolio, ahora estaba compuesta por agentes de la Policía.
Cada vez más, se hacía inminente el momento esperado por los presentes: la salida de Thomas Rivera Schatz.
Acto tres: gases lacrimómegenos, piedras y botellas
“Hay policías sacando el mollero
lo que en letreros no invirtió”
—Septiembre, Río Piedras, por Fiel a la Vega
Después de 45 minutos postrados en el estacionamiento del Centro para Puerto Rico y con Rivera Schatz y sus acompañantes montados en dos guaguas negras Chevrolet Tahoe, los cuarenta oficiales de la División de Operaciones Tácticas comenzaron a salir. Entretanto, los manifestantes que se habían apartado del área tras la llegada de la fuerza de choque ya estaban cerca del convoy.
Y ahí comenzó la confrontación. Decenas de manifestantes increparon a los policías e intentaron con sus voces llegar a los funcionarios políticos detrás de los cristales ennegrecidos.
Las dos guaguas negras salieron del centro a la calle González escoltadas por la cuarentena de agentes empuñando macanas y vestidos con indumentaria antidisturbios. Los empujones se hicieron sentir casi al momento y hasta periodistas recibieron el suyo. No tardó tampoco la respuesta de los manifestantes pegados a la línea policíaca, pues una llovizna de botellas y otros objetos cayeron a medida que los vehículos avanzaban.
Estos sucesos dividieron a los presentes en dos grupos: los que quedaron frente a la línea policíaca y los de atrás. Los del frente continuaron en la calle González empujados por la línea policíaca hasta virar a la derecha en la calle Borinqueña, donde más adelante esperaban las guaguas en las que llegaron las decenas de oficiales policiacos y de la fuerza de choque. Al virar en esa calle, las dos guaguas que llevaban al presidente senatorial hicieron su salida de Santa Rita a la avenida Muñoz Rivera.
Mientras tanto, cerca de diez agentes desconectados del frente, bloqueaban el paso de la mayoría de los manifestantes. Sin embargo, cada vez más se colaba uno que otro, al igual que volaban las ramas de árboles e incluso pedazos de hielo. La situación se sostuvo hasta que los agentes se postraron delante del primero de los vehículos en la calle Borinqueña.
“¡Fuera, fuera, fuera Policía!”, exigieron en numerosas ocasiones tanto los presentes en la protesta como algunos residentes riopedrenses desde los balcones de sus casas.
Ya en estos momentos la primera ráfaga de gas pimienta se estaba dando en la primera fila. Mientras la mayoría de la fuerza de choque estaba por irse, regresaron para proteger a un oficial de seguridad del Senado, que se había tropezado tras tirar gas pimienta directamente a un manifestante. El oficial fue acorralado por los presentes y, entonces, requirió el socorro de los agentes.
Tras fijarse en formación frente al cruce de la calle Borinqueña y con la Ramírez Pabón, otro oficial del Senado recibió su dosis de pepper spray, supuestamente lanzado por ambas partes. En varias ocasiones un estudiante le ofreció agua y solución Seattle –compuesto de agua, aceite y jabón– para aliviar los efectos del gas pimienta. Mientras tanto, los uniformados esperaron en esa área y sus compañeros, que antes mantenían una fútil línea en la retaguardia, ya se habían movido a proteger las guaguas de la Policía.
En un punto, se pudo ver cómo uno de los miembros de la comitiva de seguridad del presidente senatorial portaba una pistola taser amarilla, arma para repeler por medio de choques eléctricos. Al cierre de esta nota, la superintendenta de la Policía, Michelle Hernández, indicó a varios medios que este incidente será investigado.
Posteriormente, seguidos muy de cerca por los manifestantes, la fuerza de choque bajó por la calle Borinqueña para abordar sus vehículos oficiales luego que les aseguraran el paso para irse. En ese momento, los agentes que habían quedado separados también salieron. Más de la mitad de los oficiales se montaron en las guaguas para irse, no obstante, permanecieron cerca de seis en frente de los que protestan.
En la retirada, piedras y botellas fueron lanzadas contra los policías, quienes comenzaron otra ronda de gas pimienta contra los manifestantes. Por su parte, los policías iban corriendo tras los vehículos hacia la avenida Muñoz Rivera, donde el tránsito estaba paralizado al nivel de la luz. Sin embargo, pese a que la mayoría de los uniformados ya estaban en los vehículos para abandonar del lugar, varios volvieron a bajarse para formar una línea en la avenida.
Encontrados con manifestantes que aún lanzaban objetos y profesores que instaban a todos a mantener la calma y permitir que la Policía se fuera, las decenas de oficiales volvieron a sus vehículos y se retiraron del lugar.
No obstante, pese a que la refriega en las calles de Río Piedras había culminado, el trabajo comenzaba para muchos que socorrían a los afectados por el gas pimienta. Establecimientos como el periódico Claridad sirvieron de refugio momentáneo para atenderlos.
A las 6:00 p.m. Rivera Schatz hizo sus primeras expresiones sobre la situación que se vivió en Río Piedras. Para el senador, los estudiantes que se manifestaron en su contra a las afueras de la Fundación Sila María Calderón no representan al estudiantado de la Universidad de Puerto Rico.
“Cuando hay gente que quiere agredir, lastimar vandalizar; pues la Policía tiene que intervenir… Yo quiero dejar algo bien claro y yo voy a defender a la Universidad de Puerto Rico, los que estaban allí no son estudiantes de la Universidad de Puerto Rico y los que estaban allí le quieren poner esa etiqueta a los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico. El estudiante universitario es el que va a un recinto a convertirse en un hombre y una mujer de provecho, de bien”, dijo el presidente de la Cámara Alta en entrevista con el programa Lo Sé Todo de Wapa TV.